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 No es fácil ser montero.

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Juan Lobón
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MensajeTema: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeJue 06 Abr 2017, 17:18

Empecé a escribir estas historias a finales del año pasado cuando Antonio 7RM me las recordó por haber llevado él de caza a su parienta, y las iba a subir al foro antes de Navidad, pero como a veces suele pasar, las empecé escribir y las dejé pendiente, y la cosa se va dejando se va dejando y… bueno, aquí están, espero os gusten. No he cambiado nada del principio, solo las he continuado hasta terminarlas.

La vuelta a la montería de nuestro querido compañero Antonio, y sus advertencias a su querida Isabel, me han hecho recordar este par de historias que hoy os cuento. Todos los que me conocéis en el foro, sabéis de mi impenitente sentido del humor, que a casi todo le saco punta como buen andaluz, pero en estas dos ocasiones, poco de eso habrá. Aclaro que ambas historias sucedieron en los 80.


                                                     -NO ES FÁCIL SER MONTERO-


Rara vez he doblado puesto con alguien, y las pocas veces que he aceptado, era porque sabía que iba a disfrutar más con esa compaña que yendo solo. Si no, no me merecía la pena la cacería. Pero como las cosas pasan porque tienen que pasar, porque así lo dispone El Creador y no hay mas que lo que Él dispone, pues… pasan las cosas que pasan.

Casi toda mi vida cazadora he alternado la menor con la mayor, y eso me daba ocasión de compartir las cosas de ambos mundos, porque curiosamente las cuadrillas de menor que yo frecuentaba, todos ellos solo iban a la menor, y los de mayor rara vez iban a menor.

A veces alguno de los compañeros de partida de menor, durante el taco, me pedía que contara cosas monteras, pero casi siempre me interrumpían con los lances de la menor que alguno sacaba entre medio, y yo la verdad, les seguía el traste de las patirrojas y de los malditos roedores y no insistía en terminar de contar mis experiencias monteras.

Pero como cuando la vida transcurre tranquila, viene el de arriba y te pone algo para sacarte de tu letargo, pues en una de esas salidas, el más viejo de la cuadrilla me suelta:

- Oye Paco, tengo un muy buen amigo, que tiene interés en iniciarse en las monterías, y quisiera asistir a una para ver el ambiente y si le merece la pena “meterse” en el lío. Ya sabes, comprar rifle y demás pertrechos.
Como lo ví venir, le dije que con su escopeta y balas, podría tantear alguna, y más adelante si la cosa “lo llamaba”, meterse en el berenjenal. Pero no cejó en su empeño :

- Le he dicho a mi amigo, que en la cuadrilla tengo un amigo montero, y que hablaría contigo a ver si lo llevabas a alguna este año.

- Tú ya sabes que yo monteo solo, ya lo he dicho algunas veces, que no me gusta que nadie me sople en el cogote mientras estoy disfrutando de los meneos del monte, que eso no es la menor. Cualquier cosa tira por tierra un lance, y más si es un novato el compañero, si lo conozco le meto las cabras en el corral, pero si no tengo confianza y me esmocha un lance y me cabreo, igual lo corro a tiros por la mancha. Así que nada de llevar novatos desconocidos al puesto.

Además, que es un riesgo muy grande si por desgracia sucede un accidente -le dije eso para meterle un poco de canguele, y que él se lo metiera a su amigo a ver si así desistía-. Pero nada, dale que te pego mi amigo me aseguraba que era un hombre mayor, muy consciente y tranquilo, y me perjuraba que no sería ningún estorbo. Se puso mas pesado que el del chiste del tío de la pluma.

Así que le dije que solo tenía una a la cual podía asistir, una que se daba el 24 de Diciembre y que no garantizaba que regresaríamos a casa para empezar  la cena de Navidad (a ver si así se rajaba el novato). Esa montería me la había regalado un perrero amigo, y no iba a ser ni buena ni mala, pero por el compromiso tenía que asistir, aunque yo le dije a mi amigo que sería malísima y que no debía perder el día además de  llegar tarde a la cena navideña, y que encima la cosa solo iba de guarros, porque venados había pocos y regulares. Todo eso le dije a mi compañero de partida, a ver si así se derrengaba el otro. Y tan feliz me las prometía yo con que aquello se había terminado allí. Ya dije que cuando El Jefe…etc.

Al día siguiente a las 9 me estaba llamando mi colega para decirme que a qué hora y donde quedaba con el otro.

El día de marras a las 6,00 H. de la mañana, monto en el viejo Land Rover al “futuro” montero, casi me doblaba la edad. El hombre, muy correcto y educado, habló lo necesario en el viaje, y yo, entre el traquetreo del espartano vehículo, y para quitarle mas las ganas, le di un sobeo verborreo de lo que podía y no podía hacer ni en la junta ni en el puesto (no sé si tanto como le dio Antonio a Isabel…jejeje), pero el hombre fue bien servido, porque me dijo que le recordaba a su sargento en la mili, cosa que tuvo su gracia.

Llegamos a la finca en la Sierra Norte de Sevilla, y sin más, le presenté a algunos conocidos, y al perrero amigo, el cual me sonrió en cuanto vio la compaña, sabiendo él mi animadversión a ir acompañados y mas con desconocidos, y con mucha guasa en un aparte, me soltó lo contento que se me veía con mi “padre” de compañero. El hombre de mientras hizo alguna amistad con algún montero, los cuales intentaban darle consejos, mientras él les decía, ya me ha dado la vara Paco todo el camino, me ha dicho eso y mucho mas, así que me pegaré a él todo el tiempo y que sea lo que Dios quiera. Y eso mismo fue… lo que Dios quiso.

Migas, café, anís, sorteo, las advertencias de rigor, la Salve, y  pal puesto andando con los archiperres, que por una vez y para romper mis parcas costumbres, cogí todo lo que llevaba en el maletero para sumar al desaliento del novato, pues al puesto que nos tocó, era difícil llegar en esos años.

Ya en el puesto, distribuí  el “material”,  le dije que aprovechara el banquito con el que el mismo había cargado. Nunca llevaba al puesto aquel maldito banquito plegable de patas de madera que pesaba un quintal, y que jamás había yo catado intuyendo su incomodidad e inestabilidad, pero lo llevaba al puesto siempre que me tropezaba en alguna montería con el amigo que me lo había regalado. Aquel día no estaba allí ese amigo, pero hice cargar con él al pobre hombre. Pero “ el de arriba” no iba a dejar sin castigo a quien castiga sin motivo… así queeee.

Temiendo eso, quise compensar a mi acompañante haciéndole ver la hermosura del campo montuno a esas horas de la mañana, tan diferente de las lisas tierras de caza menor en las cuales cazamos en estas latitudes la menor. Y empezó el ruido en el monte, poco, pero algo había. Intentaba explicarle lo que esos ruidos significaban, las ladras, carreras, huidas, flojeos de perros, agarre no se escuchaba ninguno aún… y por ahora me iba  saliendo con la mía porque mis previsiones se cumplían… por allí no pasaba ni el Tato que se hubiera perdido.

Aclaro que el puesto estaba junto a un chaparro, de espaldas a un tacón de monte de unos 3 - 4 mts de altura que estaba a unos 6-7 mts de nosotros, y que tenía un tiradero idóneo para mi express, no mas de 70 mts de largo donde se cerraba el monte, y unos 40 de ancho y con pendiente cuesta abajo, y a derecha e izquierda monte bajo y cerrado con algunos arbolillos de diferente madre.

Aquello transcurría con mas pena que gloria en mi puesto, y para mi sorpresa, mi acompañante parecía estar mas atento al campo que yo, era claro que desconocía lo lejos que estábamos de poder apiolarnos un guarro, pero el hombre tenía una cierta ilusión. Varias veces habíamos escuchado jaleo por la parte alta del tocón, pero algo lejano, el tiempo transcurrió muy lento para mi gusto, pues estaba deseando largarme.

Ya quedaba poco para que aquello acabara, y yo me había relajado sin esperar cortar pelo, pero se animó la cosa, y otra vez por encima del ribazo aquel, y por el ruido y las ladras parecía que se acercaba, así que escucharíamos pasar la fiesta por detrás como las otras dos o tres veces pasadas, y ya está… ¡¡¡ JA-JA-JA ¡!!.

Ambos de espaldas al tocón, por un momento, nos distrajo una ladra que venía del puesto de al lado,  y sin más, un ruido raro que no nos dio tiempo a identificar, siento un empujón que me deja caer y me tira el express a tierra, mi acompañante era el que me había empujado y él también se había caído, delante nuestra a dos o tres metros corría un guarro curioso, sentado en la tierra agarro el arma y le soplo el cañón de abajo, queriendo partirle la rabadilla pues iba cuesta abajo el terreno, y tal vez por un mal encare provocado por la postura, le doy en sus partes y le reviento los testículos, el animal gruñe y chilla, y se achanta por un momento pero se repone e intenta reiniciar su carrera, yo también me repongo y ya de pié, el cañón de arriba lo para en seco con un tiro que le partió el espinazo y que por la trayectoria le llegó al corazón.
Busco al novato, y estaba en el suelo con muy mala cara, intento ayudarlo a levantarse, pero el hombre no colaboraba, estaba como en shock, pensé que se había hecho daño pero me dijo que estaba bien, se fue reponiendo y se levantó sin ayuda, se sentó en el banquito, y se cayó de nuevo por estar mal apoyado. Otra vez a levantarse, y le digo que si sabe que ha pasado…y :

- Me dijiste que no me despegara de ti mas de un par de metros como mucho, pero estaba mas cerca porque quería decirte algo en ese momento, y siento un ruido y un gran empujón en la cadera que me tiró de golpe, caí encima de ti y te dejé caer, después el fuerte estampido y el bicho ese largando sangre por sus partes…

Ahí paró de hablar, pues varios perros con su ladra que habían saltado el tocón, llegaban al verraco y se ponían guarros con él. El hombre parecía estar anonadado, mas bien traspuesto, la visión de la sangre, los perros cebándose, alguna pelea entre los canes, el perrero que llegaba dando voces como si el mundo se fuera a acabar, saca su cuchillo y remata al guarro, no sé por qué, porque bien muerto estaba. Todo aquello le pudo.

Terminó la cacería y no hablaba, de vuelta al puesto y viendo que seguía mudo, le dije que era la montería mas accidentada que había tenido y que si tuviera cada año alguna como aquella, no monteaba mas. Todo para animarlo y quitarle el mal sabor de boca, pero nada, mudo.

En la junta, el guarro dio poco mas de 70 kg. , eso era mas de lo que la finca prometía, pero la boca aún siendo buena, no acompañó al cuerpo. Despedidas y todos con prisa para volver a casa por ser el día que era. Nos subimos al Land y vuelta al traquetreo hasta que salimos de la carretera secundaria, durante el viaje de vuelta mi compañero de aventura no piaba, y después de un rato de respetar su silencio, y habiendo ya cumplido con mi compromiso de llevar al novato, intenté entablar de nuevo la conversación. Volví a decirle que en los años que llevaba monteando, jamás me había pasado nada parecido, y que seguro me retiraría sin que volviera a suceder algo así.

El hombre parecía estar en actitud meditativa, al rato me dice mi compañero de viaje que agradecía que lo hubiera llevado, y que en el fondo estaba contento con lo sucedido, pues eso era una advertencia de que la montería no era para él, que en la menor no había esos peligros, y que hoy le había pasado la muerte muy cerca, pues si el bicho aquél lo engancha con sus navajas y una vez en tierra se hubiera ensañado con él, o se hubiera vuelto hacía él en vez de huir, no lo habría contado, así que con esa experiencia ya había tenido suficiente.

No me atreví a intentar convencerle de nuevo, él estaba convencido de que aquello había sido una advertencia, y yo pensé, que quien me decía a mí, que no tenía razón. Así que lo dejé estar, y lo dejé en su casa, el hombre antes de irse me estrechó para mi sorpresa con un abrazo, y me dio las gracias por todo deseándome una feliz noche y un buen año nuevo.

Un mes después de aquello, le mandé la tablilla con las defensas del guarro, con la fecha y su nombre. Y una nota que decía algo así :
Para un hombre que descubrió en una cacería hasta donde llegaba como cazador, otros se llevan toda la vida cazando, y nunca lo descubren. Un abrazo.
                                                                       
                                                                       *

La otra historia, fue algo mas simple, otro amigo de cacería , el cual tenía mucha afición,  me había dicho que quería acompañarme solo para ver el ambiente, nada de entrar en monterías pues su economía y su tiempo no daba para eso.
Como fue tan sincero, y era de los que disfrutaba del campo y de la caza menor de verdad, le dije que sí, y quedamos para una montería que yo seleccioné para llevarlo, pues prometía buenos venados, que era lo que él me había dicho que le gustaría ver, los guarros no le llamaban la atención. Y en esa cacería seguro que un par de ellos se venían a casa.

Recogida a la hora convenida, y mucha alegría por su parte, ya le había advertido en otras ocasiones previas como debía comportarse en montería como acompañante, así que hablamos de otras cosas mas agradables, como el tiempo y lo bien que entrarían los bichos…” si el tiempo parece que acompaña”. Que si entrarían verracos… “alguno entrará, pero mi objetivo son los venados que los hay bien grandes ”. Que si había muflones… “los hay, pero no se pueden tirar hasta el año que viene por lo menos”. ¿¿Y los zorros ¿?... “no creo que veamos zorros, pero si mato un par de buenos venados y al final sale alguno, lo tiro, antes no”. Y gamos ¿¿ habrá gamos ¿?... a ver si te has creído que vamos al arca de Noé. Y así hasta que llegamos.

Se desenvolvía muy bien con las personas que le presenté, y curioseaba y miraba todo con su sempiterna sonrisa en los labios, que siempre estaban prestos a pasar a la risa. El hombre caía bien a todos, eso era lo habitual en él porque transmitía alegría y era muy animoso.

Nada, lo de siempre, migas, café…etc. Y después de todo el protocolo… al puesto. El Land llegó al sitio sin más, pues era una dehesa y casi llana, descargamos y llevamos las cosas al puesto que estaba relativamente cerca del puesto. La tablilla colgaba de una frondosa encina y allí soltamos la impedimenta.  Me conocía y sabía que él podía cogerlo todo, excepto mi express , mi canuto y mis balas, eso jamás me los tocó nadie, me daba mal rollo que me tocaran esas cosas en el puesto, me daba inseguridad el que alguien las tocara, como si me fuera a descargar el rifle, o me dejara caer el canuto, o… ¡¡¡ coño manías de cazador ¡!!, a ver, el que esté libre de culpas… . Eso me ponía de mala leche y perdía la compostura, no lo podía remediar. Montar el express, ponerle el canuto y ponerlo a 6 X por lo largo del tiradero, meterle dos RWS KS de 247 grains y… .

Hala, a disfrutar del día, las palomas se burlaban de nosotros, de más sabían esas descaradas que hoy no había peligro, cada vez se confiaban mas, hasta que empezó el tiroteo y… alas para que os quiero. Que listas. Con eso el campo cobró vida, y los ruidos normales de la cacería se hicieron presentes para regocijo de mi amigo y de un servidor. Primeras ladras, alguna voz lejana de los perreros animando a su ruidosa tropa, algunos tiros lejanos y pasado un buen rato, un pavo que encabeza una piara de hembras con algún otro macho y que me vienen cejados y zorreando entre las sombras, no venían perseguidos, se anticipaban a los perros para no alertarlos con sus carreras, y cuando llegaron a unos 200 mts se pararon y el pavo se encerró entre su tropa, así no había manera de tirarlo. Mi amigo con mis Leica diciéndome por lo bajini (como yo le había enseñado) lo que creía oportuno, yo ni le escuchaba de lo concentrado que estaba en ver al cabestro aquel del cual solo asomaba la cuerna entre los lomos de sus concubinas y lacayos, mezclado con los otros cuernos menos llamativos.

Justo en ese momento se destapa el bicho y le mando una KS a saludarlo, una vez recibido el saludo, la suelo, y no tardó nada en dejar de moverse, ni medio minuto. Un tiro perfecto. Me felicita mi amigo muy efusivamente, y me dice que 16 puntas tiene el bicho, que no, que eran 17 que yo bien que lo había visto, pero no se lo dije para no distraerme con lo ya hecho.

Todo seguía muy bien, fallé un 18 puntas cojonudo y un guarro mejor que bueno, le rematé de un tiro de costado a media carrera un venado al puesto de la lado que para mi lo hubiese querido, y mi compañero disfrutando como nadie, le ponía mucha afición, como la de un chiquillo cuando va por primera vez con su padre al monte, daba gloria verlo.  Y pensé… “joder que pena que este hombre no tenga medios, con lo que está disfrutando, me lo traeré de caza cada vez que él quiera, así da gusto ir acompañado, le voy a regalar la cabeza del mejor venao que cace hoy, para que la cuelgue en su casa y se anime”.  

Y en esas estaba cuando las ladras me sacan de mis pensamientos, y mi amigo me dice que por mi derecha me viene un venao con buenos candiles a todo trapo y apretao por los perros (como aprende el tío la jerga montera, pensé), y así era, lo metí en el canuto y vi que los perros venían a unos 7-8 metros por detrás del animal y a todo meter, estaba a unos 100 mts y era bueno, y como quedaba poco para terminar la montería, otra KS lo hizo rodar como una pelota, los perros casi se pasan en su carrera, y se le echaron encima. Le dí el arma en la mano con el seguro puesto al amigo y le grité que se quedara allí. Mientras, yo corría hasta el venao, no quería que los perros lo mataran a diente, ningún animal merece esa lenta, dolorosa, violenta, y traumática muerte.

Mientras corría saqué el viejo Covarsi que era capaz de afeitar cualquier cosa, sin mas me tiré al animal que tenía los ojos de pavor en su semblante de verse los perros encima devorándolo, y le hundí el cuchillo en el codillo, expiró el animal en pocos segundos, y sus ojos se relajaron sin llegar a cerrarse, y su cuerpo descansó. Limpié la hoja en el pelo del animal, mi mano estaba llena de sangre, así como el puño de la camisa y el jersey, el viejo chalequillo de cuero sin mangas y el pantalón de pana también, pues los perros al agacharme yo para el remate, se me habían restregado en su pelea con el astado. Me erguí satisfecho  mirando la cuerna del venao. Devolví el cuchillo a su reposo, y lo aseguré con la hebilla, pero al volverme me encuentro casi encima de mí a mi amigo, con los ojos desencajados mirando al venao, no quitaba su vista de la cara del bicho, mi express lo tenía abrazado contra su pecho como si de un niño chico se tratara… una estatua era.

- ¿? No te dije que no te movieras del sitio hombre??, -casi le grité-.

Pero nada, el seguía hierático, sin moverse, sin escucharme. Estaba impresionado por lo que había visto. Poco después reaccionó, y me dijo que salió corriendo detrás mía por si me hacía falta el arma (esa explicación por lo visto no le quedó clara… “no acercarse a rematar con arma de fuego”), pero que los ojos de aquel animal eran enormes, y estaban llenos de miedo, y que comprendía porque yo había corrido tanto para rematarlo, pero que él jamás volvería a ninguna montería, y que jamás mataría a ningún animal grande por mucho dinero que tuviera, ni aunque le regalaran los puestos,  que los conejos y perdices no miraban como lo había mirado aquel venao. Y que jamás en su vida olvidaría esa mirada.

Lentamente caminamos hacía el puesto, y yo no tenía ya ganas de tirar nada mas, pues basta con que no se quiera algo para que ocurra, y si volvía a tirar otro venao y pasaba lo mismo (cosa harto difícil pero no imposible), pues otro drama si había que rematarlo. Así que desmonté el arma, y guardé los archiperres, pues con dos venaos la cosa estaba mas que bien (el cupo eran tres). Charlábamos por lo bajo sentados bajo la encina, cuando mi amigo vuelve a la vida de un salto, y me dice, mira mira, allí… ¡¡¡ un zorro ¡!!. Su puta madre (la del zorro, claro).

Ni se me ocurrió intentar regalarle la cabeza. Como para miradas eternas en el salón de su casa estaba el hombre.

Lo dicho, no es tan fácil ser montero. No es fácil ser montero. 1808262541

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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeJue 06 Abr 2017, 19:40

Estimado amigo, creo que son dos casos de falta de vocación por la mayor. Estos argumentos de la mirada dulce del venado los he leído incluso de la pluma del maestro Delibes, y parece ser algo frecuente entre los cazadores de menor de vocación pura por la misma, que a veces cristaliza incluso en dedicación a una única pieza. Hay quien sólo sale al conejo y quien sólo sale a la perdiz. Para mí la vocación más pura de todas es la de los cuquilleros. Ojo que no me sirven aquellos que van a las perdices con escopeta y perro y luego rematan la temporada con el reclamo.
No creo que me pasase a mí, aunque reconozco que de chico me daban algo de pena los berreos de las liebres jóvenes y las chillas de los conejos. También he de reconocer que me producen cierta desazón los balidos de un cabrito, que herido de muerte llama a su madre de la que aún mamaba, hasta que se apaga su voz, nunca jamás se me pasó por la cabeza dejar de cazar por ello. Creo que todo esto forma parte del maravilloso mundo de la caza y aunque siempre es preferible una muerte limpia, no siempre esta es posible.
En mi caso puede más el deseo del lance y de poseer la pieza,  que todo lo que viene a continuación.
Me siento muy desgraciado por vivir en una isla donde no hay mayor y aunque me consuelo nadando en abundancia en la menor, noto que me falta algo muy dentro de mí. Cuando leo estas crónicas sólo siento envidia.
Saludos cordiales don Paco.
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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeJue 06 Abr 2017, 21:49

fantastico¡¡¡¡¡¡

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TU ODIAS A ESPAÑA YO A TU PUTA MADRE¡¡¡¡¡¡
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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeJue 06 Abr 2017, 22:56

Ostras qué bueno, tenías que haberla enviado...
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Enjarao
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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeVie 07 Abr 2017, 02:06

Verás pepdark, siempre he pensado que eso de "a ver si me llevas a una montería a ver si... ", no, así no.

Y será porque servidor la primera res que mató fue por aliviar a la menor, es decir, cazábamos un coto muy bueno de conejos y perdices cada año, y por circunstancias al año siguiente vimos que la caza había mermado bastante, había menos roedores y mucha penos perdiz, así que me puse a buscar el motivo (jamás se me había pasado por el coco matar algo gordo), pero después de inspeccionar el monte unos días, me dí cuenta que entraban guarros por una estacada que tenía la alambrada destrozada por ellos, y que se estaban jamando los pollos de perdiz y los gazapos y destrozando su habitat, con lo cual poca caza quedaba allí. Entraban y salían a su antojo, y reparar la valla no era arreglo, pues se la iban a cargar igual.

Ver esto y buscarles las vueltas todo fue una, así que le pedí a un viejo furtivo de la zona cartuchos de bala "para guarros". El hombre se rió en mi cara y me dijo... " a veh zi te creeh que loh hago pa guarroh, pa guarrah, pa venao, pa pepah, pa cabrah...jajaja, zon toh iguale jombre".

Me dió media docena a cambio de que lo avisara cuando matara alguno para llevarse tajadas de carne, y yo añadí que me tenía que enseñar a "pelarlos"... "po claro chavah, tu mavizah en cuantito que mateh uno, da iguá la hora que zea, que te lo limpio en un jipio".

Dos días después los esperé tras un eucalipto a unos 10 metros de la alambrada rota con una Ugartechea prestada, y me comí una caca, me equivoqué en la hora, en los vientos, en el camino que ellos traían fuera de la estacada... en todo. Otra vez a ver al furtivo y sobre el terreno me dijo mis errores, y me explicó... "la manera"... ehto eh azín, azín y azín, y no te cohqueh ni un pelo der zitio enn, y no te zorvie venirte zin lava na, ni cuerpo ni ropa, que lo jabone lo barruntan ehta gente ante de zalí la ropa de la lavaora ¿¿ tan terao ??. Como para no enterarme, vaya maestro me busqué.

Al fin de semana siguiente me apiolé los dos primeros que entraron, dos hembras, el furtivo me dió otros seis cartuchos, aunque yo aún tenía tres. Y al otro fin de semana un macho, y al otro otro macho mas grande, y ya no entraron mas, y ese año cazamos poco de menor, pero al año siguiente ya estuve yo atento de que los guarros no se papearan los pollos y gazapos, me ayudó el furtivo en el "control". Y ya me enteré de como iba la cosa de la mayor, pero ya me metí en el ajo de manera legal y un Winchester pre 64 fue mi primer rifle, y monteé lo que mis medios me permitían, con mas ilusión que resultados hasta que aprendí a ver " esa caza" y mejoraron mis medios.

Por eso, eso de pedirle a alguien que te lleve "a ver si..." no me gustaba un pelo ¿¿ que vas a ver si no lo has sentido ya ??. Pero eso los que no saben no lo entienden, y no se lo puedes explicar. Por eso me gustó llevar al segundo, porque solo iba a disfrutar con los venaos, aunque la cosa se nos torció. Y por eso llevaba tanto cabreo al llevar al primero, y todo salió peor de lo esperado... para su bien.

A ver si me dices el libro de D. Miguel donde relata eso, me gustará leerlo. Por cierto, a mi lo que no me gustaba cazar eran lo que yo llamaba cabras (corzos, muflones...etc).  No es fácil ser montero. 1808262541

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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeVie 07 Abr 2017, 07:16

Creo recordar que en el libro de la caza menor, lo he estado buscando para poner la cita exacta y a pesar de ser uno de mis libros de cabecera no doy con el.
Estoy de acuerdo en que el que lo siente lo siente y sabe a lo que va y lo que hay, y el que no, pues no se le puede explicar. Lo ha bordado usted don Paco.
Los relatos soberbios parece talmente que uno esté allí oliendo la sangre y viendo a la jauría despedazando el venado. Le animo a escribir un libro.
Supongo que ahí también entra el ritual del noviazgo, para ir desanimando al cazador que no lo siente....[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

A mí lo que estuvo a punto de desanimarme la primera vez fue la sensación de peligro al verme tan arriba y el miedo a perder pie y a despeñarme.


Última edición por pepdark el Mar 25 Abr 2017, 08:12, editado 1 vez
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Juan Lobón

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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeVie 07 Abr 2017, 11:12

Enjarao, muchas gracias por estos relatos. Se agradece mucho que nos permitas compartir contigo esas intimidades tuyas, esos recuerdos.

En mi primera montería hube de rematar dos venados a cuchillo, y te aseguro que comprendo perfectamente la reacción de tu amigo. El venado es un animal noble y majestuoso, y da muchísimo apuro ver cómo se encelan los perros con él cuando tu bala ha frenado su carrera y lo ha puesto a su alcance.

Los cazadores tenemos dentro algo especial que no tienen el resto; algo atávico y salvaje, algo que nos permite poder matar como el depredador que realmente seguimos siendo. Pero en cada lance nuestra propia humanidad nos interpela, y por eso la caza debe estar sujeta a la más estricta ética.

Y por favor, sigue regalándonos este tipo de relatos. No es fácil ser montero. 4061443811

Un saludo.

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Antonio7RM
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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeVie 07 Abr 2017, 12:45

Te has salido Paco!!!! Como siempre una gozada leerte

Y me alegra que estos relatos te hayan salido aprovechando el "pie de entrada" que, sin querer ni saber, te di al contar mi perorata a Isabel camino de Almadén ... yo no trataba de amedrentarla sino de instruirla, y la diferencia no es poca!

Yo debo reconocer, y no creo que sea que me flaquea la afición, que el lance del cuchillo no es, ni de lejos el que más me gusta, antes al contrario y que se me hace especialmente duro con los venaos ... la cara del animalito mientras los perros le arrancan la vida a fuerza de dientes reconozco que me encoje el corazón. Voy y cumplo ayudando a los perros y aliviando al montuno pero ¿gustarme? no, no me gusta, y mucho menos con el cervuno.

Por ello entiendo la reacción de tu compañero ... si no tienes muy metido en las entrañas el ánimo montero y eres persona sensible capaz de percibir el sufrimiento del animal yo comprendo que pienses "esto no es para mi"

Sin embargo, mire usted por dónde, mi santa sí dice que es un lance que a ella le gusta; Isabel tuvo la ocasión de pinchar -sin bala- un marranete de unas cuatro decenas de kilos que tenía sujeto "Carlos" (un alano de la rehala de mi sobrino que ya no caza y que está en el corral esperando que llegue el día de cazar en otro pagos con monteros que nos precedieron) y debo decir que despachó el lance y el trance -en el que la acompañamos tanto mi sobrino como un servidor- con una determinación digna de gente muy ducha.


Y, en cuanto al primero, no es de extrañar ... coño, que en su primera montería le da un revolcón un marrano, como para echar pa'trás al más chulo.

Abrazos

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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeVie 07 Abr 2017, 15:47

Pepdark, bonitas sierras esas, si tuvieran los grandes mamíferos peninsulares, ya sería la leche, serían para rececharlas, no para montearlas por lo abrupto, pero preciosas lo son un rato. Patear eso tiene que ser para no salir de ellas, una maravilla.

Lobón, ya he dicho varias veces que no puedo escribir un libro porque me falta la inventiva para hacerlo, eso si que envidio, a los escritores, que se sacan algo de la testa, se enrredan con ella y las pasan al papel. Solo escribo las cosas que a veces se me vienen a la cabeza cuando alguien mienta algo que se parece a a lago que me pasó.

Antonio, eso si que me ha gustado, que Isabel le haya echado ovarios al remate, solo vi una vez a una señora hacerlo, pero es que esa era de aupa, iba con su marido, ambos cincuentones, y decía que no se perdía ni un día de montería durante la temporada, él la inició de novios, y reconocía que hace años solo iba por acompañarla a ella, y ella decía con orgullo en las juntas pero de buen rollo... " Se de esto mas que tú, tiro mejor que tú, mato mas que tú, me voy al bicho antes que tú (al remate), y tengo mas afición que tú". Y él decía con una sonrisa " es verdad".

Pero en una cosa estoy contigo, tampoco me gustaba el remate, siempre dije que... el remate es el resultado de un mal tiro. Pero cuando ves al bicho sufrir o a los perros agobiados por un verraco, no hay mas remedio que ir a no ser que el perrero se adelante.

Es curioso que el guarro nunca me daba pena ante los perros, lo veía aún trincado por los perros y tumbado, capaz de defenderse y matar perros, y eso me encantaba de ellos, que aún medio muertos seguían peleando por vivir, pero los demás bichos si me daban algo de grima, por eso nunca los miraba a la cara, les cojía la cuerna por si las moscas (que a uno que yo ví, lo dejó tuerto un venao al rematarlo), y metía el jierro, después les miraba la cuerna y... punto.

Y ya sabes Antonio, si a ti no te gusta, déjala a ella... No es fácil ser montero. 4061443811





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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeLun 24 Abr 2017, 21:57

Muy buenos ambos relatos, da gusto leerlos
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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeMiér 26 Abr 2017, 10:48

Estimado Paco. Muy buen relato y muy ilustrador de la variedad de la condición humana.

He de decir que me identifico con lo que has contado y bastante. En 1993 en el Collado de Los Jardines (Aldeaquemada), en una accidentada montería que quizás cuente un día que tenga tiempo, un venado al que fui a rematar a cuchillo porque no paraba de llorar, hizo que desapareciera el ciervo de mi lista de especies cazables. Nunca más volví a disparar sobre otro. Llámenle manía, porque me encanta cazar corzos y jabalíes cuando puedo, pero venados no.

Un abrazo.
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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeMiér 26 Abr 2017, 14:33

Yo en caliente me veo capaz de matar lo que sea como sea, en el fragor de la cacería.
En frío, no me vería capaz de degollar ni una gallina.
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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeVie 28 Abr 2017, 16:12

podenco escribió:
Estimado Paco. Muy buen relato y muy ilustrador de la variedad de la condición humana.

He de decir que me identifico con lo que has contado y bastante. En 1993 en el Collado de Los Jardines (Aldeaquemada), en una accidentada montería que quizás cuente un día que tenga tiempo, un venado al que fui a rematar a cuchillo porque no paraba de llorar, hizo que desapareciera el ciervo de mi lista de especies cazables. Nunca más volví a disparar sobre otro. Llámenle manía, porque me encanta cazar corzos y jabalíes cuando puedo, pero venados no.

Un abrazo.

Eso es mucho peor Manuel, ver las lágrimas del venao reblandece el corazón mas duro, entiendo tu decisión.Pero es que si te pones a mirar al bicho y analizas las situaciones, acabas cazando solo guarros.

pepdark escribió:
Yo en caliente me veo capaz de matar lo que sea como sea, en el fragor de la cacería.
En frío, no me vería capaz de degollar ni una gallina.

Ya, es lo normal, jamás pude tirar un conejo parado(solo una vez lo hice) o pájaros a peón, me parecía un asesinato.

No es fácil ser montero. 1808262541

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MensajeTema: Re: No es fácil ser montero.   No es fácil ser montero. Icon_minitimeVie 28 Abr 2017, 22:31

Creo que un tema decisivo en todo esto es lo que uno necesita o desea realmente esa carne.
Si yo digamos  ansío comerme la pieza, no me dará pena su agonía. Si no quiero su carne pienso que quizás sí. Yo ya he dicho que salgo al campo a por la carne y eso me descarga y mucho la conciencia, lo cual no quiere decir que no me estremezca ante el sufrimiento de un animal pero de un modo u otro sé que si me lo quiero comer he de matarlo primero. Y eso es lo único que me justifica quitar esa vida.
Vamos a suponer un caso de privaciones verdaderas, como muchos que se dieron en la España de la posguerra, creo que si uno tuviese un par de críos en casa pasando hambre, se le quitarían todas las sensiblerías de golpe.
Lo de las grandes monterías  o los ojeos de perdiz son algo sobre lo que no puedo opinar porque nunca he ido, pero de momento me parece que me vería más entero y más a la altura con una sola  pieza en perspectiva, digamos  en por ejemplo un rececho o un gancho humilde entre amigos.
Otro factor desde mi punto de vista es la escasez de caza ya sea por no haberla o por no poder acceder a ella.
Estoy seguro que la escasez de piezas y el momento del lance mágico , vibrante, y poco probable, haría que no sintiese pena ni remordimientos.
Debo confesar y no me sonrojo, que conejos a calzón quieto tengo decenas en mi haber.  Me gustan las esperas que dicho sea de paso forman parte de las cazas tradicionales de Mallorca, Así mate el primero con apenas 14 años, sentado en una pared de piedra y con mi fallecido padre a mi vera pasándome la escopeta para el lance y quizás así mataré el último, si como espero el peso de la edad me impide alcanzarlos a la carrera y ya sólo me queden las esperas del verano y el reclamo de perdiz.
Pero le comprendo a usted perfectamente don Paco. Todo un caballero en esto de la caza y seguro que también en la vida!
A veces, sobre todo desde la melancolía de la veda, pienso en todos los animales que he matado, siempre para comer su carne o compartirla con mis seres muy allegados, y pienso que entre mi persona y estas piezas hay alguna especie de unión espiritual que me acompaña , están vivos en mi memoria y en mi corazón. Esos animales me dieron su vida , compartieron conmigo todo lo que eran  y hacia ellos sólo puedo sentir gratitud.  Sinceramente, no puedo sentirme mal por haberlos cazado.  

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