Las aves urbanas se vuelven agresivas
El Ayuntamiento retiró de los tejados 549 nidos, 709 huevos y 589 pollos de gaviota en la última campaña SUSANA BAQUEDANO- GIJÓN 27 agosto 2016
¿Quién no ha tenido que esquivar el vuelo rasante de una paloma o gaviota mientras camina por el centro de Gijón? Algunos, no pocos, incluso habrán sentido pánico ante la posibilidad de que Alfred Hitchcock fuese un visionario en su película 'Los pájaros'. Lo que en principio puede sonar a broma exagerada pudiera no serlo tanto. Un estudio publicado en la revista científica 'Biology Letters' ha concluido que los ritmos de vida humanos hacen que las aves urbanas se estresen más, lo que produce un aumento de su agresividad a la hora de defender el territorio.
En dicho estudio científico, realizado por investigadores del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (EE UU), se compararon machos de gorrión melódicos tanto de ciudad como de campo en diferentes zonas rurales y suburbiales de la región de New River Valley, en el estado de Virginia. Para ello, reprodujeron una grabación del canto de un gorrión melódico en cada espacio objeto de análisis y observaron las reacciones de los habitantes de la zona ante la intrusión. En aquellas áreas más urbanizadas, los gorriones comenzaban a batir sus alas cerca del altavoz mientras se unían al ruido fuerte del mismo y posteriormente iniciaban un canto más apagado, que según los investigadores se podría asociar a una señal de ataque inminente. Sin embargo, al hacer este mismo experimento en las afueras, los gorriones de campo reaccionaban con menos agresividad y no se alteraban tanto.
«Las gaviotas llegan a atacar por un pincho»
Este estudio sugiere que el comportamiento de los pájaros urbanos se debe a que, al vivir entre humanos, cuentan con menos espacios, pero poseen más recursos para defenderse. Además, la ciudad les proporciona mejor alimento y refugio, lo que acarrea una mayor competencia a la hora de hacerse con los recursos, que son más limitados.
La investigación apunta que, de acuerdo con las estimaciones de la ONU de que la población mundial alcanzará los 9.600 millones en 2050, es preciso analizar las variaciones de comportamiento de las aves ante la expansión del ser humano con el fin de garantizar que las ciudades sean espacios 'amigables para la biodiversidad'. Según la ONG SEO/BirdLife, las aves urbanas han perdido un 18% de sus efectivos en los últimos 20 años.
En Gijón, las gaviotas, en particular la gaviota patiamarilla (Larus michahellis), constituye un problema debido a la utilización de los edificios urbanos como lugar de nidificación y cría. Este problema se detectó a principios de la década de 1990, y desde el año 1996 el Ayuntamiento desarrolla campañas anuales de retirada de los nidos y los huevos en el casco urbano, como método para contener la expansión de la colonización de la ciudad y controlar y reducir la población de gaviotas.
La retirada se realiza durante la época de nidificación e incubación de los huevos, que tiene lugar entre los meses de mayo y julio. Según los datos que recoge la página web municipal, entre mayo y junio de este año se han retirado de los tejados de la ciudad 549 nidos, 709 huevos y 589 pollos de gaviota patiamarilla, lo que supone un total de 1.298 descendientes. La campaña se llevó a cabo por la empresa Tema 3 -contratada para tal labor- en un total de 391 localizaciones diferentes.
Tanto en Gijón como en otras ciudades costeras de Asturias -en Avilés el problema también es creciente-, las gaviotas han expandido su hábitat desde los acantilados hasta las ciudades, donde encuentran, al igual que otras aves como las palomas, alimento gratuito y abundante, así como espacio en los tejados de los edificios para hacer sus nidos y criar a sus polluelos.
Esta situación origina numerosas molestias a los ciudadanos: sus excrementos ensucian la vía pública, deterioran edificios y mobiliario urbano, además de los ruidos que se producen durante la época de reproducción.
Progresiva estabilización
Las gaviotas han colonizado prácticamente la totalidad del casco urbano de Gijón. No obstante, según el Ayuntamiento, la tendencia de la población basada en las 633 parejas detectadas y el número de nidos retirados apunta «a una progresiva estabilización».
Al igual que las gaviotas, las palomas son aves perfectamente adaptadas al medio urbano. En 1996, el Ayuntamiento gijonés realizó un primer censo de las palomas de la ciudad, estimándose la existencia de entre 2.500 y 3.000 ejemplares. Posteriormente, en el año 2005 se estimó que existían unas 5.000 palomas concentradas en diversas zonas donde diariamente son alimentadas con pan, arroz, maíz e incluso pienso para aves por un número elevado de ciudadanos.
Para evitar un crecimiento incontrolado de estas aves, en 2006 se comenzaron a realizar campañas anuales de control de la población en zonas verdes y espacios públicos de la ciudad. En octubre de 2012, se elaboró un nuevo censo de palomas en el casco urbano con el objetivo de evaluar la población de palomas y comprobar la eficacia de las campañas de control desarrolladas hasta la fecha. El resultado es que la población de palomas en Gijón ha experimentado un acusado descenso pasando de las 5.000 del año 2005 a unas 1.900 palomas en la actualidad.
FUENTE EL COMERCIO DE GIJON
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