Hace años, en su primera etapa en el Racing, cuando creo que aú no era tan conocido por España, me lo encontré en el Parador de Fuentedé donde estaba concentrado el equipo. Sólo crucé tres palabras con él en la barra del bar a propósito de estar pidiendo, al mismo tiempo, unas bebidas, pero, para pensar: "Coño, que tío más majo y llanote".
Un tío que tenía la rarísima habilidad de no tener pelos en la lengua para decir lo que pensaba pero que era querido por todos.
D.E.P.