A rebecos
Hace unos días me llegaba un “wasap” por parte de mi amigo Miguel que decía así;
Confirmado.
Martes por la tarde y Miércoles por la mañana a los rebecos.
¿Vienes, no?
A las 15:30 en mi casa.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Y… a las 15:30 del martes por la tarde, allí estaba yo como un clavo. Nos preparamos y salimos dirección al cazadero hablando de…. caza, por ejemplo.
Ya en el cazadero y 50 metros antes de dónde teníamos pensado dejar el coche, se arranca bastante cercana a correr ladera arriba una rebeca con la cría, daba gusto verlas subir entre la poca nieve que había, qué facilidad y rapidez para perderse entre unas peñas que estaban en lo alto.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Dejamos el coche y empezamos a recechar por un camino dejando laderas tanto a mano derecha como a mano izquierda pero no conseguimos ver ningún rebeco más a si que abría que intentarlo el Miércoles por la mañana.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Nuevamente pero esta vez a las 6:00 de la mañana, estaba en casa de Miguel. No disponíamos del tiempo suficiente para estar todo el día detrás de los rebecos pues Miguel tenía labores que hacer a partir de las 15:00, a si que, teníamos que ir a zonas en un principio y estando por la montaña relativamente más fáciles, o dicho de otro modo, no podíamos liarnos a caminar en exceso.
Llegamos todavía de noche a un alto, esperamos que empezara a clarear un poco el día para prepararnos rápidamente y empezar a caminar hacía una zona desde dónde vigilamos mucho terreno y varias laderas. Empezamos a tirar de prismáticos y al rato yo descubro un venao en una pedriza muy, muy largo pero no veníamos buscando de estos.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Seguimos mirando y remirando el terreno cuando Miguel consigue ver un rebeco muy lejos, más que el venao, no recuerdo cuando deja de marcar el medidor de sus prismáticos pero juraría que pasaba de los mil metros. Era un rebeco solitario, y que llegar dónde estaba el en esos momentos resultaba impensable. Aguantamos un poco más, a ver si lográbamos ver alguno más cercano pero no tuvimos suerte.
Sobre la marcha decidimos cambiar de zona y volver dónde estuvimos la tarde anterior. Antes de dejar el coche y a lo lejos, descubro algo en lo alto de unas peñas haciendo viso y mandé a Miguel parar para mirar, resultando que lo que hacía viso era un rebeco y detrás apareció otro. Rápido nos dimos cuenta, que era una rebeca con la cría y tampoco veníamos buscando esto. Dejamos el coche con intención de dar un rodeo para entrarlos por detrás confiando tener la suerte de que no estuvieran solos y que a esos dos los acompañara algún ejemplar más.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Vamos caminando tan ligeros como nos permite el terreno, en esa zona había algo de nieve y te hundías lo que no era nada cómodo para caminar, ruido aparte, pero no había otra manera posible de buscar acercamiento. Cuando estamos ganando la parte trasera de la montaña, veo un rebeco descolgarse por el viso y rápidamente lo hago saber.
- ¡Miguel, rebeco! Ahí dejándose caer hacia abajo.
Todo fue uno, entre mi aviso y Miguel localizarlo rápidamente fueron saliendo de las peñas un grupo de 4 rebecos, el primero que resultó ser la rebeca con la cría detrás, luego otro rebeco de pelaje muy negro y por último uno que tardó un poco más en salir con el pelaje más claro. Nos habían visto y pusieron tierra de por medio de una manera increíble, ver con la facilidad que se descolgaron esos animales ladera hacia abajo y luego subir por un terreno pedregoso, para mi, que no lo había visto más que en videos me pareció realmente bonito y espectacular.
Pero aparte de todo lo bonito de las imágenes que acaba de presenciar, casi al unísono nos salió a los un… ¡La jodimos! Ya que posiblemente era la única oportunidad que tendríamos. Miguel, más acostumbrado a estos animales me comenta que los dos últimos eran un par de machos, algo mejor el del pelaje claro que el negro y me iba ‘cantando’ los metros que cada vez nos iban separando de los animales pues no se paraban.
Hubo unos momentos rápidos dónde no hacían falta palabras, ya que nuestras caras lo decían todo, reflejando que nos habían ganado. Miguel se pregunta y se responde así mismo.
- La manera de entrarlos aquí…. Imposible.
Era tan imposible como que había una ladera dónde no tenías sitio para taparte y entrarlos por arriba del todo no se podía pues el terreno no lo permitía haciendo una cortada las peñas para bajar en cualquier sistema “volante” menos a pie.
A todo esto los rebecos estaban ya tranquilos, parándose y subiendo muy poco a poco que era lo que yo estaba viendo por los prismáticos cuando siento;
- Dieguín, 550 metros todavía están a tiro.
Me quité los prismáticos de la cara y miré a Miguel medio riendo, uno por la naturalidad con la que le salió y otro porque para mi ya habían dejado de estar a tiro cuando pasaron de los 300 metros y le solté;
- Si a tiro, a tiro … ¿a tiro?
No alcancé a decir nada más, porque mientras lo decía lo vi descolgarse el rifle, abrir el harrys, tirarse al suelo y empezar a coger posición.
De todos modos, para mis adentros pensé que lo único que pretendía era mirar sin más y yo sentado a su derecha me fijaba en la posición del seguro de su 7 milimetros que indicaba “safe”.
Vuelve a mirar con los prismáticos, y dice; 608 metros. Corrige la torreta y vuelve a coger posición.
- Dieguín, dime cual es…
- ¿Pero vas a tirar?
- ¡Dime cual es, coge el mirón! Que no veo bien.
- Yo con eso no se mirar, ¡coño! La rebeca está debajo con la cría, el negro apartado a la derecha.. es el que está de culo, así no lo puedes tirar.
- ¡Coge el mirón!
Vuelvo a mirar por los prismáticos con tan buena suerte que ya no estaba de culo, se había puesto encima de una peña, cruzado, y dándole el sol.
- ¡Miguel! El que está encima de la peña, lo tienes ahí.
- ¿Seguro?
- Si coño, es ese.
Ahora el seguro del 7 milimetros estaba quitado, le dije que esperase para mirar con los prismáticos pues a simple vista no se veía nada. Cuando quieras dije y casi sin darme tiempo a acabar, retumbó el monte a la vez que el rebeco se ponía derecho sobre sus patas traseras..
- ¡Ahí dios, que le diste!
Un silencio total, mientras el rebeco cae unos metros hacia abajo, se revuelve malamente y desaparece entre unas peñas.
- Dieguín…está muerto…..
Miré a Miguel, con no se muy bien que cara, nos dimos la mano, nos levantamos y nos dimos un abrazo.
Ahora tocaba ir a buscarlo y teníamos por delante un buen rato por lo complicado del terreno para caminar. Nos marcamos una referencia, que era un corte que hacían dos peñas pues un poco más abajo era dónde le había tirado al rebeco. Empezamos a caminar, poco a poco, la primera parte era entre comillas, bastante cómoda hasta que llegamos a la zona de piedras. Reconozco qué, hubo algún tramo que me acojoné pues miraba hacia abajo y no había más que piedras y un resbalón o mal paso podía jugarte una mala pasada.
Estaba costando la suyo el acercamiento al lugar del tiro y sobre todo no sabíamos lo que nos podíamos encontrar al otro lado de dónde desapareció el rebeco. Perfectamente podía estar allí, o perfectamente podía ser aquello un infierno de peñas dónde no pisó persona humana.
Después de una hora caminando, llegamos al sitio para despejar nuestras dudas de lo que había detrás de aquel viso y con suerte vimos que el terreno hacia como un pequeño cañon de hierba. El animal no debería estar lejos. Nos vamos al tiro y ya vemos sangre, la seguimos para saber por dónde desapareció exactamente, Miguel me adelanta y va mirando 10 metros delante de mí hasta que dice lo que más esperaba escuchar en ese momento.
- ¡Está aquí!
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Me acerco lo miro y nos damos otro abrazo.
Yo me quedo arriba con el rifle, mochila y demás trastos mientras Miguel se descuelga hacia abajo para poder entrar en el pequeño cañon que formaban las peñas. Tenía ganas de ver aparecer por allí a Miguel, pues todavía y aun teniendo el animal tan cerca no sabía si podría subir para llegar hasta el.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]La foto está sacada más o menos desde dónde estaban los rebecos, dónde está el cuadrito rojo, estábamos nosotros.Al rato, siento una voz que manda que me asome para saber dónde estoy y cuanto le queda. ¡Ya casi estaba hecho!.
Hasta que llegó.
- ¡Bien, Miguel, bien!. Le medio grité.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Recogí los trastos y me fui bajando a media ladera para encontrarnos y pegar el último tirón. Otro abrazo más grande si cabe, con el animal ya en nuestro poder.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Decidimos el trayecto de vuelta rápidamente, bajamos al río e hicimos una parada breve que nos sirvió para refrescarnos del sofocón que los dos teníamos y fuimos subiendo poco a poco por pequeñas veredas hechas por los animales cuando Miguel suelta;
- ¡Coño! Ya se porque veía mal, el corrector de paralelaje..
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Después de un par de horas de caminata, por fin…. Llegamos al coche.
Mi primera experiencia de caza detrás de los rebecos no hay duda que será para recordar, por el sitio, el lance, la caminata para cobrar el animal y por supuesto, la compañía.
¡Gracias Miguelín!
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