Para cerrar la temporada, tocaba batida cerquita de casa.
Quedamos sobre las 8:00 en un bar de un pueblo cualquiera. Antes de llegar en la rotonda del pueblo, control.
- Buenos días, su permiso de condución.
- Ahí tiene.
Mientras lo va mirando le pega una vuelta al coche, me lo vuelve a entregar y me dice que es un control de alcoholemia.
- Me lo imaginaba, pero mire como llevo el coche de trastos, me acabo de levantar y voy a cazar.
- Venga, siga.
- Gracias, buen día.
Me libró de perder algo de tiempo pues tenía delante unos cinco coches más.
Total, llegué al bar dónde había quedado con mi hermano y dónde era el sitio de reunión antes de salir a cazar.
Lo de siempre, enseñar papeles, café, espera, café, palique y palique hasta que dio la hora de salir hacia el monte.
Íbamos, mientras otros miraban rastros por otras zonas, a soltar en otra cubriendo por largo y casi que mejor, al menos no perderíamos media mañana en el bar, coche o dónde fuera sin hacer nada.
Los primeros en quedarnos somos mi hermano y después yo. Un puesto a mi gusto bonito, a si que preparo todo y me pongo a lo que toca, esperar.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]No tardaron en soltar y aunque los perros tenían rastro no eran ninguno firme y bueno. Mi hermano me iba comentando que no le paraban de entrar corzos, corzos y más corzos y yo pensando en a ver si me venía a mí alguno para entretenerme un poco y no tardaron en llegar, hasta 4 llegué a ver y un par de sustos creyendo que eran jabalís.
El cambio en el latir de los perros me pusieron en alerta mientras que por la emisora escuchaba decir, Victor y el hermano, atentos que os van y aumentó la tensión.
Nos pasaron bajos, por la parte baja medio vi pasar un perro y gracias que iba latiendo en el rastro que aunque hubiese sido un jabalí el tiro era imposible, a si que seguimos a la espera, aunque no tardan en disparar otro par de hermanos fallándolos.
Decidimos retirar e ir a otra zona dónde los tenían más sobre seguro ya que según comentaba el aquí montero (perrero) se los daba a vientos su perro y eso es cosa segura.
Salimos todos juntos hacia los puestos, llegamos a un cruce dónde unos cogen un camino hacia la derecha y otros siguen de frente entre ellos mi hermano y yo.
- Aquí tiene que quedarse uno, dice un perrero.
Nos miramos mi hermano y yo;
- ¿Diego, quieres quedar tú?
- A mí me da igual. ¿Quieres quedarte tú?
- Y a mí también me da igual, lo mismo me da só que arre.
- Bueno, pues me quedo yo.
Y ahí quedé, mientras mi hermano me indica un par de gateras muy tomadas que tenían de la noche y dónde había muestras de huellas y pelos de jabalí.
La verdad, que el sitio a cubrir era reducido y estas cosas me gustan muy poco o nada y el puesto me gustaba menos, porque era feísimo pero es un sitio de esos que tu mismo te das cuenta que como escape, puede ser bueno. Era un pequeño prado con pegotes de monte sucio por la mitad y poco más. Me pongo en el centro para intentar cubrir más o menos en igualdad de metros a izquierda y derecha, preparo todo nuevamente y me pongo a esperar que soltaran los perros. Al mirar a mi derecha veo un árbol en el esquinazo del prado y pienso que allí voy a estar mejor, a si que allá voy.
Me duró esa opción un segundo cuando ví que por allí podía romper un animal fácilmente y lo más seguro es que no lo hiciese por estar pegado al monte yo y otra opción es que me llevase por delante, a si que me volví a la primera idea asomándome al camino avisando al que se había quedado en el cruce de dónde me iba a quedar finalmente.
Ya llegan con los perros y entran por el cruce del que hablo anteriormente no recorriendo 20 metros y los perros ya se volvían locos –buena señal- no tenían que estar lejos.
Fue soltar y el monte parecía que se me venía encima, entre las voces, los perros y los jabalíes aquello era una locura. No dejaba de mirar a los posibles pasos dónde podía romper un animal sabiendo que en cualquier momento alguno asomaba la jeta.
- ¡¡¡Ahí van!! ¡¡¡Ahí van!!!
Y no tardo en escuchar los primeros disparos hacía la zona dónde se había quedado mi hermano.
- ¡¡¡Fuegoooooo, fuegooooo!!! Decía un perrero.
Enciendo la emisora para ver si se había completado el cupo (era de dos más un tercero por 100€ más pero el cuarto ya ascendía a los 400 € etc…etc…) para enterarme un poco de la fiesta y siento a mi hermano decir, que por esos perros no se preocuparan que estaban mordiendo. ¡Bien!, había “tocao pelo” y yo que me alegraba mucho.
- ¡¡¡Ahí van máaaaaaasss!!! ¡¡¡Atentos que vannnnnnn!!!
Por detrás de mi, siento bajar 3 ó 4 perreros y uno de ellos voceando a todo tren, y lo miré mientras abría los brazos dando a entender que callase y pensando para mí que allí no rompía ya… ná de ná.
Apagué y medio azoté la emisora nuevamente y el rifle a sobaquillo por lo que pudiera venir… y vino.
Por el esquinazo de monte veo salir un jabalí en frente de mí, el quería buscar las gateras que comento al principio pero al ver a los perreros en medio del camino y a mí frente por frente se giró un pelín dejándose caer prado abajo momento que aproveché para disparar y ver como le daba de la mitad hacía atrás viéndole que le había hecho un buen daño pero al tener terreno favorable seguía dejándose caer.
Pego el cerrojazo mientras por detrás sentía; ¡¡¡Ya estaaaaa, este ya estáaaaaaa!!!
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Y aunque la herida del primero tiro era considerable, cuando lo tengo debajo de mí completamente cruzado le suelto un segundo tiro que hizo girar al jabalí y meterse al monte como si no hubiera más mundo.
No sabía si con el segundo lo había tocado, aunque por la reacción del animal creía que sí, pero no lo tenía claro.
Vuelvo a escuchar tiros por la zona que estaba mi hermano, y acto seguido debajo de mi un perrero;
- ¡¡¡La virgen vaya animal!!!! Ahí vaaaaaa!!!
Y entre tanto unos de los perreros que tenía a mi lado voceando por la emisora todo tipo de improperios que pueden salir de una boca…
- Parar yaaaaaaaa!!! No pongo un durooooo!!!! ¡¡¡Que os por culo!!! ¡¡¡Hacer lo que queráis!!!
Yo no podía aguantar la risa. Cuando miro a mi derecha veo un tío que venía medio azotao por el camino (el chaval que estaba en el cruce) y antes de ver yo nada, lo veo soltar un tiro al esquinazo casi casi a sobaquillo por dónde me había salido el jabalí que tiré. –No le rozó un pelo-.
Allí venía a romper otro jabalí que no pude tirar por la actuación del chaval, al que luego se lo hice saber y medio me dio una explicación que no me convenció pero lo dejé estar.
Llegó un perrero con un perro y le indiqué mientras me metía con él dónde había entrado “mi jabalí” y ya pude ver bastante sangre y él, que iba delante también me lo iba diciendo, deja mucha, mucha sangre. No caminamos 20 metros y allí estaba muerto. A si que alegría por partida doble, por el mío y el de mi hermano.
Cuando luego me junté con mi hermano, me comenta que le había entrado el jabalí grande (que bien podía ser el que me iba a entrar a mí si no llega a ser que el chaval me lo corta) a unos 50 metros y tan tranquilo y que no lo tiró por el tema del cupo.
Buen día para cerrar la temporada y una foto para el recuerdo.
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