Roland Kessler en 8,5x63 Reb.

Trapper escribió:

Pues a mi me gustan las 3 acciones la verdad y actualmente tengo una de cada y no me desprendería de ninguna.

Tengo un Mannlicher Classic en 7mm desde hace casi 20 años y que me ha acompañado por unos pocos de países, unos con frío y otros con mucho calor y  nunca me ha dado ningún problema. Suave y refinado, sin duda, pero robusto y fiable también.

Hace unos años me hice con un Mannlicher Schönauer GK de 1963 en 8x68 e igualmente estoy encantado con el en cuanto a suavidad en el funcionamiento de la acción es una maravilla. Sigue prestando como el primer día sin una sola modificación desde que se fabricó.

Recientemente (hace casi un año), me he hecho con un custom austriaco fabricado en 1973 sobre una acción Mauser 98 en 9,3x64 y es una autentica maravilla. Desde luego no tiene la suavidad de los 2 anteriores pero no me parece nada tosco como mucha gente dice y desde luego no me atrevería a tildarlo de vetusto.

Me suena      , creo recordar que nos prometiste unas fotos...  

Saludos

BBF escribió:

Trapper escribió:

Pues a mi me gustan las 3 acciones la verdad y actualmente tengo una de cada y no me desprendería de ninguna.

Tengo un Mannlicher Classic en 7mm desde hace casi 20 años y que me ha acompañado por unos pocos de países, unos con frío y otros con mucho calor y  nunca me ha dado ningún problema. Suave y refinado, sin duda, pero robusto y fiable también.

Hace unos años me hice con un Mannlicher Schönauer GK de 1963 en 8x68 e igualmente estoy encantado con el en cuanto a suavidad en el funcionamiento de la acción es una maravilla. Sigue prestando como el primer día sin una sola modificación desde que se fabricó.

Recientemente (hace casi un año), me he hecho con un custom austriaco fabricado en 1973 sobre una acción Mauser 98 en 9,3x64 y es una autentica maravilla. Desde luego no tiene la suavidad de los 2 anteriores pero no me parece nada tosco como mucha gente dice y desde luego no me atrevería a tildarlo de vetusto.

Me suena      , creo recordar que nos prometiste unas fotos...  

Saludos

Toda la razón del mundo!

Guante recogido

Ya estás tardandoooooo!!

Xoshe escribió:

Y advierto: el Luxus es rifle europeo para cotos europeos. No lo aconsejo ni para montaña ni para jungla. Delicado, señoritil, poco adaptado a la dureza de la caza extrema. Aguanta mal los golpes.

Hará fácil 25 años, tuve la gran suerte de cazar 8 días más 1 en las condiciones más duras que uno pueda cazar deportivamente. Se me fueron los mismos kilos que días cazados. Debí caerme no menos de 20 veces y la mayoría con el rifle puesto.
El día que hacía el octavo dedicamos toda la tarde en desmontar la tienda, ensillar los caballos y bajarnos al campamento base donde ya esperaba el siguiente cazador. Un americano de los EE.UU. que me frió a preguntas durante la cena sobre los pormenores de mi cacería, y al que dejé sumido en la inquietud, habida cuenta lo trabajado y el nulo resultado conseguido.
Aquel buen señor ni siquiera llegó a cazar el día entero. Por la tarde admitió que aquello no era para él y que, con marcapasos en el corazón, suponía un riesgo serio para su salud decidiendo marcharse por donde había venido. Así fue como cacé ese día extra que comenzamos aún de noche y rematamos con el sol puesto por aquellas montañucas. Una sola oportunidad, un solo disparo después de tres carreras cuesta arriba y tres intentos. En el último, literalmente arrojé el Mannlicher a la mochila y yo detrás de él. Asfixiado por el esfuerzo a duras penas conseguí poner la cruz en su sitio, empujé el disparador para ponerlo al pelo, contuve el poco aliento que amenzaba con reventarme el pecho y con el bicho en el pecho enfrente y a muy pocos metros de tapárseme para siempre, le dí larga al disparo.
Me fue imposible apreciar si había alcanzado su objetivo pero sí que pude ver el polvo detrás.  El veredicto del pentacampeón de rodeo que me guiaba me sacó de dudas: se ha ido alto. Tal como estaba tumbado, saqué la cara de la culata, la aplasté contra el hueco que hacía la mochila con la piedra, y comencé a respirar profundamente queriendo meterle a los pulmones todo el aire que les faltaba. Es imposible definir el cúmulo de sensaciones encontradas en tan poco espacio de tiempo: el esfuerzo de tantos días, las caídas y los golpes que se llevó el pobre rifle aquel y los que me llevé yo para reducirlo todo a un minuto y a un solo tiro.
Ni yo estaba en condiciones de apuntar con precisión ni podía pedírsela a mi rifle después de tanto golpe. - ¡Qué quieres, hijo, he rodao más que una piedra, a mi edad y todavía  me pides milagros! Supongo que me habría dicho el Mannlicher si hubiese podido hablar.
Me giré y sentado en aquel peñasco empecé a llorar como pocas veces. Lo había dado todo, tuve mi oportunidad y se me resbaló entre los dedos.
Aquel guía extraordinario, en un ejercicio de recato, me dio una palmada en la espalda, se levantó y con la excusa de ir a ver el tiro fallado, me dejó solo con mis lamentos. Y entre lamento y lamento pude oír unas voces que venían de lejos. Busqué los prismáticos pero no los encontré. A través del viejo visor vi gestos que acompañados con la voz de “sangre” cobraron todo el sentido.
Entonces supe sin duda que aquel animal estaba muerto. El polvo que vi había salido de detrás del hombro, pero nunca creí que el 270 pudiese haber atravesado a aquella distancia y bicho tan musculoso y no pequeño.
Cuando nos reunimos me dijo lo que ya sabía y me hizo todo género de promesas de cobro con un perro al día siguiente, que no podía estar muy lejos pero que había traspuesto un collado,  etc, etc. Para mí el día siguiente no existía porque tenía el vuelo de vuelta a casa por la mañana.
Después de tantas emociones diferentes y algún abrazo, le dije que había perdido los prismáticos, seguramente durante uno de los intentos de tiro anteriores porque colgándome del pecho me molestaban al tumbarme.
Sin mucho tiempo de luz remanente cortamos la cuchilla en oblicuo para buscar los lugares desde donde había intentado disparar sin éxito. En el segundo no estaban. Y en el primero, encima de una piedra y recortados con la montaña al fondo, se veían los viejos Zeiss verdes y detrás de ellos, a media barrera, el animal muerto.
Nunca una caminata y una cabalgada en plena noche se me hizo tan maravillosa y placentera como aquella. 
Y esto es lo que yo tengo que contar sobre los golpes a mi Mannlicher Luxus del 270, heredado de mi padre y vendido estúpidamente más tarde a uno que no se lo merecía.

¡¡¡Excelente relato Oscar!!!

Beltenebros escribió:

Xoshe escribió:

Y advierto: el Luxus es rifle europeo para cotos europeos. No lo aconsejo ni para montaña ni para jungla. Delicado, señoritil, poco adaptado a la dureza de la caza extrema. Aguanta mal los golpes.

Hará fácil 25 años, tuve la gran suerte de cazar 8 días más 1 en las condiciones más duras que uno pueda cazar deportivamente. Se me fueron los mismos kilos que días cazados. Debí caerme no menos de 20 veces y la mayoría con el rifle puesto.
El día que hacía el octavo dedicamos toda la tarde en desmontar la tienda, ensillar los caballos y bajarnos al campamento base donde ya esperaba el siguiente cazador. Un americano de los EE.UU. que me frió a preguntas durante la cena sobre los pormenores de mi cacería, y al que dejé sumido en la inquietud, habida cuenta lo trabajado y el nulo resultado conseguido.
Aquel buen señor ni siquiera llegó a cazar el día entero. Por la tarde admitió que aquello no era para él y que, con marcapasos en el corazón, suponía un riesgo serio para su salud decidiendo marcharse por donde había venido. Así fue como cacé ese día extra que comenzamos aún de noche y rematamos con el sol puesto por aquellas montañucas. Una sola oportunidad, un solo disparo después de tres carreras cuesta arriba y tres intentos. En el último, literalmente arrojé el Mannlicher a la mochila y yo detrás de él. Asfixiado por el esfuerzo a duras penas conseguí poner la cruz en su sitio, empujé el disparador para ponerlo al pelo, contuve el poco aliento que amenzaba con reventarme el pecho y con el bicho en el pecho enfrente y a muy pocos metros de tapárseme para siempre, le dí larga al disparo.
Me fue imposible apreciar si había alcanzado su objetivo pero sí que pude ver el polvo detrás.  El veredicto del pentacampeón de rodeo que me guiaba me sacó de dudas: se ha ido alto. Tal como estaba tumbado, saqué la cara de la culata, la aplasté contra el hueco que hacía la mochila con la piedra, y comencé a respirar profundamente queriendo meterle a los pulmones todo el aire que les faltaba. Es imposible definir el cúmulo de sensaciones encontradas en tan poco espacio de tiempo: el esfuerzo de tantos días, las caídas y los golpes que se llevó el pobre rifle aquel y los que me llevé yo para reducirlo todo a un minuto y a un solo tiro.
Ni yo estaba en condiciones de apuntar con precisión ni podía pedírsela a mi rifle después de tanto golpe. - ¡Qué quieres, hijo, he rodao más que una piedra, a mi edad y todavía  me pides milagros! Supongo que me habría dicho el Mannlicher si hubiese podido hablar.
Me giré y sentado en aquel peñasco empecé a llorar como pocas veces. Lo había dado todo, tuve mi oportunidad y se me resbaló entre los dedos.
Aquel guía extraordinario, en un ejercicio de recato, me dio una palmada en la espalda, se levantó y con la excusa de ir a ver el tiro fallado, me dejó solo con mis lamentos. Y entre lamento y lamento pude oír unas voces que venían de lejos. Busqué los prismáticos pero no los encontré. A través del viejo visor vi gestos que acompañados con la voz de “sangre” cobraron todo el sentido.
Entonces supe sin duda que aquel animal estaba muerto. El polvo que vi había salido de detrás del hombro, pero nunca creí que el 270 pudiese haber atravesado a aquella distancia y bicho tan musculoso y no pequeño.
Cuando nos reunimos me dijo lo que ya sabía y me hizo todo género de promesas de cobro con un perro al día siguiente, que no podía estar muy lejos pero que había traspuesto un collado,  etc, etc. Para mí el día siguiente no existía porque tenía el vuelo de vuelta a casa por la mañana.
Después de tantas emociones diferentes y algún abrazo, le dije que había perdido los prismáticos, seguramente durante uno de los intentos de tiro anteriores porque colgándome del pecho me molestaban al tumbarme.
Sin mucho tiempo de luz remanente cortamos la cuchilla en oblicuo para buscar los lugares desde donde había intentado disparar sin éxito. En el segundo no estaban. Y en el primero, encima de una piedra y recortados con la montaña al fondo, se veían los viejos Zeiss verdes y detrás de ellos, a media barrera, el animal muerto.
Nunca una caminata y una cabalgada en plena noche se me hizo tan maravillosa y placentera como aquella. 
Y esto es lo que yo tengo que contar sobre los golpes a mi Mannlicher Luxus del 270, heredado de mi padre y vendido estúpidamente más tarde a uno que no se lo merecía.

Gran relato ¿Qué especie te hizo sufrir tanto?

Me gusta leer. Gracias, Oscar!!

Un Dall, seguro.
Gracias Oscar, por contarlo.

gracias maestro.... echo de menos todas estas cacerias que podrias contarnos

Excelente Oscar, has conseguido que vivamos contigo ese lance y hasta hayamos sufrido con tu agotamiento y cansancio, notando el estrés, la angustia e impotencia que provoca ver al animal que se marcha sin ninguna posibilidad de repetir disparo, sabiendo que no te proporcionará más oportunidades.

Scutarii escribió:

¿Qué especie te hizo sufrir tanto?

Bighorn.

Me alegro de haber conseguido transmitiros algo.

Te harías luego con un plasticurrio para esos menesteres. ???
En los 90 ya trepábamos la mayoría con Wtby Mark V y Rem 700 “tragapiedras”.

Preciosa anécdota compañero Beltenebros!

Gracias por compartirla con el foro.

Me reconozco humildemente en esos sentimientos.

Tarabanco escribió:

Te harías luego con un plasticurrio para esos menesteres.   ???
En los 90 ya trepábamos la mayoría con Wtby Mark V y Rem 700 “tragapiedras”.

Mi descenso a los infiernos será en la otra vida. En esta me sigue tirando la madera. Pero, en efecto, pasé por el Mark V que era como llevar el zurrón lleno de piedras.

Jjjjjj. Y a todos nos flipan los buenos muebles!!!
Pero tu le muestras hoy la maleta a tu guía Tajiko, conteniendo una maderina con un visor viejuno y te saca del pais a gorrazos antes de empezar la cacería

Plasticurrio nos invade!!

Beltenebros escribió:

Scutarii escribió:

¿Qué especie te hizo sufrir tanto?

Bighorn.

Me alegro de haber conseguido transmitiros algo.

¡Qué cúmulo de sensaciones y qué bien contadas!



Saludos

P.S. Esperamos algunas historias mas...

Oscar estaba dejando ya este hilo y tu crónica y el guante recogido por Traper me hacen volver a servirme un cardenal Mendoza en espera de más gozosos textos

Xoshe no lograremos convencerte de las bondades de una BUENA acción M98 pero aún así siempre está bien vque alguien ponga el contrapunto

Acabo de leer tu crónica Óscar. Y he sentido tu sufrimiento, el lance y la satisfacción del triunfo, como si lo hubiese vivido en primera persona.
Mi más sincero agradecimiento por este buen rato que nos has proporcionado.