El tiro de pichón se prohibió en Gran Bretaña en 1923. Así es como era la cosa:
El anillo era un círculo de 100 yardas circundado por una valla metálica de 15 pulgadas de altura.
El puesto de tiro se situaba a un estándar de 32 yardas sobre 10 jaulas equidistantes.
En un punto determinado había una caseta pintada de blanco en la que permanecía el jaulero para cebar y armar las jaulas y controlar su apertura.
Las jaulas se cerraban con dos planchas en forma de techo y cuyo suelo, donde reposaba el pájaro era de lona. Con la jaula cerrada la lona permanecía floja, y al abrirse se estiraba, lanzando al pájaro al aire los centímetros suficientes para hacerlo volar, evitando que se quedara en el suelo al abrirse la jaula.
El turno de tiro para cada uno era de 5 pájaros a los que había que disparar los dos cañones de manera obligatoria, aunque se hubiera fulminado al ave en el primero. Sólo después del 5º pájaro y la retirada del puesto de tiro, se recogían los pájaros de dentro del anillo.
Las escopetas que se usaban eran las sucesoras de las de la era Victoriana, especialmente concebidas para el tiro. Muy consistentes, pesadas de manera que la repetición del tiro se hiciera de una manera fiable y que absorbieran el retroceso de los potentes cartuchos de 34 gramos. También había que los usaba de 32.
Sobre todas ellas eran preferidas las escopetas de Purdey y de Boss, tanto de martillos a la vista como ocultos.
Añado que el autor dice que es una delicia poder aún asistir a algunas de estas tiradas en Estados Unidos, España y otros países, y participar del deporte gracias al cual armeros como Harris Holland y James Lang hicieron su fama y fortuna.