El oso muerto en Moal fue desollado tras morir por una intoxicación de hongos
La necropsia revela que pudo fallecer tras ingerir amanita y que fue cortado posmortem. El Principado remite el informe a la Fiscalía. Los cadáveres del osezno hallado en Somiedo y de otro localizado en 2015 estaban infectados con una hepatitis caninaLa Voz
Redacción 26/04/2017 21:09
Las necropsias de los últimos osos hallados muertos en Asturias arrojan datos sorprendentes. El ejemplar que apareció en Moal, el 7 de enero, podía haber fallecido por una intoxicación aguda de hongos. Pero lo más curioso es que, a posteriori, el cadáver fue desollado. Los expertos no han encontrado rastros de alimañas ni de depredadores, por lo que el Principado ha decidido poner el informe en manos de la Fiscalía de Asturias. En el caso de la cría encontrada en Somiedo, el 2 de abril, estaba afectado por el virus de hepatitis vírica contagiosa canina. Ese mismo cuadro se diagnosticó en otro ejemplar que apareció en la misma zona en 2015. La Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales considera que el contagio podría deberse a la presencia de perros infectados portadores, generalmente no vacunados, o también a otros cánidos como el lobo y zorros, visones y hurones.
El oso de Moal
El informe de la necropsia practicada a los restos del oso pardo hallado en Moal establece que las lesiones que presentaban sus órganos podrían ser compatibles con una intoxicación aguda por consumo de setas amanitas y con un posterior «shock endotóxico final». El examen, dirigido por Juan Francisco García Marín, catedrático de Anatomía Patológica de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, revela un dato inquietante. Las alteraciones del cadáver demuestran que fue manipulado y descarnado postmortem, pero no por alimañas o depredadores. Por ello, García Marín recomienda realizar un nuevo estudio de los restos conservados. Este trabajo volverá a realizarlo el mismo equipo.
El esqueleto estaba «descarnado y con escasa presencia de músculo, sin lesiones evidentes de dentelladas ni erosiones en hueso». Las costillas aparecieron fragmentadas y dejaban al descubierto la cavidad torácica. Las del lado izquierdo se mantenían casi completas y sus bordes fracturados eran irregulares y rotos posmorten. Solo tenía piel en la cabeza, en el extremo de las patas posteriores -desde la zona media de la tibia- y algún fragmento en el torso. Los escasos restos de piel no presentaban desgarros y parecían estar cortados en sus bordes. Los expertos consideran que estos tajos son posmorten. En la zona frontal de la cabeza, sí había piel pero presentaba un orificio con bordes quemados y el hueso estaba destruido de forma irregular. El informe concluye que, en apariencia, se había raspado la superficie y pudo ser «tanto perimortem como postmortem». Con todas estas conclusiones en la mano, la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales ha puesto el informe en conocimiento de la Fiscalía.
Al margen de estos datos, los expertos precisan que el animal tenía unos seis años y pesaba entre 90 y 101 kilos. El oso falleció entre 15 y 72 horas antes de que sus restos fuesen recuperados, aunque en este punto no hay un acuerdo total.
Las dos crías de Somiedo
También las necropsias practicadas a dos crías de oso pardo halladas en la zona de La Llamera (Somiedo), el 23 de mayo de 2015 y el 2 de abril de este año, arrojan resultados sorprendentes. Ambas estaban afectadas por el virus de hepatitis vírica contagiosa canina.
El primer osezno presentaba lesiones compatibles con una infección aguda por ese virus, con presencia en las muestras de hígado y con un «shock endotóxico final». El examen, dirigido también por Juan Francisco García Marín, indica que tenía menos de cuatro meses y pesaba 4,850 kilogramos de peso.
La cría hallada en abril de este año muestra traumatismos compatibles con un despeñamiento, que habría causado una muerte rápida debida a la rotura del hígado, favorecida por la inflamación y friabilidad de este órgano causada por el mismo virus. Esta necropsia, efectuada por el director y la veterinaria del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) , Ramón Juste y Ana Balseiro, indica que la osezna, de tres meses y casi 3,6 kilos, pudo fallecer el día anterior a su recogida.
Conclusiones y argumentos
El estudio de Juan Francisco García Marín reconoce que la hepatitis vírica contagiosa canina ya ha sido diagnosticada en Estados Unidos en osos pardos y osos negros. No obstante, siempre se había encontrando en ejemplares en cautividad o salvajes pero restringidos en espacios pequeños con densidades de más de 150 animales por kilómetro cuadrado. En 2014, sin embargo, se diagnosticó en un adulto hallado muerto en la zona de Villablino (León).
El contagio podría ser debido a la presencia de perros infectados portadores, generalmente no vacunados, así como a otros cánidos como el lobo y también zorros, visones y hurones. La presencia de osos portadores y de posibles contaminantes no ha sido estudiada. La eliminación del virus se realiza por orina y heces, durante meses, contaminando objetivos y alimentos. El contagio se realiza por vía oral
El oso muerto en Moal fue desollado tras morir por una intoxicación de hongos
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