TRATADO SOBRE PREVENCION Y SEGURIDAD A APLICAR EN EL EJERCICIO DE LA CAZA Y TIRO CON ARMAS DE FUEGO.

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Reglas a observar en la caza con escopeta.

Existen reglas de prudencia elemental que todos los cazadores y tiradores, tienen que cumplir de modo obligatorio y absoluto.
Siempre debe pensarse que la escopeta está cargada. Hay que abrirla y vaciarla de cartuchos al terminar cada batida, así como durante los diversos trayectos que efectúa el cazador para colocarse al acecho, cruzar un seto o franquear un obstáculo. En posición de espera de la pieza, la escopeta cargada y cerrada, tiene que apuntar al cielo y tener puesto el seguro. Este, sólo debe quitarse inmediatamente antes de disparar. Por esto, es siempre conveniente adaptar un seguro automático al mecanismo de apertura o cierre del arma. (Sólo aplicable a escopetas yuxtapuestas o superpuestas)

Esta precaución es, en todo caso indispensable cuando se caza en la modalidad de ojeo, con dos a más escopetas y un secretario encargado de abrirlas y cargarlas. Es un gasto mínimo, pero necesario, si se considera el riesgo inherente el paso de unas manos a otras de un arma cargada, que puede caer al suelo o engancharse en cualquier parte, cuyos percutores solo estarían retenidos por los salientes de las llaves y por la rigidez de los gatillos.

En el bosque, es preciso llevar la escopeta con el seguro puesto de un modo permanente, pues una rama puede engancharse en el gatillo y provocar el disparo. También existe la posibilidad de que el cazador se caiga, por ejemplo, al tropezar con una raíz. Por lo demás, es una costumbre muy fácil de adquirir y que no retrasa nada el disparo, pues basta con quitar el seguro, justo antes de apretar el gatillo. Todos los cazadores que baten el monte y sobre todo los que utilizan un ayudante, saben manejar sus armas con extraordinaria rapidez, sin que les estorben los dispositivos de seguridad. (Cuando se escribieron estos libros, estaba permitido que los ojeadores y monteros llevaran armas)

Es una buena costumbre asegurarse, antes de salir de caza, de que los cañones están perfectamente limpios, un trozo de trapo, un accesorio de limpieza, un poco de tierra si la escopeta estuvo en el suelo pueden obstruirlos y al disparar, producirá, en el mejor de los casos, una dilatación del cañón, pues lo más frecuente es que estalle o se abra con el riesgo para el cazador de perder una mano o varios dedos.

Recordemos que es preferible disparar con los dos ojos abiertos, pues de este modo, el campo visual es más amplio y se puede abortar el disparo en el último momento, si se advierte cualquier peligro.
Por último, si bien es corriente, “disparar en movimiento” cuando la pieza pasa rápidamente, en ningún caso hay que seguir apuntándole. Esta mala costumbre hace que la escopeta salga del ángulo de seguridad admisible y muchos accidentes se han producido por negligencias de esta clase.

La acción del disparo debe efectuarse con el movimiento basculante del que hemos hablado más arriba; la culata debe apoyarse en el hueco del hombro, mientras que los cañones deben apuntar naturalmente al punto por dónde va a pasar la pieza. Por consiguiente, es importante observar bien como pasa la pieza, calcular su velocidad, determinar su dirección, observar si sube o baja, si gira o no, y entonces disparar delante de ella, por encima o por debajo, según las circunstancias.

Ya hemos visto que no hay que disparar desde demasiado lejos, pero tampoco hay que hacerlo desde muy cerca, pues a corta distancia los perdigones penetran como balas y pueden rebotar.

Además de la rapidez de reflejos que se adquiere con la práctica, el arte del cazador exige paciencia, calma y reflexión para esperar el momento más favorable, por muy fugaz que sea.



Reglas de seguridad a observar en el tiro con bala.

Los alcances extremos del tiro con bala son considerables. Cierto que únicamente se obtienen con ángulos de tiro de unos 35º, que sólo se producen normalmente en la alta montaña o sobre aves posadas en las ramas.

Las postas gruesas tienen un alcance que supera los 600 metros y las balas para cañones lisos disparadas con escopetas, pueden alcanzar los 1.500 metros. El alcance máximo del cartucho 22 largo para carabina es también de 1.500 metros y el de los cartuchos corrientes de munición metálica, puede llegar fácilmente a los 5.000 metros.

Es pues, muy importante no disparar jamás balas al aire, como tampoco contra un animal o un blanco que se perfile en el horizonte, por ejemplo en la cima de una colina o incluso por encima de un seto, si no hay manera de saber lo que hay detrás.
Un principio absoluto de seguridad para el tiro con bala, es que la trayectoria debe estar siempre dirigida, de forma que los proyectiles se incrusten en el suelo.

En la batidas es de rigor disparar solamente detrás de la línea de los cazadores, (a bicho pasado), y jamás dentro de la mancha en la que están los ojeadores, perros y reses. Incluso, al disparar detrás de la línea, hay que asegurarse que la trayectoria del proyectil forme con ella un ángulo de al menos 30º para evitar el riesgo de rebotes. Una bala, (o una carga de perdigones), disparada con muy poco ángulo sobre un camino empedrado, sobre una roca, sobre un suelo helado e incluso sobre el agua, tiene muchas probabilidades de salir rebotada.

El cazador que, en una batida, acaba de ser apostado, debe determinar enseguida y eventualmente marcar en el suelo o en la vegetación, los límites de su radio de acción, dónde podrá disparar con toda seguridad. En todo caso, siempre seguirá las órdenes e instrucciones del director de la batida o montería.

Las siguientes instrucciones deben cumplirse en todos los casos:

No cargar el arma hasta que comience la batida. (Si algún animal tempranero aparece, contemplar el momento y hacerle una fotografía).

Si los cargadores o depósitos, son separables y están municionados, estarán siempre fuera del arma. Si no se pueden extraer, jamás tendrán cartuchos en su interior.

Descargar el arma al finalizar la batida.

El cañón del arma debe estar siempre apuntando al suelo unos metros por delante del cazador. De tal modo que, en caso de dispararse por fallo mecánico, el proyectil se incrustaría en el suelo.

No debe llevarse nunca un arma rayada apoyada en la sangradura del brazo.

Fuera del puesto de tiro, el arma debe estar siempre descargada.

Las armas basculantes, deben llevarse abiertas y con los cartuchos retirados de las recámaras.

En los rifles de cerrojo, este debe permanecer abierto.

En las armas semiautomáticas o de trombón, se enganchará un trapo rojo en la ventana el mecanismo de carga para que los demás cazadores vean que el arma es inofensiva.

En el puesto, usar una prenda de alta visibilidad.

Los ojeadores y monteros, llevarán chaleco reflectante de alta visibilidad.

No se subirá a ningún vehículo con un arma que no esté descargada.

Se disparará a piezas que se vean perfectamente. Nunca en el matorral “por dónde se supone que va”

Utilizar proyectiles blandos. Al desintegrarse con más facilidad, se evitan rebotes.


Texto extraído de: LE GRAND LIVRE DE LA CHASSE de Arnaud de Monbrison.
Se han realizado modificaciones y se añadieron artículos sobre el texto original del año 1972.

Esta idea surge con la firme intención de poner freno a las sucesivas desgracias que vemos los fines de semana, reflejadas en los medios de comunicación o que afectan a nuestros propios vecinos o amigos y a nosotros mismos, referentes a los accidentes con armas de fuego, tanto con resultado fatal o con simples lesiones, en el sano ejercicio de la caza.

También es determinante, reducir y minimizar, los incidentes.

Las estadísticas se usan para contar verdades a medias, y al final de la temporada, un año tras otro, vemos que, en relación al número de licencias, en número de fallecidos por accidente de caza aumenta o se mantiene. No es adecuado, escribir “en caliente”, quiero decir, cuando todavía está en boca de la sociedad los accidentes con resultado de muerte por armas de fuego, en batidas, ojeos y monterías. Excluimos los accidentes que ocurren con los vehículos en los montes, cuando se caza. Eso corresponde a la D. G. T.

Como sin duda todos conocemos, somos un colectivo socialmente “mal visto”. De eso ya se han encargado nuestros “ilustres” gobernantes. Se nos acusa de la extinción de la especies y hasta de los dinosaurios. Ese de ahí tiene escopeta en casa,,,¡¡a saber lo que hará con ella!!. El otro tiene un revólver,,,¿Para que lo querrá?. Ahora ya no se puede ir de paseo por el monte.!! Estos asesinos son capaces de pegarte un tiro!! Lindezas y expresiones peyorativas de este tipo, están al orden del día. Debemos y tenemos que darle la vuelta a esta percepción social. ¿El cómo y el cuándo?...........desde aquí y entre todos.

Se ha resumido una guía extraída de un libro del siglo pasado y se han añadido algunos apartados. Todavía está incompleta. Como preámbulo y con la intención de conseguir concienciar y motivar a todos los que vamos al monte o al campo de tiro, sea cual sea la modalidad elegida, que en este deporte, en esta afición, nada hay más importante que LA SEGURIDAD.

¡Todos fuimos jóvenes e inexpertos!. Las emociones de la noche anterior, el sueño que te atrapa, pensando que a la mañana siguiente, va a llegar a tu puesto ese “macareno” que sólo has visto en fotografías de libros y revistas, de 25 centímetros de colmillos! Y así durante y muchos años y todavía no ha aparecido!-

Te ponías a desayunar en la cocina y te apetecía cargar la escopeta o el rifle allí mismo, no fuera ser que luego no tuvieras tiempo.

Ir caminando al puesto, que siempre estaba muy, pero que muy lejos. Las pistas forestales y los “todo terreno”, son de épocas más recientes.

Llevo en el recuerdo, una mañana fría, caminando por una senda resbaladiza, un grupo de amigos cazadores hacia los puestos. Delante de mí, uno de mis mejores amigos, -los dos éramos jóvenes y nos creíamos “Pat Garret y Billy The Kid”-. Armados con nuestros flamantes 30/30. Vimos a los demás echar sus cartuchos a las escopetas y nosotros no íbamos a ser menos, -¡faltaría más! Hala, unas balas al cargador tubular y a subir una a la recámara. Cómo sabéis, el martillo de estos palanqueros, se baja sujetando con el pulgar y presionando el gatillo. Pues…el martillo resbaló del pulgar y el arma se disparó. Delante iba su padre. El proyectil le pasó rozando la cintura y se incrustó en el lateral del camino. Yo tenía 22 años. Allí aprendimos y sacamos una lección que no olvidaremos nunca. Pero esto, con una buena formación se podía haber evitado y no tenía que haber ocurrido. Si el rifle tuviera seguro de bloqueo de aguja percutora, (los últimos se fabricaron con el), y este estuviera activado, no hubiera ocurrido nada.

Afortunadamente, esto se quedó en un incidente. Pero hay que acatar las normas de seguridad. Esto es: El arma, se cargará y se descargará única y exclusivamente en el puesto.

Unos años más tarde, y en un lugar muy distante geográficamente, ocurrió otro accidente, este a mis espaldas. Casi, se podría decir un clon del anterior.

Lo cuento: Larga, muy larga caminata en fila de a uno o de dos dónde el ancho del camino lo permitía. Seguíamos a lo que en el argot, se llama “postor”. Desconocido para todos. Llevábamos un rato observando a ambos lados de la senda las huellas de la fiesta que habían dejado los jabalíes en la noche.

Y…el “iluminado postor” dice: --Sería conveniente que cargasen algún arma. Pueden salir en cualquier momento--. ¿Se imaginan a 25 escopeteros tirando de cerrojos, escopetas, semiautomáticos a la vez?. Aún me retumban en el oído. Toda esta movida, -no nos habíamos detenido-, se hizo sobre la marcha. ¡¡PUMMM!!. Justo detrás de mí. Me vuelvo y veo a uno de los componentes de la cuadrilla caer al suelo. Ya os podéis imaginar!!.

¿Qué había ocurrido?. Llevaba el rifle colgado del hombro derecho con el cañón hacia el suelo. Un semiautomático comprado la semana anterior y lo había estrenado el día antes en un campo de tiro. El rifle no tenía el cargador puesto y tenía el seguro desactivado, pero….había olvidado una bala en la recámara cuando estuvo en el campo de tiro. Al ir a cogerlo del hombro, la mala suerte hizo que presionara el gatillo y el proyectil le destrozó la pierna derecha. Por supuesto, todos al cuartel, las armas intervenidas y no las recuperamos hasta 18 meses después.

Este también se podía haber evitado con una buena formación en el manejo, conocimiento y seguridad de las armas. Si el cerrojo estuviera abierto y el trapo rojo en la ventana, nos ahorraríamos un disgusto.

No voy a relatar más, -que los hay-, en los que estuve presente. Y confío en no volver a presenciarlos.

Las malas costumbres, que en algunos casos aún perduran, adquiridas del negativo ejemplo de nuestros compañeros que peinaban canas, es lo que me empuja a escribir esto con el objetivo de evitar que sigan ocurriendo accidentes de caza.

Entiendo que podemos y debemos concienciarnos de la importancia que tiene la prevención. Para esto, es necesaria una motivación que debemos de aplicar y exigir a los demás que se cumpla. No tenemos que vacilar en decirle a cualquiera que nos acompaña en una jornada de caza que lleve el rifle descargado y huir del tópico – “no, si ya le saqué la bala de la recámara”. Pues hay que exigirle, sin titubeos, que saque el resto también. Eso demuestra respeto, educación y consideración entre nosotros.

¿Cuántos de nosotros conocemos el funcionamiento de los mecanismos de nuestro rifle, pistola, revólver o escopeta?. Hay infinidad de sistemas con bloqueo de seguridad: de aguja percutora, de gatillo, de fiador, de martillo, de barra deslizante, incluso las escopetas y rifles de martillos a la vista, pueden llevar un sistema de bloqueo del martillo y existen otros sistemas en los que se tensa el muelle del percutor al quitar el seguro. Sin establecer comparativas, sabemos que hay sistemas más seguros que otros. Ante esto, ¿Qué podemos hacer?. A la hora de comprar, además de la belleza y la marca, incluir el apartado de “arma segura”.

Esto no debe servir para descuidar todo lo expuesto anteriormente.

Empezaremos llamando a esto: OBJETIVO “ACCIDENTES DE CAZA: NINGUNO”

Como punto de partida, entendemos, que hay que comprometerse y para eso hay que adquirir :

COMPROMISOS:

La seguridad en la caza y en el tiro es lo más importante. Por grande que sea el jabalí, el ciervo, o el bando de patirrojas, no se pondrá nunca en peligro la seguridad de los demás ni la propia.

Los accidentes en la práctica de la caza y del tiro pueden ser evitados. Con una mentalización y preparación. Pensar siempre en lo que podemos controlar y en lo que no.

La seguridad es responsabilidad del cazador o tirador. Para esto, formación, comunicación, participación, comportamientos y evaluación correcta y enfocada en la seguridad para la concesión de autorizaciones,(licencias), para uso de armas de fuego.

En esto, conviene ser prudentes, no se vaya a dar la equivocada interpretación de que perseguimos montar una academia de formación en seguridad previa a la adquisición de licencias.

Entiendo, que la Administración, que, es quién tiene las competencias sobre nosotros “los administrados”, debe de escuchar y tomar buena nota de las sugerencias que exponemos los colectivos de cazadores y tiradores. Entre otras cosas, porque nosotros somos muy importantes, tan importantes que somos los que les pagamos su salario. Si observamos en ellos incompetencia, tal vez deberíamos hacer un ERE.

En resumen valgan estos Consejos de Seguridad:

Partiendo de que un arma es peligrosa hasta cuando se cree que está descargada.

En la caza en general

1- Revisar bien el arma antes de salir al campo.
2- El arma siempre descargada y enfundada hasta en inicio de acción de caza.
3- El seguro puesto hasta el momento del disparo.
4- El arma antes del lance, siempre apuntando al suelo o al cielo, sobre todo en la caza en grupo o en mano.
5- Apuntar y disparar viendo la pieza y la posición de los compañeros.
6- Una vez efectuado el disparo. Seguro puesto y volver de inmediato a posición de seguridad.
7- Calma y reflexión en el lance. Da mejores resultados y se gana en seguridad
8- En las interrupciones de la acción de caza. Descargar el arma y mantener la posición de apertura del arma como se indica en el artículo.
9- En la caza en mano, no adelantarse y vigilar la posición de los compañeros. Respetar en todo caso la zona de seguridad aunque se dispare a aves en vuelo.
10- En zonas emboscadas, la posición del compañero debe estar siempre identificada.
11- Al concluir la acción. Descargar el arma comprobando que no queda munición en la recámara y enfundarla para su transporte.


En la caza en batida (además de los expuestos)

1- El arma debe ir descargada y enfundada esta el puesto.
2- Marcar el puesto, con elementos visibles de seguridad. Una cinta reflectante en una rama lo más alta posible.
3- Aunque la normativa en este Reino de Taifas no lo obligue, chaleco o cinta reflectante bien visible.
4- Identificar la posición de los puestos contiguos e identificarse con los compañeros de armada.
5- Marcar visualmente y referenciar las zonas de seguridad en donde en ningún caso se debe disparar.
6- No modificar sustancialmente la posición del puesto, salvo que se observe una deficiencia de seguridad manifiesta. En cuyo caso advertir al postor, o a los ocupantes de los puestos contiguos.
7- Prohibido terminantemente disparar al viso o en línea de tiradores, y siempre que se dispare enterrando bala.
8- Apuntar y disparar siempre a pieza vista, nunca al bulto y menos al tarameo.
9- Si se acude al remate, avisar de la salida del puesto cuchillo en alto.
10- No abandonar el puesto hasta la recogida y orden del postor.
11- Finalizada la caza y recogidas las armas, si rompe una res, lejos de desenfundar y cargar otra vez el arma como posesos, saludar como caballeros al bicho y desearle larga vida. Este tipo de comportamientos suele provocar situaciones especialmente peligrosas.
12- Finalizada la batida. En ningún caso liarse a tiros con una lata, para desfogarse o probar el arma. Eso en el campo de tiro.
13- Un último consejo para la caza mayor que redunda en la seguridad y en el éxito en el lance. Todos los años, antes de temporada, poner a tiro el rifle.


Agradecimientos por la elaboración de ésta 1ª guía que su vez sirve de estreno de la nueva sección a Tino y a Coronel