El mundo armero se queda Huérfano.

Descanse en Paz.

Descanse en paz. Que Dios le tenga en la gloria.

Descanse en paz. Sólo he oído cosas buenas del maestro D. Diego. Los amantes de las armas quedamos un poco más huérfanos. Mi pésame a toda la familia.

Una verdadera lástima. Grande, la humana y personal; no menos, la del sector, que se queda aliquebrado.

Mis condolencias a familiares y buenos amigos, como Víctor y Óscar nos han demostrado serlo desde que algunos entramos en esta casa y conocimos al maestro que se ha ido.

Descanse en Paz. No tuve el honor de conocerle personalmente, aunque sí por su obra y por lo que de él transmitieron sus amigos, a los cuales y a su familia les doy mi mas sentido pésame. Victor y Oscar recibid un fuerte abrazo.

Me pidieron que escribiese algo, y algo he escrito.

CON GODOY

Desde bien chico me tiró el Sarasqueta de mi padre. Ninguna idea tenía entonces de armas y apenas estaba echando a andar en la caza, pero aquel rifle me abducía cada vez que por una causa u otra lo veía por casa. Creo que ya entonces me juré (¡vaya tontería!) que yo tenía que tener uno.

Cuando tuve edad de tirar y mi padre me lo consentía, se me iban las manos al Sarasqueta, que iba siempre al puesto como segundo rifle siguiendo la costumbre de aquellos años de collados largos y pechos enfrente, más propicios a otro tipo de armas.
Más años de la cuenta después, decidí que había llegado el momento de hincarle el diente a una de las tres patas del banco de mis sueños -coche de campo, perro y exprés- que es como yo quería verme y era para mí el símbolo de mi libertad, nada exenta de romanticismo. Pero el principal inconveniente, el económico, no había desaparecido del todo ya que a esas alturas ya sabía yo que no me iba a conformar con cualquier arma que tuviese un cañón junto a otro.

Así fue como empecé a rumiar la idea de hacerlo por partes y de una manera muy especial, cuyas posibilidades técnicas yo desconocía por completo. Pero me dije que una buena escopeta habría de hacer las veces de una buena báscula que diera la talla en robustez y en estética, más adelante mandaría a fabricar unos cañones y por último atacaría las maderas para darle la forma definitiva. Sin embargo la idea la guardaba celosamente sin atreverme a despejar la incógnita, porque me daba vergüenza que alguien con verdaderos conocimientos me dijera lo ridículo que era simplemente contemplar esa posibilidad.

Y así pasé un buen tiempo hasta que una noche en Madrid, en el cóctel posterior a un evento que ya no recuerdo, fiché con la mirada al maestro Pepe Viaji. ¡Esta es la mía!, me dije. Así que, vaso largo en mano, me dispuse a esperar pacientemente hasta que mi víctima estuviese menos ocupada para lanzarme al asedio. Y así lo hice. Pepe meneaba la cabeza con mi propuesta, pero me dio la sensación –jurao por Dios- de que yo sabía que él sabía que mi idea no era tan estúpida. Y he aquí lo que se me quedó grabado de aquella conversación:

-Mira Oscar, a un nueve tres lo aguanta una báscula de plástico.
Así que ya con el gato en la gatera, o la guarra en la cebá, le metí los dedos y le fui sugiriendo que vale que él me hubiese hecho alguna pijada en algún arma, pero que pensar en que fuese él el “constructor” de mi futuro rifle, era impensable. ¿Cómo iba a pagarle el caché?
Y como Pepe, además de buen amigo, es un gran entendedor, me dijo:
- No te marees. Cógete el coche y vete a Eibar a ver a Diego Godoy.
- ¿Diego Godoy? No lo conozco.
- Pues es paisano tuyo.

Pero como sí conocía ya “El mensaje a García”, no pregunté más. Me limité a recordar el nombre y puse fin al asedio a Pepe Viaji.
Esa fue la primera vez que escuché su nombre.

En mi primera visita a Eibar no figuró Diego entre la gente que quería ver, pero sí saqué –entre otras cosas- la que habría de ser la base del rifle. Una AYA modelo 53 del calibre 16 que, a estrenar, llevaba varias décadas guardada en su caja en un sótano de la calle Sostoa.

Entre la primera inversión y la segunda, alguien me aconsejó sobre el que debería ser el fabricante de los cañones. Un experto en Eibar, en armas y de ilustre apellido armero, me indicó dos nombres clave: uno para calibre gruesos y otro para calibres medios. Poco después volvió el arma a Eibar con la intención de valorar mi elección y la de, llegado el caso, construir unos cañones nuevos del nueve-tres. Tampoco en esa ocasión fue Godoy.

En diciembre del 99 me entregaron el arma convertida en rifle con un flamante par de cañones demiblock. Me pareció mentira cuando abrí el paquete, y más mentira me pareció estrenarlo con uno de los mejores cochinos que sigo teniendo, y posterior doblete el día siguiente.

Contentísimo con el rifle había sin embargo algo que no acababa de “ver”, y era la hechura de conjunto que le daba una culata inglesa. Investigué el asunto y encontré que en ese tiempo ya tenía Arrieta su R1 en el mercado con culata inglesa, así que por el momento me tranquilicé y aparqué (cosa rara) el proyecto de maderas con pistolet y carrillera que yo pretendía que tuviera.
Sin embargo la idea no me abandonaba y decidí “meterle mano” pocos meses después de estrenado; y esta vez sí.
Esta vez marqué unos de los números de teléfono que más veces acabaría marcando en mi vida: el 943702905, que en poco tiempo ya no tuve necesidad de consultar.
¿Siiiiiiiiiiii? Con una inflexión descendente que culminaba hacia la quinta i, para ascender de nuevo varias “ies” después. Así contestaba Diego Godoy al teléfono.

Muy poco hizo falta para darme cuenta de que estaba hablando con alguien de toda confianza, cercano y bueno. Y a partir de ese momento todo fue coser y cantar con él.
Se hizo aquella culata, empecé a enviar armas para restaurar que los clientes no daban crédito a que fuesen las mismas que me habían llevado a la armería, y a acumularse llamadas que por las de cal eran para enviar trabajos, y por las de arena para enriquecerme con sus conocimientos. Y de ahí a mi primera visita al taller de la calle Paciano Arosa veinticinco.

-Hombreeee, ¿tú eres Oscar?, ¿Macho, y tú cuánto pagas de teléfono? Así cómo vas a ganar dinero si te lo gastas todo llamando a Godoy.

Siempre se refería a él mismo con su apellido, ni con yo ni con Diego. Él era, para él y los demás, Godoy.
Y con Godoy pululaban por el pequeño taller otras tres personas de escasa relevancia: el grabador Vicente Alberdi, el basculero y probador José Antonio Eizaguirre y el culatero Juan José Ramos……..casi nada el cuarteto. Como para ponerse a hablar de nada.

Terminamos la primera fragua de nuestra amistad, ya personal, en “su” choco, el “Centro Gallego” y un bacalao al pil-pil que él mismo hacía como nadie. Y hablamos de su querido Valle de la Serena, de donde había salido, y de muchas otras cosas de andar por casa. Me fui de Eibar sabiendo que había encontrado algo valioso, como el tiempo se encargó de demostrar.

Me apoyó más allá de mis merecimientos y sin el menor atisbo de interés, tal como era. Lo seguía molestando con mis llamadas, que aguantaba estoicamente. A veces con el “¿Siiiiiiiii?” aquel, y a veces con el “A ver, ¿qué te pasa?” cuando identificaba mi número.
-Nada hijo, que entre unos y otros me tenéis más tiempo al teléfono que con la lima. Era otra de sus frases telefónicas, tan recurrente como cierta.

Sería el verano de 2002 cuando lo cité en el campo por primera vez, cuando se bajaba a su querido Valle de la Serena a pasar el Agosto, que era algo que lo llenaba de alegría. Y hasta que cayó malo, estuvo viendo todos los años a lo que fuera, al descaste o a las tórtolas. Primero lo visitaba yo en su casa, donde me recibieron siempre con inmerecida cortesía, salíamos a la calle con un calor del demonio y a darle a los quintos de un bar a otro. Comida en su casa y sobremesa calentita con aguardiente de miel que, invariablemente, me ponía la “lengua gorda” y me volvía al campo con la medio mosca o mosca y media.

Al día siguiente tempranito llegaba al cortijo y salíamos con las escopetas y los perros a disfrutar la mañana. Nos cerveceábamos bien, nos arreglaba cualquier historia con una multiusos (recuerdo un Egokia que se disparaba solo) y aceptaba cualquier indecencia que alguien le propusiera del tipo: yo te doy esta escopeta y tú me haces una nueva del veinte. Con dos cojones. Y por la tarde-noche se iba indefectiblemente contento y cargado de conejos o de pájaros, que le encantaba cocinar.

A Diego no le gustaban las armas. Esto se lo dije un día sin pensármelo. Era un fantástico mecánico, arreglaba lo que los demás no sabían ni cómo meter mano, le encantaba su trabajo, pero las armas le daban bastante igual.

-Tienes razón, me dijo. Yo creo que yo hubiera hecho bien casi cualquier otra cosa, pero cuando llegué aquí y me puse a buscar dónde trabajar, dónde iba a caer, si aquí eran escopetas en una casa sí y en la de al lado también.
Entré por la puerta de Gorosábel y al verme tan chico como era me dijeron que no. Y cuando me iba, entraba Pedro el dueño y me preguntó que a dónde iba. Le dije que venía de buscar trabajo pero que no me habían cogido. Así que yo creo que le di pena y me dijo que me viniera al día siguiente. Y así empezó Godoy a llevar el botijo con agua de un obrero a otro y de ahí a la fuente y vuelta.

Entre tiempo y tiempo yo me quedaba mirando cómo trabajaba la gente hasta que un día el jefe de taller me dijo que si yo quería aprender el oficio. Le dije que sí. Así que, como era tan bajito me arrimaron una caja de madera a un banco con torno, me dieron una lima y un taco de madera y me enseñaron a limar hasta con el tiempo me convertí en culatero.

Cuando Gorosábel se convirtió en cooperativa la gente me tenía a mi como un tipo de jefe de taller porque había progresado lo mío. Dominaba bien la mecánica y saqué a la empresa de un buen hoyo cuando el de Armería Alvarez quiso comprarnos todo lo que teníamos fabricado por un precio ridículo. Yo me negué y nos salió bien la jugada.

Tiempo después, cuando ya empezaba yo a pensar en establecerme por mi cuenta, me salió la oportunidad de trabajar para un taller armero en Inglaterra, y sin pensármelo mucho allí me largué. Sin hablar inglés ni nada. Pero hijo, ni falta que me hizo. No he ganado más dinero en menos tiempo en toda mi vida. Aquello me parecía mentira. Volvía a casa a cada cuanto con la bolsa llena, estaba unos días y me volvía.

Pasó que aquello no era mi tierra, aunque la gente del taller me apreciaba muchísimo, y más aún los clientes que me daban unas propinas de puta madre, yo no me veía viviendo lejos de lo mío.
Así que me volví a Eibar con dinero de sobra para establecer mi propio taller, y hasta hoy, que no me puedo quejar.

Y muchas más cosas que omito por no cansar y que hoy son ya historia.

Sí señor todo cierto, así contestaba al teléfono. Y lo de godoy más cierto jjjj, y los ingleses no contentos con eso cuando llegaba al hotel que tenía cocina les tenía que hacer la cena a todos jjjj parece que lo estoy escuchando.....

Que pena no haber conocido al maestro Godoy. Las fotos que veo de sus joyas seguro que no hacen honor a tenerlas en las manos, y menos a disfrutarlas en el campo. DEP.

DEP, mi más sentido pésame a familiares y amigos

Una desgracia grande,muy buen hombre y armero descanse en paz y apolllo a la familia y amigos....

No conocí a tan reputado maestro armero, pero por los comentarios su calidad humana debío ser digna de mención, mi más sincero pésame para todos nosotros, familiares y amigos.

Vaya, triste noticia con la que me encuentro despues de unos días desconectado del foro.

Mi más sentido pésame a amigos y familiares.

Descanse en paz tan reputado ARMERO.
Cada disparo de todas y cada una de las armas que "tocase" le serviran de homenaje.

Se nos ha ido unos de los ultimos Grandes.
Descanse en Paz.

Mis condolencias para la familia y amigos del Maestro que nos ha dejado.Descanse en paz.

...un SEÑOR.
"A Diego no le gustaban las armas"...si el alma... lo de las buenas personas. Descansa en Paz.

Descansa en paz Gran Maestro y mejor persona, encima paisano mío . Mis condolencias para su familia y amigos.

Una gran perdida,mis mas sentidas condolencias para la familia

Solo tuve la ocasión de hablar personalmente con Diego Godoy un par de veces, un hombre sencillo, sin complicaciones y con el que se relacionaba uno como si le conociera de mucho tiempo. También sabía de los graves problemas que han acabado por llevárselo y que luchó con ellos con bravura.
Siento de verdad su pérdida. Un abrazo a su familia.
Como bien dice otro compañero, sus obras, algunas un simple retoque, otras una obra del arte armero hecha con sus manos del primer al último tornillo, permitirán que su recuerdo nos dure muchos, muchísimos años.

Mucho ánimo para familiares y amigos.

Un hombre al que sin conocer admiraba; Un maestro de los de verdad.

D.E.P
El mas sentido pesame a todos los suyos

Requiescat in pace   

Os comento que el próximo dia 4 de diciembre en el museo de armas de eibar se le dará un merecido homenaje a D DIEGO GODOY no sabemos hora aún, su hija Cristina nos invita a dicho acto y nos da las gracias a todos por las palabras aquí dichas

Lamento no poder asistir por razones obvias. Todo mi apoyo a su familia y amigos.

Confirmado día 4 19:00 horas lugar museo de la armeria EIBAR