Tardes de Abril

Tardes de Abril.

La típica de un aire caliente suave, que en manga corta se está bien, así estaba la tarde. Encarrilo un camino dejando tanto a derecha como izquierda monte de roble, dónde casi nada más empezar ya hay que ir atento porque te pueden saltar los corzos de los pies. Mi intención es seguir el camino hasta llegar a unos prados que están dentro del monte y si no veo nada en el trayecto sentarme a esperar en algún rincón. Son prados dónde les gusta mucho salir a los corzos ya que quedan bastante resguardados y aunque es complicado de recechar, me gusta ese sitio. Camino despacio y me paro cada poco para mirar entre los árboles aunque de rondar alguno por allí, fácilmente me vería o sentiría mucho antes el a mí.

Llego a la esquina del primer prado, miro y remiro la zona y allí a primera vista no había nada, aunque el prado no es llano y por el medio hace una pequeña loma, muy pequeña, pero la justa para no poder observar el prado al completo. A mi derecha tengo unos árboles caídos que me sirven de cobertura, me acerco hasta ellos para poder ver la caída del prado y me asomo muy despacio porque la distancia no es larga y puedo encontrármelo a 10 como a 60 metros pero allí no había nada… bueno, en realidad si. Es de esas veces que pasas la vista y ella más que tú mismo, detecta un mínimo movimiento y no era otra cosa que un corzo, tapado en unas matas sucias que por el pelaje apenas se distinguía. Me eché hacia atrás, quedando resguardo detrás de los árboles y a la vez pensando como hacer para ponerme a tiro y estar preparado por si hubiese que hacerlo pues aún no sabía como era el corzo.

Decido volver sobre mis pasos y bajar pegado por la raya del monte, lo que no me sirvió para hacer más que ruido por culpa de las hojas caídas y las muchas ramas cruzadas que hay por el suelo que por poco, lento o suave que pises delatan a cualquiera pero no tenía otra opción. En efecto, cuando me creo bien situado y miro dónde anteriormente había visto el corzo, no había nada… bueno, en realidad si. Mi vista, más ella que yo, delató un movimiento de orejas que estaban atentas al ruido de hojas y pequeñas ramas que salían del monte. Lo tenía clavado delante de mi, miraba y venteaba pero ni me veía ni me olía y yo por supuesto, estaba clavado también hasta que bajó la cabeza y aunque algo desconfiado se puso comer. Entre los nervios, el pisar despacio y demás, cuando miré hacia abajo estaba subido en un tronco viejo ganando la altura justa para poder ver algunas zonas de la caída del prado y como no, aquél tronco se balanceaba, no tenía ningún apoyo ni claro ni cómodo por ningún lado y si me bajaba de allí, la pequeña loma no me dejaba ver. El corzo tiene buena planta, es largo de cuerna aunque no se le ve grueso y las puntas no son largas, de hecho, en el cuerno izquierdo no tiene contra luchadera y me recordó que el año pasado a final de temporada ahí mismo había visto un corzo también largo y sin contra luchaderas (de estos “killers”).
Desde el mismo tronco, empecé a pensar de nuevo como entrarle para buscar un sitio. Si sigo por la raya del monte tal y como está el terreno me sentirá y además el viento entraba de pico por la parte de bajo. El corzo empieza a venir en mi dirección pero no de frente, sino ganando terreno para estar cerca del monte y una de dos, o se mete encima por la parte baja o dejo de verlo. Ni uno, ni otro, se acomoda y se tumba viéndole únicamente la cabeza asomar. Si el baja….yo subo, ya que al bajarse el un poco la parte de arriba quedó algo más descubierta.

Me vuelvo hacía atrás y nuevamente hago ruido hasta que salgo al camino que pretendía llevar desde un principio. Voy muy despacio, el corzo no lo veo pero se que no está a más de 50 metros y aunque voy tapado inevitablemente sigo haciendo ruido, no mucho para mi y si demasiado para tener un animal tan cerca y que no me escuche…. Me escuchó. En uno de los huecos de las matas que me estaban sirviendo para taparme, de nuevo veo al corzo ya de pie mirando hacia arriba, atento y sin moverse, demostrando que sabía perfectamente que ahí había algo que le había molestado en su “sesteo” y prefería saber lo que era antes de escapar. Me siento en una piedra y me apoyo en el típico cierre de alambre de pinchos que ponen en algunos prados, el corzo, estaba un poco tapado por unas pequeñas matas y no perdía de vista la parte de arriba. Ahí lo tengo, no hay más de 50 metros, monto el pelo y seguidamente empiezo a pasar la cruz del visor por su cuerpo, los nervios no me dejaban mantenerla quieta hasta que en una de las pasadas de la cruceta por las costillas, respiré hondo y adelantando la cruz, dejé caer suavemente el dedo encima del gatillo viendo el corzo perderse entre las matas. Se había quedado.

Karamojo Bell escribió:

....teniendo el corzo a mis pies, sentí por detrás 'arrastrar' hojas, me giré y entre el monte descubrí una cosa negra que venía en mi dirección, se paraba y caminaba tranquilo, así hasta que en un claro a no más de 10 metros, se dejó ver; Grande, unos cien kilogramos de peso, negro, embarrado hasta las orejas, los belfos abultados, giró la cabeza para ventear y ahí pude ver como le brillaba su colmillo derecho. Me quedé quieto esperando su reacción y no fue otra que girarse tranquilamente, al paso, dejándome ver su tremendo par de huevos, mientras los míos ya se iban bajando de la garganta para volver a su sitio habitual.

El rifle, apoyado en un árbol a unos 20 metros de mí. ¡Como debe de ser!.

Una tarde de Abril que me hizo disfrutar de un ‘corzo abrileño’ y un lance bonito; Que al final, es lo que queda.

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Muy bueno, Diego.

Da gusto leerte Diego, tienes un puntito especial para esto. !Sentimiento!!!!!!

guaje yes un monstruo .....

Muy bueno Guaje, he disfrutado mucho leyendolo.
Hasta el proximo , sigue deleitandonos con tus escritos.
Un abrazo figura



Pd: Si te llegas apiolar tambien el "tocino" ya hubiese sido de ordago .

Enhorabuena por el lance, trofeo y relato.

Me encanta la posición digna en la que ha quedado el corzo. Bonito gesto.

Abril para vivir, Abril para soñar, Abril la Primavera amaneció..."
Muy bien, Diego, muy bien todo.

Precioso relato Diego.....

eres un fenómeno......

Dieguin como siempre fenomenal

Mean encantao ...

Muchas gracias a todos, alégrome que os guste y por su puesto, espero seguir escribiendo algo de vez en cuando; Eso será buena señal, por muerte o no, pero si por días de campo.. que al final, es lo queda.

Gran relato Diego, me ha gustado mucho. Un saludo

Enhorabuena por el lance, por el corzo y gracias por compartirlo con nosotros. Me he sentido en el monte, contigo, con el nudo en el estómago.

Oscar.

Buen relato Diego, como siempre en tu linea, espero que abril nos deleite a ti con mas lances y a nosotros con tus relatos.

Muy bueno Diego. He sentido hasta el ruido acompañándote.

Diego ya echaba yo de menos relato del lance, que además no habíamos hablado. Pena ese jabalí.