"COLECCIÓN DEL MUSEO DE LA INDUSTRIA ARMERA DE EIBAR. 600
AÑOS DE INDUSTRIA EIBARRESA”
Hacia el siglo XV en la cuenca del rio Deba, los bosques del entorno aportaban abundante madera que era convertida en carbón vegetal. Las numerosas regatas aportaban la fuerza hidráulica necesaria para el funcionamiento de las ferrerías que se alimentaban del excelente hierro de Somorrostro (Bizkaia) y Mondragón (Gipuzkoa). Se formó entonces, en las villas de Eibar, Elgoibar, Ermua y Placencia una red de pequeños talleres dedicados a la elaboración de escopetas, arcabuces, mosquetes y fusiles, dándose gran actividad comercial. Todo este material era transportado al puerto fluvial de Alzola y de allí tomaban rumbo a Sevilla, Flandes... A finales del siglo XV la armería vasca ya gozaba de prestigio siendo su principal cliente la Corona Española. La primera noticia sobre la fabricación de armas en Gipuzkoa está datada en 1481. La monarquía española, con Felipe II, se apoyó en la infraestructura creada en el valle del Deba para obtener una gran cantidad de armas y hacer frente a sus necesidades, lo que provocó una mayor especialización de la zona.
Así en 1573 se crea la Real Fábrica de Armas en Placencia. El sistema productivo de las Reales Fábricas tenía doble consecuencia, aseguraba el trabajo pero limitaba la producción ya que los armeros trabajaban exclusivamente para la Corona. Esta situación reducía la iniciativa de los armeros, cuyo futuro estaba en manos del devenir de la monarquía española.
La prosperidad del s.XVI se convirtió en crisis durante el s. XVII a consecuencia de la decadencia de la dinastía de los Austrias. Son los Borbones, con Felipe V (1700-1746), a principios del siglo XVIII, quienes sacarán de su estancamiento a la Fábrica de Armas de Placencia y la industria crecerá considerablemente. En 1728 se funda la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, que en 1735 asume la función de contratista único frente a las Reales Fábricas. Desde entonces impulsado por ella hubo un comercio muy activo de armas de fuego. Miles de fusiles, carabinas, escopetas, sables y bayonetas salían anualmente de la Fábrica de Armas de Placencia para ser enviadas a América.
En 1794, estalla la Guerra de la Convención. Debido a la situación geográfica de la zona la Corona vio peligrar uno de sus principales centros de producción armera. Por ello, creó las Reales Fábricas de Oviedo y Trubia trasladando a gran número de armeros vascos. Este hecho provocó el estancamiento de la cuenca armera y el comienzo de la decadencia de las Reales Fábricas de Placencia, declive que se irá intensificando durante el siglo XIX.
La posterior Invasión Napoleónica provocó, a comienzos del siglo XIX, un nuevo éxodo armero hacia otras zonas de la península pero también aportó a la industria vasca nuevas tecnologías y las ideologías liberales de la Ilustración que se extendían por Europa.
Con todo ello y debido a los esfuerzos de los armeros eibarreses por salir de la
crisis, surgió una nueva e incipiente producción privada, fuera del control gremial, capaz de producir armas a precios competitivos y que pronto recibirá encargos directamente de la Corona. Poco a poco, se fue implantando una red de pequeños talleres, más libres y con mayor capacidad de innovación empresarial, como el de la familia Ibarzabal, lo que permitió a Eibar entrar antes que los demás pueblos en los circuitos comerciales de las armas y las corrientes liberales.
A lo largo del siglo XIX fue intensificándose el declive de la R.R.F.F. de Placencia. Las primeras décadas del siglo trajeron el paro a la industria vasca. El Estado no sólo no pagaba a los armeros, sino que realizaba encargos de fusiles a Inglaterra y a las Fábricas de Oviedo y Trubia.
Los talleres privados que inicialmente fabricaban piezas para las R.R.F.F. dieron los primeros pasos en la fabricación de armas destinadas al mercado civil, pequeñas pistolas de pistón de uno o dos tiros, denominadas cachorrillos, y avisperos, autentico antecedente del revólver. Es por entonces, en 1840, cuando se funda la fábrica “Orbea Hermanos”. En la década de 1860 la decadencia de las R.R.F.F. de Armas de Placencia era inevitable. Una Real Orden decretó la libertad de la industria para armas de fuego y le obligó a ejercer como Banco de Pruebas hasta su cierre definitivo en 1865. Fue entonces cuando se creó en Placencia, la fábrica de fusiles Euscalduna, de capital privado.
Las transformaciones sufridas en el sector armero en las últimas décadas del siglo XIX, junto con los avances tecnológicos en el transporte y las comunicaciones provocaron el acceso de los productos a mercados hasta entonces lejanos. El aumento de las posibilidades de venta junto a la introducción de la energía eléctrica favorecieron la proliferación y expasión de los talleres armeros. Todo ello, provocó un importante crecimiento de las exportaciones superando éstas el 80% de la producción. Este marcado carácter exportador convertía a la industria armera en una excepción dentro de la industria siderometalúrgica española.
La fabricación de escopetas ha contado en Eibar con una importante tradición que ha perdurado hasta nuestros días. Era una producción eminentemente artesanal realizada en pequeños talleres en la que el buen oficio del armero resultaba determinante.
En las últimas décadas del siglo XIX la construcción de este tipo de armas
comenzó a dar sus primeros pasos hacia la fabricación moderna. El principal
artífice de esta incipiente modernización fue uno de los armeros más famosos y
más reconocidos de la historia eibarresa: Víctor Sarasqueta.
La creación de la Escuela de Armería (1912), el Banco de Pruebas e incluso una Asociación Patronal Armera, fueron algunos de los esfuerzos de los armeros por potenciar la industria. El estallido de la primera Guerra Mundial llevó a la armería eibarresa a las
mayores cotas de producción de su historia.
En sus esfuerzos por superar la crisis tras la Primera Guerra Mundial los armeros eibarreses encontraron en la diversificación de la producción un nuevo camino para su industria. De esta manera, fabricaron máquinas de coser, bicicletas, etc. De sin dejar de producir armas Ademas, desarrollaron nuevos modelos como las pistolas ametralladoras, de gran éxito en el mercado asiático. En los duros momentos de la crisis armera, la capacidad productiva de Eibar evoluciona hacia otras actividades industriales.
En 1920 se prohíbe la libre venta de armas, lo que sume a los armeros eibarreses en una profunda crisis. Ellos mismos se encargan de buscar una nueva orientación a sus industrias. Dos fueron los productos estrella: la bicicleta GAC y la máquina de coser ALFA. Sin abandonar la actividad armera, muchos de los pequeños talleres continúan este ejemplo y surgen fábricas de accesorios, objetos de escritorio, pequeños electrodomésticos, camas metálicas, máquinas de escribir, compresores… que alcanzarán su máximo desarrollo tras la Guerra Civil.
Tras años de incertidumbre por el futuro del sector armero, en 1944 se aprueba un decreto que únicamente permite la producción de armas cortas y explosivos a las empresas que fabriquen el arma completa. Con ello finaliza la práctica habitual que había regido históricamente la armería eibarresa en la que los talleres armeros se complementaban. Las grandes empresas salieron beneficiadas y la STAR incrementa espectacularmente sus ventas dentro y fuera de las fronteras, sobre todo en los primeros años de la posguerra, cuando llega a ser suministradora oficial del ejército español. Mientras tanto el sector de la escopeta sigue manteniendo altísimas cotas de producción.
En la actualidad, una vez superado el éxodo industrial y la crisis de los años 80, Eibar se enfrenta a un nuevo entorno económico en el que compañías, firmas e industrias se han renovado y han encontrado su sitio en la ciudad. Eibar ha apostado por la investigación en las últimas tecnologías, sin olvidar el saber hacer de su manufactura artesanal. La exposición que vamos a desarrollar en Feciex 2011 “COLECCIÓN DEL MUSEO DE LA INDUSTRIA ARMERA DE EIBAR. 600 AÑOS DE INDUSTRIA IBARRESA”, versará sobre la evolución de la industria armera vasca, y mantendrá dos discursos, el histórico y el tecnológico. Traeremos más de 100 armas desde las históricas a las actuales, estas últimas cedidas por los fabricantes de armas y que son novedades rigurosas en el mercado, utillaje, fotografías, documentos, grabados antiguos, audiovisuales, objetos y material de trabajo utilizado por los artesanos armeros, objetos industriales, etc..Esta exposición se realiza en colaboración con el Museo de la Industria Armera y el Ayuntamiento de Éibar.
Fuente: FECIEX 2011