¡Manolo, te has vuelto a olvidar otra vez!
- ¿De qué, Pepi?
- ¡Hoy cumplimos 5 años de casados!
- Pe... pe... pero, cómo me voy a olvidar de eso?
- Quiero que me lleves a cenar, a ver un buen espectáculo y a bailar.
- ¡Justamente era eso lo que había pensado!
- Está bien, quiero que me lleves a "Gabana"
- ¿Quéeee? ¿Estás loca? ¡Eso es un antro!
- ¡Manolo! ¡Quiero que me lleves ahí porque quiero conocerlo!
Y fueron... Apenas llegaron, el aparcacoches dijo:
- Buenas, ¿cómo le va caballero? ¡Me alegro de verlo otra vez!
La mujer saltó sorprendida:
- ¿Qué dice éste? Ha dicho que se alegraba de verte otra vez.
¿Has estado tú aquí?
- ¿Yo? ¿Pero estás loca? ¿En este antro?
Los porteros le dicen a todos lo mismo.
Estos lugares son así.
Llegaron ante el portero:
- Señor Murillo... ¡Qué alegría!
- Te ha dicho Señor Murillo... ¡Este te conoce!
- ¿Eh?... ¡Cómo no me va a conocer, si trabaja en el edificio de mi
oficina. Es el electricista del edificio.
Ya dentro, los recibió Alex, el gerente:
- ¿Cómo está Doctor Murillo? La mejor mesa, como siempre, ¿verdad?
- ¿Este también es electricista en tu oficina, Manolo?
¡¡Te voy a matar!!
- No... eh... no, este señor me conoce porque es el que me vendió el
monovolumen que te regalé...
- Manolo, me estás...
En ese momento apareció la vendedora de cigarrillos:
- ¡¡Mi Reeeeeeeeyy!! ¿Te doy tu Cohiba...?
La cigarrera se puso el habano entre los pechos:
- Mete la manita, mi amor, y saca tu habanito!
Pepi estaba a punto de matar a su marido cuando se apagaron las luces.
Por fin se sentaron y empezó el espectáculo.
Apareció una mujer espectacular que empezó a hacer un striptease.
Y cuando se quedó sólo con el tanga se acercó a la mesa de Manolo y, muy sensualmente,
preguntó a toda la concurrencia:
- Y ahora... ¿Quieeeeeeen me va a quitar el tanguitaaaaaaaa?
Todos los presentes cantaron a coro:
- ¡¡Se ve, se siente, Manolo con los dientes!!
¡¡¡Se ve, se siente, Manolo con los dientes!!!
Pepi no aguantó más. Salió corriendo y se metió en un taxi.
Manolo la siguió y también entró en el vehículo.
La mujer empezó a pegarle y a tratar de tirarlo por la puerta.
- ¡¡Eres el hijo de puta más grande que he visto!!
Pepi se quitó un zapato e, histérica, comenzó a pegarle en la cabeza
y a gritarle los tacos más gordos que se sabía.
El taxista se dio la vuelta y dijo:
- Mire que hemos llevado putas locas, Don Manolo... Pero, como esta?
¡¡Ninguna!!!