Águila imperial ibérica, única
El cazador y el ornitólogo alemán Reinhold Brehm descubrió la especie para la ciencia en 1860, cuando cazó cinco ejemplares
denominación científica de nuestra águila imperial ibérica es realmente tardía. Esto sorprende si pensamos que hasta 1996, y después de numerosos estudios genéticos, no se pudo confirmar oficialmente su categoría como especie. Anteriormente a esta fecha, la comunidad científica compuesta por renombrados ornitólogos no se puso de acuerdo, hasta tal punto que algunos expertos la clasificaban como subespecie.
En 1856, Reinhold Brehm, famoso cazador y ornitólogo alemán -estas disciplinas iban unidas para el estudio de las aves- aterrizó en España para conocer de cerca la avifauna de la península ibérica. Años más tarde, en 1860 y 1861, descubrió para la ciencia el águila imperial ibérica después de cazar cinco ejemplares en el Monte de El Pardo. Entusiasmado con el hallazgo, envió algunos de los ejemplares a su padre, Ludwing Brehm, gran coleccionista de aves, que bautizó el nuevo animal como 'Aquila adalberti' en honor al príncipe Adalberto de Baviera, hijo del rey Luis I.
Desde ese momento comenzaron las dudas en la clasificación del águila imperial ibérica. Otro ornitólogo de la época, el inglés Henry Dresser, incluyó la nueva especie en su catálogo ilustrado de 1873, aunque con algunos errores taxonómicos. La polémica siguió años después, incluso en tiempos del coronel Howard Irby, Thorburn o Verner, quien acompañó al príncipe Rodolfo de Austria en un viaje por España para recolectar nuevas especies para su colección; ambos visitaron Doñana junto a Alfred Edmund Brehm, hermano de Reinhold.
Esta controversia entre los estudiosos llegó a los ornitólogos españoles. A finales del XIX y comienzos del XX, el catedrático Salvador Calderón pidió ayuda a los miembros de la Sociedad de Historia Natural, a los aficionados a la caza «y a sus amigos, que procurasen hacerse con los raros ejemplares que puedan hallar de dicha especie, para que queden en España estos últimos representantes de las bellezas ornitológicas de nuestra fauna».
Águila imperial ibérica, única
MIGUEL GONZÁLEZ PEREA
Abel Chapman y Walter Buck, conocidos por todos gracias a sus fascinantes libros sobre España -titulados 'Wild Spain' y 'Unexplored Spain'-, identificaron de nuevo al águila imperial ibérica con sus estudios ornitológicos. Estos cazadores naturalistas reafirmaron la teoría de especie única, pero la polémica en torno a ella seguía encima de la mesa.
Durante muchos años del siglo XX -Hartet en 1914 y Varie en 1965- se continuó defendiendo la idea de que nuestra águila imperial ibérica era una subespecie del águila imperial oriental. Esta clasificación fue cogiendo peso en todos los ornitólogos del momento, hasta que por fin, en 1996, y para orgullo nuestro, Seibold demostró mediante estudios moleculares que el águila imperial ibérica estaba separada del águila imperial oriental desde hace un millón de años.
Finalmente, se consiguió que el 'Aquila adalberti' fuera considerada especie. Esta afirmación se corrobora en 2017 por Martínez-Cruz y Godoy mediante el análisis de un gen del ADN mitocondrial, comprobando que ambas especies estaban separadas entre sí desde el Pleistoceno.
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En la actualidad, el éxito de la recuperación del águila imperial ibérica es meritorio gracias al esfuerzo de las Administraciones públicas y, sobre todo, de las fincas particulares, cuyos propietarios velan por su proliferación. De esta manera, España cuenta en este momento con más de 700 parejas de estas preciadas aves. Esperemos que esta joya ornitológica siga su camino marcado desde hace años y pueda asentarse en terrenos que dejó hace décadas.
Águila imperial ibérica, única
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