Sur de Gredos, 2015.

A finales de la temporada montera comienzo a darle vueltas a la idea de volver a Gredos a cazar un macho. Organizo el fin de semana para subir con la familia a la subasta el día 7 de marzo; si se ponen a buen precio bien, y si no, fin de semana en el parador, relax y de paso ver amigos en una zona que conozco bien pues he vivido cerca durante muchos años.

Convenzo a tres amigos más para pujar por ellos y la cosa viene de cara. Fin de semana con buen tiempo y me adjudican cuatro machos en la cara Sur, donde aparte de ser más económicos la caza es más complicada y auténtica. Decido allí mismo con mi hijo y la jefa de celadores, Gloria, que ha sustituido  al mítico Angel Blázquez, que cazaremos los primeros días de Semana Santa, vacaciones escolares, para poder llevarme a mi “escudero”. Otro de los amigos, que ya es algo mayor, cuando lo llamo para decirle que tiene su macho decide que también va a cazar esos días y así vamos juntos.

Tengo ilusión y me pongo durante los días previos un poco a punto físicamente, sin descuidar tampoco las prácticas de tiro con la munición que voy a llevar, las Accutip de 180 gr en el 300WM, en las que tanta fe tengo si se presenta un tiro largo.

Partimos el Domingo de Ramos rumbo a Candeleda, ya que cazamos el lunes, con parada para comer en Trujillo. Tarde de paseo y cervezas divisando arriba el macizo central de Gredos y el Almanzor, con poquita nieve en la vertiente Sur. Tengo buenas impresiones, pués cazaré con Alberto, el celador que me acompañó en mi primer rececho allí por las gargantas de Candeleda. Mi amigo Angel y su hermano se irán a El Hornillo con Gloria. El tiempo se presenta claro, con un anticiclón que promete estabilidad y temperaturas altas.

A las ocho de la mañana nos recogen los celadores,  para subir al cazadero. Formamos el grupo mi hijo, Alberto, César, nuevo guarda de Gredos que procede de la Demanda y yo. A pesar de ser mi tercera subida a cazar allí los machos y haber acompañado a amigos otras cuantas veces tengo cierto cosquilleo al echarme el rife al hombro para empezar a subir. El paisaje de Gredos, cambiante con el tiempo y a pesar de serme conocido, no deja de sorprenderme en todos sus recodos, extasiándome en cada asomada a las dos gargantas que dominamos la subida al Puerto de Candeleda, Garganta Blanca donde ya cacé años, y Garganta Lóbrega, con sus preciosas y empinadas umbrías.





Las diez de la mañana serían cuando un poco por encima sentimos un tarameo y se arrancan dos machos a unos cincuenta metros, que encaro a la carrera, cual lance de montería. Uno es joven y otro podría servirnos. Bajan unos 200 metros y se paran con otros dos que aparecen. Miramos, evaluamos, hay dos bonitos, pero prefiero esperar, seguir cazando y recrearme en lo que estoy viendo disfrutar a mi hijo con sus prismáticos y mochila.



El calor empieza a apretar mientras seguimos la larga subida. La noche ha sido templada y con luna, los machos han estado careando hasta primeras horas y ahora con el calor parece habérselos tragados el piornal. Están ahí, lo presentimos pero pasan unas horas sin ver nada, con asomadas a terrenos escarpados que me cuestan un tremendo golpe en una rodilla, pero por suerte sin dañar el rifle. El dolor se hace casi insoportable a cada paso, apoyado en la horquilla, y mi hijo carga con el rifle. No tengo un miserable ibuprofeno que echarme a la boca; “en casa del herrero…”



Sobre mediodia llegamos a una fuercilla en una atalaya que divisamos bastante terreno y paramos a comer. El jamón de bellota, el queso de cabra, el vino y la charla con gente que tanto sabe de la sierra y la caza  reconfortan a cualquiera que ame esto, aunque se que si me enfría el golpe me va costar sangre seguir andando.

A unos 600 metros divisamos un par de excursionistas que están a punto de coronar el paso a la cara Norte, y justo a unos 80 metros por debajo, sin que ellos los vea, se levanta un grupito de seis machos. Observamos y al cabo del rato se acuestan sobre unas lanchas. Tambien en una vaguada pedregosa a nuestro frente y tras un buen rato de observación, con prismáticos se ven otros cuatro. Con el catalejo dos parecen jóvenes, de unos 7-8 años y otros dos son supermachos, de estos de mas de 250 puntos de los que abundan en la otra cara y aquí escasean mas. Uno de ellos se entretiene a topetazos con un joven. El espectáculo que observo por el scope es inolvidable. Los dientes se ponen largos, pero son demasiado grandes para lo que vamos.



Alberto decide hacer una entrada a los seis del grupo de arriba, pero dando una vuelta sobre nuestros pasos y un rodeo a ver si nos acercamos a distancia prudente de tiro. La rodilla parece que fuese a estallarme, pero la emoción me hace apretar los dientes y olvidarme y así pasa una hora larga hasta que asomamos y volvemos a verlos tranquilos, casi en la misma posición que estaban. Tres en una piedra redonda grande a la derecha y otros tres en una lancha plana veinte metros a la izquierda. Estamos aún lejos y volvemos a mirar para ver si nos valen. A mi ante todo me gusta que sea viejo, y eso parece el de la izquierda, aunque se me antoja mas corto de mis perspectivas. Hay otro que me parece mejor, pero dicen que n, que no llega a diez años y que todo lo que tiene lo “está enseñando”. La distancia de tiro sigue siendo exagerada y nos aproximamos muy lentamente hacia unas piedras que parecen ofrecer buen apoyo. El viento lo tenemos de cara y aunque el macho objetivo parece mirarnos fijo y de frente, el grupo sigue sin inmutarse.

Sentado en una piedra, con la pierna dañada estirada y el macuto de Alberto encima de otra piedra, la posición de tiro es excelente, casi similar al banco y la silla de poner el rifle a tiro. La distancia en el telémetro es de 280 metros y respiro, apunto, respiro…
Siguen acostados, me dicen que espere, que tumbado y de frente es poco blanco.
Me vuelven a entrar las dudas de si será ese el mejor del grupo.
Van a silbarles a ver si se levantan y vuelvo a encañonar al objetivo.

Ahora si, el blanco es bueno y disparo. El eco retumba rebotado por las paredes pétreas del Risco del Fraile y los Tres Hermanitos. El macho está tocado e inicia una carrera ascendente con parte del paquete intestinal fuera. Cuando se detiene me ofrece el flanco y ahora si, ahora es cuando veo la magnitud del trofeo que escondía su forma de lira.
Apunto de nuevo a la parte alta de la paleta y el disparo lo hace caer como un toro al descabello.

Felicitaciones de los guardas y el abrazo de mi hijo. Son casi las cuatro de la tarde. El terreno hasta donde está se me hace ya muy cuesta arriba, pero estoy feliz, porque ahora si voy convencido del gran macho que he cazado.



Como siempre los guardas son los que tienen razón y el macho, de larga cornamenta es incluso mejor de lo que suponíamos y supera los que ya tenía.
Nuevas felicitaciones y sesión fotográfica de rigor, que a la postre valoro casi más que los trofeos colgados en el salón.









Casi dos horas de descenso hasta el Land rover torturado por el dolor de la rodilla, pero recibiendo una grata noticia cuando llegamos al pueblo casi anocheciendo.
Mi otro amigo también ha conseguido cazar su primer macho montés, que colma sus expectativas, con lo que la celebración acompañados de la guardería será larga y festiva, despidiéndome al día siguiente de esta tierra que tanto me cautiva y a la que espero volver este otoño acompañando a los amigos que tienen pendientes sus permisos.

Buah¡¡¡ Impresionante crónica y documento gráfico. Que categoría es el macho?? A1? A2?.

Enhorabuena por el resultado y sobre todo por las formas. Espero que tu rodilla se recupere.

Saludos

Que envidia Dios mio!! Paisaje precioso,bien acompañado,rececho trabajado , sufrido y bien rematado con un bonito ejemplar con dos disparos validos ,en fin el Summun

ENHORABUENA compañero

Genial la crónica! Enhorabuena amigo

Fenomenal Mariano, ! Enhorabuena !,! Joer ! el cabro es precioso, es perfecto, me encanta.
A tu escudero, lo tienes ya totalmente enganchado ! qué gusto !
La crónica y el reportaje a la altura de la experiencia ! bestial !

Enhorabuena y gracias por compartirlo

ESPECTACULAR!!!!

Estupenda crónica y espectacular macho. Enhorabuena, Mariano!!!

Envidia de la mala, tengo.

Excelente crónica. Muchas gracias por compartir

buena crónica, buenas fotos, buen lance y mejor compañia...

que envidia dios mio...

Acojonante todo Mariano, todo.
¡Enhorabuena!

Enhorabuena, Mariano. Qué bien te lo has tenido que pasar!!! Preciosas fotos y magnífico trofeo. Un fuerte abrazo.
P.D. Para la próxima, llevate el "chico" verás como también caen.

Enhorabuena Mariano!!! Por todo, crónica, fotos.... una gozada

enhorabuena mariano, gracias por compartir esta gran caceria

Enhorabuena Mariano, relato, trofeo y fotos de 10 y en compañía del chaval, poco mas se puede pedir.
Un saludo

Grande Mariano!! Buen aparatole arracanste a esa preciosa sierra poco mas se puede pedir buena compañía del chaval haciendo escuela y perfecta cronica!!!!

Saludos
Pd: yo no feo las fotos

Enhorabuena Mariano, magnífico relato, como siempre. Qué ganitas tengo de ir a Gredos.....
PD: LAS FOTOS NO SE VEN

Magnifico el macho y el relato, gracias por compartirlo.


Pd. yo veo las fotos

yo tambien veo las fotos... Mirad a ver si el navegador que teneis os bloquea las fotos!

Bueno, pués muy agradecido por vuestros amables comentarios.

El macho aún no lo hemos medido, pero en verde da plata muy alta, que seria oro con el baremo que cambiaron hace tres años; pero no es para mi eso lo importante, sino la forma de cazarlo, que es bastante viejo y que la cornamenta, a mi modesto entender es preciosa y la típica de Gredos.

Luego la jornada completa e intensa de caza, el decirme mi hijo que es el día mas bonito que recuerda (tanto que quiere abrir su hucha para recechar una hembra que estuvo apuntando), esos tiros largos que tanto me gustan y el entorno mágico del Macizo Central de Gredos...  
Todo eso hace que para mi hayan sido dos días inolvidables, y si no, la dichosa rodilla, aunque mejorando, se encarga de recordármelo con sus pinchazos.

Jonas, tengo que decirte que fuiste del foro el primero en tener la primicia, como amigo que te considero y al que estoy deseando ver pronto. Por tanto viste algunas fotos y no tengo inconveniente en mandarte lo que no veas. Por cierto, las fotos están hechas con simple móvil chino, un Huawei de esos que tiene mi hijo y cuya calidad al pasarlas al ordenador me ha dejado absolutamente sorprendido. Creo que no vuelvo a cargar en mi vida con el peso de una cámara en el zurrón.

Y animo encarecidamente a quien le pique el gusanillo a intentarlo. No es una caza barata obviamente, teniendo en cuenta que es la especie emblemática de la caza mayor en España por su singularidad, pero ni de lejos son los disparates de antaño y yendo directamente a la subasta se puede coger un macho que siempre será de mas de diez años,  y por lo tanto un buen trofeo,  en la cara Sur cuya caza es más complicada, por menos de lo que alguno pudiera estar  pensando. Ya os digo que esta temporada seremos cuatro los que cazaremos.

De nuevo gracias a todos.
 

Enhorabuena, buenos machos loquera cazasteis

Enhorabuena! Excelente crónica, gracias por compartir la experiencia. Espero que lo de la rodilla haya sido sólo el golpe.

Quizás haga un experimento de esos en Noviembre!