LA HORA DE LAS NAVAJAS
Dado mi amor por las armas blancas, cuando en las cacerías llegaba la hora del taco, yo la llamaba “la hora de las navajas”, pues indefectiblemente era la herramienta que salía de todos los bolsillos, y la que trabajaba para calmar el hambre. De ahí el nombre de este hilo.
Cuando llegaban esos momentos, en especial en la caza menor, en los primeros momentos mandaba nuestros estómagos, mientras que esto duraba, las charlas iban de cómo había ido el día, de como se largó ese conejo mientras el olivo se llevó la plomada del veterano, este defendía su fallo con excusas que eran el pitorreo de la cuadrilla, y mientras mas hablaba a su favor mas chanzas a su costa, las risas sonaban en todo el campo y con ello la fauna se alegraba y descansaba de nuestro acoso, y así hasta que alguien sacaba otra anécdota y vuelta a empezar.
La barriga se iba llenando del chorizo de cantinpalo de Manolito, de los chicharrones que le había mandao su cuñao a Joaquín, de la morcilla serrana que se había agenciao el Lele cuando fue a la Sierra la otra semana, y de… “haber que se ha traído el señorito de la capital, seguro que cosa fina pa deleitarnos”, eso suponía que servidor sacaba unas gambas blancas de Isla Cristina, un papelón de jamón de pata negra y un queso viejo que olía a un kilómetro.
Todo esto se regaba con buen mosto de la zona donde estábamos, en este caso El Condado de Huelva, además de algún que otro exquisito blanco de garrafa que sacaba cualquier otro del morral. También aquí me achuchaban con lo mismo… “ anda sevillano, sácate del pie del olivo la bolsa de plástico que metiste esta mañana”; cuando llegaba por la mañana, sacaba del coche una botella de Ribera del Duero de garrafa que me mandaba un amigo desde Zaragoza, y que estaba de bueno… que ya quisieran muchos vinos actuales de muchos € la botella estar como aquel, la sacaba del coche y la metía en el pié de un olivo para que no le diera el sol y para que cuando llegara la hora de las navajas estuviera entre los 10 y 15º que hacía por aquellos lares.
Y es en ese momento en que la barriga ya no te apura, y en el que el vino manda sobre la lengua, cuando salen otras historias de algunas de las cosas que pasan en cualquier pueblo de esta Andalucía nuestra, historias que ya son conocidas por todos los parroquianos de la taberna del pueblo.
Estas en concreto sucedieron allá por los 80, el lugar y los protagonistas ya los he presentado, no son historias de caza son historias de gentes de pueblo, por tanto el que quiera seguir leyendo avisado está. Las cuanto tal y como las escuché… según mis recuerdos.
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Larga uno de la cuadrilla:
- ¿ Os habéis enterao de lo que le ha pasao al Anselmo ?
- ¿ A que Anselmo, al de la Manuela?.
- ¡ Que va, al de la Juanilla la gorda!
- Cuenta c.ño y nos enteramos tos.
- Si es que no os enterais de na de lo que pasa en el pueblo.
- Claro joé, es que yo no soy tan borracho como tú, que estás toa las tardes en la taberna y no pierdes puntal.
- No, voy a ser como tú, que te pasas a cotillear por la barbería, y el barbero cuenta lo que le conviene. Como es familia del cuñao del Anselmo, mira como no ha contao na de él. Bueno va. Ya sabéis que el alcalde le debe algún favor al Anselmo, y este sa quedao sin trabajo, así que se lo pidió al alcalde, pero como tiene la plantilla completa con la gente del campo y las peonás, po pa no dejarlo desamparao a él a la mujé y a los chiquillos, habló con D. José el terrateniente, y como este le debe favores al alcalde, le dijo que lo mandara payá pa darle trabajo en una de sus fincas. Allá que se fue a echar mano, y se puso a las ordenes del capatá de la finca, que es hombre formal y cumplío.
Bueno pos a los pocos días, fue el capatá a hablar con su jefe, y le dijo que el Anselmo le estaba revolucionando al personal en el campo y que trabajaba poco con tanto hablar, así que D. José llamó al Anselmo y le dijo que se dejara de charla y que trabajara. Pero a los pocos días, otra vez el capatá le fue con la misma a D. José y le dijo que no lo quería en la cuadrilla, así que este mandó llamar otra vez al Anselmo y lo mandó a las naves a trabajá, pero tate, a los pocos días estaba allí el encargao de las naves dándoles las quejas a D. José, igual que el capatá, que el Anselmo le revolucionaba al personal con las cosas de la política y que no lo aguantaba mas. Otra vez lo mandó a llamar D. José, y mirando por el favor que le debía al alcalde, le dijo al Anselmo : Mira, a partir de hoy te vas a ir a tu casa, y no vas a venir a trabajá, tu te vienes to los días a las 9 de la mañana, buscas al manijero y este te paga el jornal diario y te vuelves pa tu casa.Y el Anselmo se fue sin mas, y todos los días iba a por el jornal sin dar palo al agua, pero pasaron dos semanas y vino el manijero a ver a D. José, y le dijo: D. José, que ahí está el Anselmo que quiere hablar con usté. El señorito hizo pasá al jodío Anselmo y le preguntó que quería. ¿Y sabéis lo que le dijo er mu c.brón? os vais a quear helaos, se le dijo así… con toa la cara:
-D. José, que pensando yo en el lío este, ¿Qué pa que perdé el tiempo y vení to los días a por el jornal?, mejor vengo el viernes y cobro el jornal de toa la semana.
Todos los presentes meados de risa y el otro que quería hablar y no lo dejabamos con tanto reir.
- ¡¡Manda cohone, er mu cabr.n!!. ¿Y que le dijo D. José?.
- D. José lo mandó a tomá por cul. y le dijo que no quería verlo mas por allí, después llamó al alcalde pa contarle el lío y que por lo que lo había echao.
- Desde luego, hay gente que no sabe lo que tiene, o está mu mal de la cabeza, al Anselmo este le viene la cosa de su puñetero abuelo, que durante la guerra no paró de dar por saco hasta que lo apiolaron, aunque eso fue una salvajá de los ricos del pueblo liaos con los camisas azules, que no era la cosa como pa meterle una bala en el cuerpo… con que lo hubieran metío preso.
Algo de silencio para pensar en el Anselmo ese… y en lo de su abuelo. Pero enseguida salta otro y… .
- Oye Lele, ¿a que no sabes lo que le pasó a tu primo el constructó, el del pueblo de al lao?.
- ¿Lo de que le ha salió una hija preñá?.
- Quita quita, otro que saca las cosas de la barbería y no se entera de na, a ver si vas a la taberna y te enteras, que andas por la vía como el que escucha los telediarios, que no cuentan mas que mentiras. ¡¡Lo del Rocío cohone!!.
- ¿Qué pasó en el Rocío?.
- Tu ya sabes que la cosa le va mu bien a la familia, que llevan años construyendo por los pueblos, las playas, El Rocío y mas, po como llevan tiempo que querían hace una carriola mas grande, porque las niñas alguna tenía novio, y los otros niños chicos crecen, total que los hermanos decidieron hacé una carriola mas grande pa ir al Rocío, y llamaron al que le hace los planos de las casas pa que les hiciera los planos de cómo sería la carriola.
Bueno, cuando lo tuvieron claro, empezaron a construirla en el corralón que usan pa dejá el material de las obras, que bien grande es. Pos en medio del corralón se empezó a construir la carriola, como está to tapiao, nadie podía verla, y ellos na mas que darle a la lengua por el pueblo de que iba a ser la mejón carriola que pisara er Rocío, hasta refrigerá iba la jodía. To el año construyéndola, y cuando se fue acercando la romería, la adornaron a mas y mejó, y le metieron dentro de lo mejó de comé y de bebé.
Llegó el día de la romería, y le engancharon el tractó pa sacarla del corralón pa incorporarse a la fila de carriolas de la hermandá del pueblo, ¿y que te crees que pasó?.
- Conociendo a mi primo… cualquier barbaria.
- Pos que la carriola mucho diseño, mucho plano, mucho to en su sitio, mucho hablá…. ¡¡un m.jón pa tos ellos!!, LA CARRIOLA NO CABÍA PO LA PUERTA DEL CORRALÓN ni de ancha ni de alta, media mas de una cuarta mas de ancha que la puerta y casi medio metro mas de alta que el arco. Si serán brutos que no habían medio la puerta por donde tenían que sacarla, así que viendo que la hermandad se iba sin ellos, y todos riéndose de la supercarriola y de tu gente por la ocurrencia de no medir. Y tu primo cabreao que se montó en la pala mecánica y tira uno de los postes de la entrada llevándose por delante una hoja de hierro del portalón y además se cayó el arco de obra que va de un poste a otro y por poco lo mata, menos mal el techo de la pala que quedó to bollao. Vinieron los municipales y dijeron que había multa por hacer todo eso sin licencia de obra, por peligro público y por otro porrón de cosas, asi que apañaos están.
Pero eso no es lo mejó, cuando llegaron a la raya real y entraron po las arenas, se cargan el motor del tractó, la transmisión y yo que se que ma cosas. La han hecho tan grande que el cacharro ese no podía con ella en las arenas, así que tuvieron que buscá un tractó mayor en los pueblos vecinos pa seguir pal Rocío. Asin que ahora andan buscando un tractó mas grande pal año que viene. Anda que tu primoooo… y eso que no es de Lepe.
Mas risas y guasas con el primo del allí presente, ya salieron poniéndole faltas a algunas de las construcciones que había hecho por la zona… “y es que es mu bruto tu primo”.
-Oye y hablando de otra cosa, ¿¿que pasó con el Juanón la semana pasá??.
-Ese es otro ejemplá, pa echarle comía aparte, po que estaba en la taberna como toa las noches, y los de siempre decidieron gastarle una broma aprovechando las pocas luces que tiene el bueno de Juanón, que to lo que tiene de grande lo tiene de tonto el pobre. Unos cuantos le hicieron la cama hablando del miedo que da pasar por el cementerio de noche, y mas las noches de tormenta como la que se avecinaba ese día, y que si que miedo andar por allí, que si ni por todo el oro del mundo iba yo allí, pos ni yo tampoco, que si patatín que si patatán, pero el Juanón no entraba al trapo. Así que uno de ellos le dijo :
- Oye Juanón, ¿tu pasarías la noche en el cementerio esta noche?.
- ¿Por que no?, si hay dinero por medio me metía dentro un rato, allí no te va a pasar na, los que hay allí no molestan a nadie, solo molestan los vivos.- no sabía aún Juanón la razón que tenía-.
- Pos yo me juego contigo 1.000 pesetas a que no te quedas allí un rato esta noche.- y ahí el Juanón entró al trapo viéndole la punta a la cosa, y como algo de avaricioso tiene, respondió-.
- Por 2.000 pesetas me salto la tapia del cementerio y me queo allí una hora.
- ¡Hecho, esta noche pal cementerio en cuanto pase la media noche!.
Y en eso quedaron los truhanes con el pobre Juanón, que no sabía lo que le esperaba… ni los otros tampoco.
Pasadas las 11 y media, salió Juanón de su casa con un paraguas pues caían chuzos de punta y se encaminó pal cementerio, por el camino se encontró a un par de parroquianos que venían de la taberna ya puestos al día de la broma que le iban a gastar esa noche los graciosos de turno.
- ¿Ya vas pal cementerio Juanón?, ni por un millón iba yo allí ahora, estás loco.
- No vayas hombre, no se vayan a molestar los muertos y se te lleven, y mas como está la noche.
Pero Juanón con una inocente sonrisa en los labios siguió su camino, iba a ganarse 2.000 pesetas en una hora.
Y llegó poco antes de las 12 a la tapia del cementerio, tronaba como si una guerra se librara en el negro cielo, los rayos se veían bajar y perderse entre los árboles en el horizonte, el paraguas ya casi no le servía, pues estaba empapado de cintura para abajo, el viejo pantalón de pana estaba pegado a sus piernas, pero nada, en un minuto saltaría la tapia y en otro rato se iría pa casa… y mañana a cobrar.
Saltó la tapia el Juanón a las 12 por su viejo reloj, y tal como se encontró dentro se fue en busca de la tumba de su padre, pensó que así estaría mas a gusto al estar con alguien que había querido mucho. Y encima de ella se sentó el Juanón, y tal como se sentó, empezó a hablarle al padre como si estuviera allí presente, así se le haría mas corto el tiempo se pensó el hombre.
Los bromistas habían visto escondidos la maniobra del salto de la tapia, y esperaron hasta que entre truenos y relámpagos el Juanón tomara conciencia de donde estaba, así que pasado un bien rato, empezaron ha hacer algunos ruidos raros, como de voces lejanas, pero el Juanón estaba tan en lo suyo de hablar con su padre que entre eso, el agua y los truenos, no se enteraba del voceo de ultratumba de los otros pa meterle miedo. Estos cada vez subían mas el tono de sus voces y empezaron también con algún cántico tétrico, pero nada, el Juanón a su charla con la lápida.
Así la cosa, se empezó a oír otra voz, pero esta dentro del cementerio, la voz sonaba como un espíritu lejano, pero que se acercaba, los que estaban fuera se acojonaron, pues esa voz no era ni ellos ni del Juanón, a estas alturas ya le habría echado mano el muerto ese al Juanón, pues se escuchaban gritos de este pero no se entendían bien con el agua, así que uno tuvo la osadía de regincharse y asomarse por encima de la tapia a ver que pasaba dentro. Cuando vio lo que pasaba salió corriendo pal pueblo por el camino del cementerio y no se acordó ni de los que estaban escondidos, estos al verlo salieron corriendo detrás y llamándolo, pero no tenían forma de cogerlo pa enterarse de lo que había visto a pesar de que se saltaban los charcos de dos en dos, y de pronto escucharon mientras corrían como un trote y un relincho, y mas se asustaron, pues pensaron que el Diablo venía a caballo a por ellos como castigo por haber molestado a los muertos, al pronto pasó junto a ellos un caballo negro relinchando que por poco se mueren del susto, el jodío caballo se creyó que era el Furia ese de la televisión con tanto correr y relinchar, hasta que se metió por una estacada cercana y se perdió en ella. Ya en la entrada del pueblo pudieron coger al olímpico, y este largó casi sin resuello:
-Lo ha cogío, lo ha cogío...al Juanón lo ha cogio un muerto, y tiraba de el pa dentro de la tumba, el Juanón lloraba y decía : ¡Por Dios padre suéltame, que aún tengo que criar a tus nietos!, y quería levantarse el pobre hombre pero el muerto lo tenía bien agarrao, y mira que es fuerte y grande el Juanón, pero no podía levantá el culo de la tumba esa, el muerto no lo soltaba.
Después de todo este lio, pensaron que hacer, pues irle a la viuda del Juanón a contarle que su mario lo había metío un muerto en su tumba y to por culpa de la broma que ellos habían planeao, igual hasta cárcel tenía la cosa, y así estaban compunjidos pensando en la desgracia para todas las familias, en la familia del Juanón, en la bronca de sus mujeres por la leche de sus jodias bromas, y sin saber que hacer. De pronto, ven venir a todo correr una sombra entre la lluvía, y se acojonaron pensando que era el muerto que venía a por ellos para vengarse de lo del Juanón, que igual quería hacer justicia con ellos. Pero pronto vieron que era el Juanón el que venía y eso les alivió el cuerpo a los muy tunantes. En cuanto llegó el hombre le preguntaron que había pasao allí dentro, y este les dijo:
- ¡Pos lo mas grande!, que pa pasar mejor la hora allí dentro, me senté en la tumba de mi padre, y allí me puse a hablar con él como si vivo estuviera, y al pronto empecé a escuchar una voces que se acercaban entre la lluvia y los truenos, y me asusté al pensar que otro muerto se había molestao, y me entró el canguele e intenté levantarme, pero no podía, algo me tenía agarrao por el pantalón y no podía levantarme, ¡¡era mi padre que me quería con él!! y eso si que me asustó, bien agarrao que me tenía, como pegao a la lápida.
- ¡Lo veis como era verdad lo que ví!.-dijo el que se asomó a la tapia-. Y continuó el Juanón:
- Eso pensé yo, y de pronto apareció la figura de la voz ante mi, que yo no lo vi venir preocupao porque mi padre me tenía agarrao y yo no quería ni mirar patrás pa no ver la cara de mi padre tirando de mi, y allí mismo, apareció el sepulturero, que según ma dicho luego se había quedao dormio esa noche porque se había bebio una botella de aguardiente por el frio y la lluvía, y no se había ido a casa por no tener paraguas. Eso me dio fuerzas y ya pegué un arrancón grande, y sentí como se rompía el bolsillo de atrás del pantalón, vamos que me he cargao el pantalón, pues al sentarme sin darme cuenta arrastré el culo por la lápida de mi padre, y se ve que deformao por la lluvia el bolsillo se metió por el pico de la lápida, y entre eso y el mieo que tenía me faltaban las fuerzas y no atinaba a levantarme. Menos mal que se ha roto y que vi al guarda medio borracho, que por cierto, ahora vendrá pal pueblo, pues le ha dejao el paraguas pa que no se moje el pobre, que viene mu despacio y de vera a vera del camino por la resaca. –darle su paraguas al guarda, las cosas del buenazo de Juanón-.
Ya mas calmados, los presentes se miraron unos a otros, y decidieron no contar na de lo que había pasao, y pa compensar al Juanón le dieron 10.000 pesetas, pa un pantalón nuevo y pa que se callara la boca, pues este pocas luces tenía y era capaz de contar la cosa en la taberna, y los listos no querían cachondeo a su costa, ni broncas con las parientas.
Muy contento se fue el Juanón para su casa y los demás también, pero en lo que no cayeron era que cuando el guarda se serenó y pensó en lo que había visto y oído, ató cabos y el mismo día después ya había largao en la taberna lo ocurrido y lo de la marathon nocturna por el camino del cementerio. Y es que en las tanbernas to se sabe, y lo que no se sabe se inventa… porque cuando el río suenaaaa.
¡Bueno, y si guardamos las navajas, dejamos de rajá pa darle una manita al campo, que aún quedan tres horas de luz!.
Las cosas de esta Andalucía nuestra, que nunca deja de sorprenderme por mas años que cumplo. Espero que los que hayan llegado hasta aquí, se lo hayan pasado bien.
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LA CHIMENEA
Tema: La hora de las najavas. 
Jue 10 Sep 2015, 22:33
