SUSURROS DEL CAMPO
Rupicapra rupicapra - Cuando pensamos en caza de alta montaña, la primera especie que se nos viene a la mente es, sin duda, el sarrio o rebeco pirenaicoRocío de AndrésRocío de Andrés@trofeocaza
Actualizado a: 21/08/2020 08:49
El rebeco es el animal más deseado por todos los cazadores amantes de la alta montaña, ya que se trata de la especie más característica del Pirineo. Un animal de los más interesantes que se pueden cazar en nuestro continente.
Su hábitat, la armonía de sus colores, su inteligencia y la dificultad que implica su caza y la valoración de su trofeo, convierten al viejo sarrio en uno de los mayores retos para el cazador de montaña.
Este herbívoro de hábitos diurnos, tiene un aspecto inconfundible gracias a esos cuernos en forma de gancho que presentan tanto los machos como las hembras. La diferencia entre ambos se encuentra en el peso, en la separación y en el grosor de los cuernos. El crecimiento de estos, está supeditado a la alimentación.
El sarrio es un mamífero herbívoro. Invierte gran parte de su tiempo en pastar, especialmente en los meses de verano, y selecciona las plantas que le aportan una mayor cantidad de nutrientes. Sin embargo, no se desplaza mucho para ello y prefiere reposar y no gastar grandes cantidades de energía.
Los periodos hábiles para su caza varían en función de la especie y la Comunidad Autónoma a considerar, aunque suelen ir desde primeros de agosto hasta finales de otoño. Por ello, son muchos los amantes de la caza del rebeco, que condicionan sus vacaciones para disfrutar de la increíble experiencia de recechar esta especie.
La caza del rebeco se realiza principalmente mediante recechos en alta montaña. Se dice que es la modalidad reina en la caza de alta montaña, debido a su dificultad y a los paisajes de belleza salvaje.
Los recechos a los rebecos son de los más duros que existen. El estado físico del cazador, es el principal condicionante de esta caza para que le permita soportar, sin desfallecer, las largas caminatas a través de abruptos relieves, cuando la falta de nieve obliga subir a buscar a los sarrios, o los largos disparos o entradas complicadas. Es por esto que el cazador de esta especie sea un fanático apasionado de la misma, apreciando esta caza y todo que la rodea.
La caza del sarrio o rebeco exige un conocimiento perfecto de la alta montaña y de sus costumbres. El cazador debe ser, ante todo, un montañero que sepa descubrir los peligros de este ambiente adverso. Los peligros a que puede enfrentarse son numerosos y, frecuentemente, imprevistos: tormentas, caídas de rocas, resbalones, etc.
Es el momento en que comienza a despuntar el alba, cuando el cazador busca con los prismáticos a los rebecos. Una vez localizada una pieza, comienza el rececho, la fase más delicada de la operación. Un cambio brusco del viento puede hacer fracasar todo el rececho, cuando ya estaba presto a disparar. Una distancia óptima de tiro es de 150 m. A partir de ahí, aumenta el riesgo de dejar herido al animal.
Allí arriba, el silencio se aúna con el cazador y se adueña de las montañas, la soledad es la mejor compañera en los recechos y la forma física del cazador, sin duda, su mejor arma. "Culminun Magister"
¡Feliz fin de semana
FUENTE DIARIO DEPORTIVO AS