Todo el mundo quiere ver un oso
Las empresas turísticas y la administración abogan por ordenar la observación de animales para evitar la masificación y proteger la especieBELÉN G. HIDALGO
Lunes, 27 mayo 2019, 06:37
La observación de osos en el Occidente de la Cordillera Cantábrica se ha convertido en un reclamo turístico. La actividad, defienden desde la Fundación Oso Pardo, «bien organizada es un apoyo a la conservación del oso y no un problema». Por ello, desde la administración asturiana han comenzado a regular esta práctica que atrae a turistas nacionales e internacionales, seducidos por la posibilidad de avistar osos en libertad. La observación, además, se ha convertido en un recurso que, según los datos de un estudio del Ministerio de Agricultura (2017) sobre los parques naturales de Somiedo y de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias atrae a 1.900 turistas al año y genera un impacto económico que ronda el millón de euros anual.
«El oso es una imagen muy potente, la diana que atrae a la gente», destaca el director del Parque Natural de Somiedo, Luis Fernando Alonso, que recuerda que el Plan de Recuperación del Oso obliga a compatibilizar el uso público y la conservación de la especie. En este parque ya ultiman la redacción del Instrumento de Gestión Integrada, que regula la observación de plantígrados.
Cuatro son los ejes sobre los que se asienta la ordenación de esta actividad. Según esta, las empresas de turismo activo deben solicitar autorización para operar en el territorio. Por otro lado, el espacio está zonificado y existen zonas de uso restringido especial diseñadas para evitar molestias a la fauna. «En Somiedo el 30% del territorio es zona restringida especial. Además, se contempla la posibilidad de regulaciones temporales en aquellos momentos en los que la presencia de fauna pudiera estar fuera de esas zonas. Se cierra al tránsito de visitantes, nunca de los propietarios», matizó Alonso. También se prevé la creación de una red de puntos de observación de acceso libre, que se incorporará en un anexo a modo de listado. «Están ubicados en zonas alejadas que permiten un buen avistamiento, pero sin provocar molestias a la fauna. Se realizan de ladera a ladera. Se dotarán con infraestructura que no genere molestias a la población local», puntualizó el director del Parque. Por último, se abordarán unas normas de comportamiento que indiquen cómo se debe actuar.
Para Jorge Jáuregui, de la empresa Somiedo Experience, «el impacto que se genera en e l medio es menor que en otras observaciones como la del lince o la berrea», dijo, matizando la importancia de no masificar esta práctica. «Es algo nuevo, que seguirá creciendo y que hay que seguir trabajando para gestionar de la mejor manera posible», concluyó. La observación del oso «suma más que resta, siempre que sea ordenada. A Somiedo viene gente de toda España para entender cómo se convive con el oso de una forma tan pacífica», destacó el director del parque.
En el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, la tramitación avanza a un ritmo más lento, de hecho, aún tiene pendiente la participación pública. Ante la ausencia del IGI, hace apenas un mes, fue el Principado el que dictó una resolución y restringió temporalmente el acceso a turistas por la pista que partiendo de Jalón da acceso a la braña del mismo nombre. Una medida que se tomó tras un acercamiento «temerario» de unos visitantes a una osa con crías para hacerse una foto.
«Con el IGI habría muchas más garantías para atajar, incluso sancionar, prácticas que no se deben permitir y que debe recoger la regulación. Daría amparo a los servicios de guardería», indicó el director del parque, Pablo García, que defiende que los avistamiento realizados por profesionales no suponen el mismo riesgo. «Es más problema el comportamiento atrevido de algunos que van por su cuenta. Los profesionales aleccionan y realizan estas prácticas con cuidado».
Una percepción que comparte Chema Díaz, al frente de la empresa Natur, que lamenta que «se meta a todos en el mismo saco». Díaz enfatiza que los profesionales «hacemos educación ambiental y explicamos la biología del oso, los problemas de conservación, su relación con los paisanos...». Por ello, aboga por orientar los esfuerzos a la concienciación y la profesionalización, así como mejorar la señalización de las zonas de uso restringido. En este parque opera también Diego Martínez, con la empresa Mirada Astur, que considera que herramientas para una observación responsable existen, pero «faltan medios para aplicarlas. Es un parque extenso y no hay guardas suficientes para controlar y velar por la seguridad del oso».
Además, Díaz reconoce que la observación es una práctica que contribuye a desestacionalizar el turismo, pues la mejor época para ver al plantígrado es en primavera y en otoño. «El futuro es imparable. Tenemos un turismo extranjero de calidad», destacó. Se trata de un turista muy especializado y respetuoso con la naturaleza. «Se debe potenciar el recurso, pero garantizando la conservación». Por ello, Martínez recuerda que «el oso es de todos».
Todo el mundo quiere ver un oso
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] vía @elcomerciodigit