¿Quién se comió la novilla? Severino Álvarez, vecino de Las Estacas, en Belmonte, afirma que un oso atacó a una de sus vacas, pero la guardería atribuye el daño al lobo[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Severino Álvarez destapa la novilla, de la que sólo quedan los huesos y la piel, ayer, en Las Estacas. Sara Arias Las Estacas (Belmonte
de Miranda), Sara ARIAS
«A mí, como si no me dan el dinero de la vaca, me da igual que no me paguen, pero yo quiero que se reconozca que tengo razón, a esa novilla la mató el oso». Tajante y claro. Severino Álvarez Boto, vecino de Las Estacas, en Belmonte de Miranda, afirma rontundo que la vaca que perdió el pasado sábado en el monte fue atacada por un oso pardo cantábrico y no por el lobo, como determinó la guardería de la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos, tras realizar una inspección de los restos de la res.
Álvarez se encontraba en su casa, donde tiene una ganadería con más de 80 vacas asturianas de los valles, cuando le llegó el aviso de un vecino, quien le comunicó que una de sus novillas estaba muerta, devorada por algún animal. Rápidamente, Álvarez se dirigió hasta el prado, donde encontró a la novilla tirada en un reguero, ya sin vida. «La ví nada más un poco y fui a llamar a la Consejería, pero ya me dí cuenta de que tenía un zarpazo y eso, te digo yo, fue el oso». De las diez vacas restantes no había noticia, todas escaparon, presumiblemente cuando se produjo el ataque. «Luego aparecieron por ahí abajo, en otro prao», señala el ganadero.
Cuando llegaron los guardas de la Consejería, Álvarez les acompañó hasta el cadáver de la vaca. Una vez cerca del animal, explica el ganadero que «estuvieron mirándola y nada, dijeron que eso era de los lobos, y les dije yo: ¡Pero si no está horada! ¿Cómo va a ser del lobo?». Decidieron mover el cadáver para poder ver todo el estado del cuerpo, «la bajamos y vimos que estaba comida por la tripa, tenía todo fuera, a medias de comer», detalla.
Álvarez asegura que la novilla tenía un zarpazo «grande, eso no era de lobo», en la pata delantera derecha. Entonces fue cuando les dijo que creía que el ataque había sido producido por un oso, «pero uno me dijo: ¿y a tí qué más te da si fue un oso o un lobo? Y yo le respondí: ¿Y a tí? Y ya estuvimos un rato callados, por la riña».
Al cabo de un tiempo, Álvarez firmó el documento del Principado y, según su versión, uno de los guardas le dijo: «Para otra vez, si sabes que es del oso, llamas al Parque Natural de Somiedo». Algo que cabreó aún más al ganadero, que opina que «eso me lo tenía que haber dicho antes de firmar nada porque, si lo sé, lo hago». La certeza que tiene Álvarez de que la vaca fue comida por un oso no se la puede quitar nadie de la cabeza: «Si fueran los lobos no dejaban ahí nada. Ahora ya no queda nada porque la comieron los buitres y los perros, tiene sólo la piel... ¡una alfombra!», bromea.
A la seguridad que tiene, se suma que el día antes de que apareciese muerta la novilla uno de sus vecinos vio un oso en los alrededores del pueblo. También Álvarez lo avistó hace una semana, «lo tenía como de aquí a la oveja esa» (señala una distancia de alrededor de diez metros). Además, añade que cree que «es un oso macho que anda por la peña El Fuego desde septiembre». Y mantiene su opinión firme: «Los lobos, en esta época del año, no andan tan abajo ni van a venir aquí a comer».
La presencia del oso pardo en los montes de Belmonte de Miranda va en aumento y consolida la lucha por la protección de esta especie en peligro de extinción. En los últimos años se han avistado varios ejemplares en el municipio, en Dolia, en el pico Cervera-Castiello y, en la primavera pasada, por la zona de Vigaña de Arceo. Álvarez desvela que en Peña Manteca también se les puede ver, «ahora es más fácil que antes».
Álvarez piensa que la Consejería no quiere reconocer la presencia osera en la zona «para no tener que pagar más, porque si el daño es de lobo te dan 600 euros y, si es de oso, ya sube hasta los 800», argumenta. Si bien recalca que no quiere que se declare que la novilla murió presa del oso por el dinero sino porque «sé que tengo razón, que lo sepa todo el mundo», concluye.