Alarma ganadera en Caldones

Alarma ganadera en Caldones por la aparición de reses muertas por ataques de lobos
· Las incursiones en el municipio de Gijón han sido contrastadas por cazadores y vecinos de la zona con avistamientos de dos hembras paridas y la localización de huellas y excrementos de los cánidos

Marcos Moro

Gijón

Alarma en el sector ganadero en la parroquia rural gijonesa de Caldones. En el transcurso de apenas quince días han aparecido dos terneros muertos, con evidentes señales de dentelladas de lobo, en el mismo paraje de Rioseco de Caldones, la conocida como Cabaña del Marqués. Las reses devoradas son propiedad de la ganadería Castiello -de vacuno de carne- que tiene alquilada todo el año esa finca privada de 19 hectáreas de la familia Armada. Los xatos murieron devorados con importantes desgarramientos en sus zonas blandas del cuello, barriga y nalgas.

Marcelino Castiello, ganadero residente en Lavandera que perdió los dos terneros en estos ataques, explica que tiene 41 años y lleva subiendo desde los 18 a sus reses de Asturiana de los Valles a la Cabaña del Marqués. «Te podía morir algún ternero de enfermedad, pero nunca me pasó tal cosa». «Cuando subí a ver los cadáveres las vacas estaban como locas de alteradas y dando berridos», señala. Para evitar nuevas muertes solo dejó en la finca de Caldones visitada por los lobos a las vacas sin cría y 24 terneros, que tienen la mayoría entre uno y cuatro meses, han sido retirados de esos pastos altos. Los xatos mayores -nueve- se han destetado y estabulado, y el resto se han llevado con sus madres a otras fincas. «No quiero que sean comida fácil para las alimañas», indica.

Otra cosa que le llamó poderosamente la atención al ganadero gijonés damnificado es la ausencia de jabalíes en el paraje donde están haciendo sus incursiones los lobos. «Estos años atrás había mucho jabalí, pero este año no hay ni una fozadura. Algo habrá cambiado para que no esté ahí y hayan huido», razona. Castiello también contactó con la guardería del Principado para dar parte de unos daños que en principio la administración regional prefiere atribuir los daños a perros asilvestrados.

Fue el empresario hostelero Alejandro Suárez Meana, quien fuera durante décadas propietario del restaurante El Pinal, en Peón (Villaviciosa), quien descubrió la última res muerta durante un paseo dominical con un nieto veinteañero pasadas las diez de la mañana. Suárez Meana, de 81 años, veterano cazador y vecino de la zona, explica que cuando tocó los restos del cuello del ternero se manchó la mano de sangre, síntoma de quehabía pasado poco tiempo desde el ataque. Lo primero que hizo fue llamar al Seprona y al ganadero dueño de los reses. Asegura que durante los últimos meses ha visto con sus propios ojos en varias pistas y caminos de la zona huellas de lobo perfectamente reconocibles «tan grandes como una mano humana», así como numerosos excrementos de estos cánidos. Además un vecino de Argañosu (Villaviciosa) le dijo que se habían avistado recientemente dos hembras de lobo paridas en la ladera más próxima a Rioseco de Caldones .

«Importancia de difundir esta presencia»
Para José Antonio Migoya, director de la Fundación Caja Rural de Gijón, considera que desde el Principado «existe miedo a reconocer que el lobo ha llegado a Gijón». «Es importante difundir lo que está pasando para que el sector ganadero esté alerta», afirma Migoya, que señala también que la presencia de esta especie de depredadores «va a afectar al manejo del ganado y va a incrementar los gastos de las explotaciones al tener que destetar terneros y estabularlos». «Es muy preocupante», remarca.







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