Sólo pensar en la vuelta al globo hacía que resultara pesado planificar los vuelos y las distintas combinaciones. Aterrizar en Australia resulta sencillo, una sola escala vía Dubái y marchando, el problema era que para llegar al área de caza debíamos coger otros dos vuelos y luego cinco horitas de coche, pero bueno, como dice el dicho, si quieres peces, mójate el culo.
La negociación fue bastante fluida, cerrando al final una cacería en los Northern Territories al búfalo de agua como objetivo principal, en la que siendo cull hunting, nos permitía tirar algunos machos y traernos dos trofeos, así mismo podríamos tirar scrub bull y jabalíes, si bien en ambos casos, nos informaba que no había demasiados, así que sería un complemento entretenido. Como ir a Australia no era un paseo decidimos combinarlo con una semana de turismo adicional en Melbourne y Sydney.
Como a todo el mundo me gusta llevar mis rifles, pero dado que teníamos que coger cuatro aviones distintos decidimos alquilar las armas allí y así evitar todo el tema de trámites y aduanas. Sí que me sorprendió la cantidad de papeleo previo que hubo que remitirle de permisos de armas, formularios, fotos, licencias de caza españolas,…, eso sí, al llegar te daba el permiso de caza australiano y toda la documentación pertinente, la verdad que te sientes bastante más cómodo cuando ves que todo está en orden.
Al lío, volamos vía Dubái en el A-380, sí si grande es un rato, pero vas casi igual de petao que en el resto de vuelos, eso sí el tener wifi en los aviones es un adelanto y te permite estar conectado con familia y amigos. La verdad es que los vuelos se me hacen cortos, pero claro, voy dormido la mayor parte del tiempo (será que me voy haciendo mayor). Ea, otros 3000 km a Darwin y luego un paseo en turbohélice a Gove, en este último vuelo ocupado en su mayoría por aborígenes nos miraban con cara de “estos se han perdido, seguro”.
Tras las presentaciones pertinentes en el aeropuerto y una buena paliza de coche, en la cual nos cruzamos con un solo vehículo, al que por cierto ayudamos a volver a la pista pues se había salido con la arena, llegamos bien de noche al campamento, una cena rápida y a la piltra pues bien tempranito saldríamos a cazar.
El campamento utilizaba las instalaciones abandonadas de una escuela que había abierto el gobierno australiano junto a las ONG y que no se usaban, al parecer entre otras cosas por la falta de población. Duchas, servicio y techado lo hacían más confortable que los campamentos de campaña a los que estamos acostumbrados. Lo cierto es que de los pocos sitios donde he estado por donde no veías absolutamente a nadie, ni pueblos, ni gente por los caminos o el campo, nadie, y eso que la concesión tenía 180.000 Ha., si bien lógicamente te movías en áreas cercanas al campamento.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Salimos con esas ganas típicas del primer día, sin importar el cansancio acumulado. Nos distribuimos en dos vehículos, el primero un Polaris de seis plazas y que se metía por cualquier parte, ahí irían tres cazadores y uno de los profesionales, el segundo un Toyota con más de 30 años a sus espaldas (vamos, de los buenos de verdad), iría retrasado con respecto al primer vehículo aproximadamente un km y serviría para ir recogiendo la carne de los búfalos abatidos, pues esta carne iba destinada a una granja de cocodrilos. Cedí puesto y me acomodé en el Toyota junto a mi mujer y el otro profesional, pues se suponía que las ocasiones de tiro se iban a suceder, así que no me importaba en absoluto ser el último. No hay caminos fuera de la pista principal, así que todo se hacía con consultas continuas al GPS y a los mapas que llevábamos, eso lo hacía todavía más divertido, pues ir explorando y elucubrar sobre las bondades de una u otra zona, le daban más autenticidad al asunto, procurábamos seguir tramos del río (no más que un regato en muchos de sus tramos) y spring (nacientes) que había en la concesión, así como puntos de charca que aparecían marcados en el mapa.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]No habían transcurrido ni tres cuartos de hora cuando detenemos el vehículo, un grupo de búfalos a nuestra derecha se encuentran semiocultos por la maleza y los árboles, por lo menos distingo dos machos aparentes, están a unos 200m, que imagen más bonita, de repente levantan el morro y salen de escape, el aire nos ha delatado, los cuatro salen tras el grupo, tras algo más de media hora deciden regresar, les llevan bastante ventaja y no parecen que tengan ganas de pararse. Decidimos continuar, que buena señal ver caza tan pronto, además hay mucha pista fresca, seguro que no tardaremos en dar con más.
Seguimos bordeando la rivera, el tiempo va pasando rápido y el calor empieza a apretar, nos hemos comido más de media mañana. Hay mucho terreno que cubrir, le propongo al guía que vayamos andando por el otro lado de la rivera, me dice que no, que sería muy poca la distancia que recorreríamos y que no puede distanciarse del otro grupo, pues la carne debe ser extraída en el plazo de un par de horas desde su abate, antes que aparezcan los signos del rigor mortís que dificulte su manejo. En fin, seguimos avanzando y escuchamos lejana, la primera detonación, seguido de otras dos más, ya había caído el primero, en este caso una hermosa búfala, que encajó bien los tiros del 458 WM, tiene un buen corpachón, pues sí, parece que no va a ser nada fácil tumbarlos. Sesión de fotos muy celebrada, pues es el primero.
Decidimos continuar dos cazadores en el Polaris mientras que los otros dos se quedaban echando una mano para sacar la carne. Debo puntualizar que lo de Joey sacando la carne es un espectáculo, a pesar de tener una mano casi completamente inutilizada desde que un cocodrilo casi le arranca el brazo, era capaz de descarnar (se lo llevaba deshuesado) un búfalo adulto en menos de 30 minutos, limitándose nuestra ayuda a desollar la piel, una vez que marcaba las líneas de corte.
A no más de un km. del primer búfalo abatido localizamos una collera de machos del otro lado del río, son adultos aunque no con grandes trofeos, el profesional nos indica que nos centremos en uno y una vez abatido si hay posibilidades nos vamos con el otro. Dicho y hecho, acortamos terreno y nos colocamos como a unos 70m los búfalos nos ven y empiezan a alejarse lentamente, mi compañero se apoya y le coloca un balazo en el codillo que le hace casi perder las manos pero sigue andando, le pregunto si doblo a lo que me responde afirmativamente, tras cuatro disparos en el codillo de los 375 H&H el búfalo se detiene para derrumbarse. En el último instante, el segundo búfalo, que iba de culo en todo momento, se cuartea mirando hacia atrás esperando que su compañero continúe la marcha, me ofrece un mal blanco pero decido arriesgar y le mando un recado bastante sesgado, el búfalo acusa el impacto e inicia una galopada sin posibilidad de secundarle al taparse entre los matorrales del río; me recrimino a mí mismo, no se deben arriesgar tiros a bichos tan duros, pero a ver quién es el guapo que se resiste con la adrenalina del lance… Sorprendentemente el búfalo no anduvo ni 20 metros del primero hasta caer, parece mentira que a veces tiros aparentemente malos tengan estos efectos, pero es lo que comentamos, dos dedos arriba o abajo es la diferencia en coger un vaso, hueso u órgano importante o simplemente herir sin consecuencias vitales a corto plazo.
Decidimos pasar al otro lado del río hasta donde yacen los búfalos, tardamos bastante en encontrar un paso decente para el vehículo y nos alejamos bastante de la posición. Incluso a pié había zonas donde los juncos y la vegetación hacían imposible el moverse, por otra parte los profesionales rehusaban en penetrar en estas zonas demasiado espesas, no me extrañaba, no tiene que ser un plato de buen gusto que se te arrime un morlaco de estos sin verlo hasta que esté literalmente encima.
En esas estábamos cuando mi mujer advierte a lo lejos un nuevo grupo de búfalos, nos echamos los prismáticos y vemos varios machos, entre ellos uno destaca sobre el resto tanto en cuerpo como en trofeo, saltamos del coche e iniciamos la aproximación, están todavía lejos, pero las hembras ya se empiezan a mostrar inquietas, con el aire favorable vamos en línea acortando distancia, estos bosques de eucaliptos finos tienen la ventaja que puedes ver bastante lejos, pero el inconveniente de no camuflarte y que cada vez que quieres tirar un bicho hay un puñetero arbolito por medio. Nos separan todavía un centenar de metros cuando el grupo rompe a correr, no obstante el macho en el que nos habíamos fijado aguanta la posición, lo que nos permite acortar una veintena de metros y tomar apoyo, el búfalo corre tras el grupo, espero a que atraviese la zona de la rivera que se encuentra más despejada y le mando un tiro al codillo, escucho el impacto y veo con claridad el tiro sobre su costado, va muy bien tocado pero corre tras el resto, salimos a la carrera tras ellos, le tiro dos veces más alcanzándole en una de las caderas lo que retrasa su marcha. Tras unos 800 metros el grupo se detiene esperando al búfalo que he tirado, en esas vemos que a la izquierda hay parado otro macho y que está mirándonos, el profesional lo evalúa y me da la orden de disparar, le alcanzo en todo el pecho, según se gira veo como expulsa sangre por la boca le he tocado pulmón, cerrojeo y le alcanzo nuevamente aunque trasero y bajo, vamos, una mierda de tiro en la barriga.
Los dos búfalos corren en paralelo aunque bastante mermados, con lo que poco a poco le vamos dando alcance, el resto del grupo se ha perdido en la espesura, llego a un punto que tengo a los dos búfalos a tiro el profesional me insta a que tire al de la izquierda y un pepino, pienso para mis adentros, más me vale centrarme en uno que no que se vayan los dos pinchados, le coloco nuevamente dos balazos al de la derecha, uno sesgado que lo alcanza al codillo bajo y otro de culo que le coge la otra cadera, joer y sigue sin parar, mientras estoy tirando escucho los dos disparos del doble del 470 del PH al otro búfalo, un ¡fuck¡ tras las dos detonaciones me hace suponer que no han alcanzado su objetivo.
Damos alcance al búfalo, lleva un balazo en cada una de las caderas y dos en el codillo lo que hace que avance lentamente, al sentirse que llegamos a él se vuelve y tras escarbar en el suelo como un toro bravo inicia una torpe carga, con un disparo en su testuz culmino el lance, qué duros que son.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Nos ponemos sobre las huellas del otro búfalo, al principio el rastro de sangre es evidente pero luego se pierde, mezclándose sus pisadas con las del resto del grupo. Decidimos esperar al otro grupo mientras nos hacemos las fotos. Es un buen búfalo y el lance ha sido muy bonito. Llegan a los 10 minutos y tras contarle lo sucedido, coge el rifle y sale corriendo tras el rastro, le sigo, me dice que vamos a ir corriendo, no importa le contesto, nos acompaña otro de mis compañeros, a mi mujer le digo que mejor se quede, ya barrunto que no va a ser fácil.
Tras 20 minutos a paso ligero, me da en la nariz que ya le hemos perdido definitivamente, no se ve sangre y las huellas ya no están nada claras, el PH así me lo confirma. Tras 40 minutos damos con dos búfalos en mitad de la nada, bueno nada, nada, no, todo eran bosques de eucaliptos, más o menos densos; observamos un par de minutos a los búfalos, me pregunta si creo que es el búfalo que he tirado, le contesto que no, que éste parece bastante más grande. Decidimos hacerle la entrada, le paso el rifle a mi compañero, le comento que si es mi búfalo lo remato yo y si no, lo tira él. Iniciamos la aproximación pero a unos 150 metros los dos búfalos salen de escape, efectivamente está más sano que una pera, no era el mío.
El guía pregunta que qué quiero hacer, no hay huellas, ni sangre que seguir, le contesto que es absurdo, esto es buscar una aguja en un pajar, así que decidimos regresar. Había pasado una hora y no damos con el coche, malo, le pregunto que si andamos un poco “despistados” y sonríe, tras indicarle que creía que habíamos regresado una media luna y que el coche debía estar en esa dirección, un “perhaps” me confirma lo que temía, estábamos más perdidos que el barco del arroz. Nos pide que nos quedemos quietos mientras el busca el coche y regresa a por nosotros, eso va a ser un doble problema le digo, pero él insiste. Qué remedio, intentamos buscar una sombra pues hacía un sol de justicia, lo cual se convertía en una ardua tarea, creedme que esos eucaliptos no dan nada de sombra cuando el sol está alto.
Qué papelón, el primer día y perdidos en Australia y encima, espabilao de mí, me había dejado la riñonera, con el agua y el gps en el coche, puñeteras prisas. En nuestro descargo debo decir que todo es igual, llano y no hay nada de referencias, por lo que aunque lleves la dirección correcta como te pases de largo la has pifiado. Tras una hora de intranquilidad aparece nuestro hombre con una botella de agua en la mano, ha habido suerte. Lo jocoso es que no estaríamos a más de 500 metros del coche, como para haberla espichao allí. Desde ese momento no me volví a separar del GPS.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Entre pitos y flautas nos habíamos comido el día, así que regreso al campamento, ducha y cena reconfortantes, unas risas comentando los lances y a la piltra, el cansancio acumulado nos pasa factura. Nos tocan diana a las 4:30, tienen el buen detalle de ponernos música suave del coche, con lo que te puedes hacer el remolón un ratillo más. Desayunamos bien para coger fuerza y a los coches. Dado que había tenido un comienzo afortunado me vuelvo a subir al coche escoba, la posibilidades iban a ser casi nulas, pero hay que mirar por el bien del grupo, así que no pierdo la sonrisa y asumo un buen día de campo desde la caja del Toyota.
Recorremos un buen trecho, por lo menos estamos a unos seis kilómetros del campamento, esta distancia, que no puede parecer demasiado por pistas, a la hora de hacerla campo a través sin un solo camino, conlleva un tiempo importante, así que sin darnos cuenta nos habíamos comido media mañana y el sol comenzaba a picar de lo lindo. Así que en esa estaba, disfrutando del paseo cuando se detiene el coche bruscamente, desde el asiento alto de la caja no se ve también como desde abajo debido a los árboles, mi mujer me dice ¡búfalo¡, por fin lo veo, un enorme búfalo avanza como una locomotora en paralelo hacia nuestra posición, va tumbando pequeños árboles a su paso al huir, suponemos, del primer vehículo, ha aguantado su paso y una vez sobrepasado ha salido de la espesura de la ribera en dirección opuesta, justo hacia donde nos encontramos nosotros, expectante miro con los prismáticos cuando un ¡go¡, me sorprende y veo como el PH coge el rifle de su soporte apresuradamente, salto del todo terreno y cojo el rifle, cerrojeo mientras voy a todo trapo, corremos a cortarle la línea de su carrera, nos separan ya unos 120 metros cuando el búfalo se percata de nuestra presencia y comienza a separarse ligeramente en oblicuo, Dios, es enorme , o al menos a mí me lo parece, shoot, shoot, me urge, rodilla a tierra para que los árboles me tapen menos, intento meterlo en el visor, está a unos 80m, coño, árbol, árbol, árbol, no hay conones de pillar un trozo limpio, escucho de fondo un “pero tira ya” de mi mujer, si, si, como si fuera tan fácil, por fin, aparece el búfalo en un clarito de un par de metros, coño, no dispara, el seguro de tres posiciones del winchester 70 me la juega, lo quito rápidamente y ahora sí, en otro fugaz clarito le meto un balazo en todo el codillo, el búfalo acusa el tiro y rápidamente aminora la marcha, se va casi parando y aprovecho para meterle otro balazo en los cuartos traseros que era lo único que veía, por fin se desploma, no ha corrido más de 50m desde el primer disparo que le ha atravesado ambos pulmones.
Llegamos a él, toma, es mucho más grande de lo que parecía corriendo entre los árboles, todo un trofeo, a Joey se le queda una cara de pasmo importante, es mi error admite, ya que habíamos negociado no tirar trofeos por encima de 100 puntos SCI, en fin la caza es así de sorpresiva y hay que cogerla según se presenta, así que todos contentos. Cuando llegan mis compañeros sí que las risas son generalizadas, lo había cazado desde la retranca y eso le daba mucho más enjundia al asunto, creo que los australianos se quedaron muy bien con la expresión ¡qué cabrón¡ y su significado en el buen sentido de la misma.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Con dos buenos búfalos en la talega ahora sí que me tocaba retiro espiritual durante un par de días. Seguimos y cae el primer scrub bull del viaje, coño, vaya bicho grande, pero vamos, esto es un retinto de toda la vida, a tenor de Barry tienen muy mala leche y te buscan las vueltas, cosa que comprobamos, lo cierto es que sólo desenfundaba el doble del 470 cuando veía un búfalo grande o cuando había scrub bull de por medio, o sea que algo debía tener. Vamos apurando el día cuando se nos dio el lance múltiple más curioso de toda la cacería, vemos un choto mugiendo cerca de la ribera , paramos y Barry dice que vayamos a ver qué pasa, que seguro que está acompañado de alguno más, tiramos de rifles un 375 y 458 para mis amigos y yo agarro el doble del 470 por si las moscas, vamos avanzando lentamente tapados por la densa cobertura de las zonas más húmedas. Nos colocamos como a unos 20m del choto, sigue mugiendo, súbitamente sale a nuestra izquierda un buen macho que se acerca al choto, con la mirada parece decirle, qué conones pasa? Barry da la aprobación y un balazo del 458 lo queda para la puntilla.
Felicitaciones por lo bien que nos había salido la jugada cuando mi mujer nos interrumpe, ¡por la izquierda, más búfalos¡, la escena que a continuación se produce fue de lo más emocionante, el búfalo que iba en cabeza y que resultó ser una hembra espectacular y viejísima (le calculaban 20 años), se acerca al búfalo caído y comienza a cornearle para que se levante, en esto se percata de nosotros y comienza a acercarse mientras nos intenta coger el aire, tensión al máximo, inicialmente nos pide que nos disparemos pensando que era un búfalo extraordinario, al momento se percata que es hembra y da la orden de disparar, mientras la búfala había recortado terreno y no estaba a más de 15 m, el compañero que le tocaba disparar no había entendido bien la orden, mi mujer nos apremiaba, pero tirad ya, el otro compañero y yo respetando el orden de tiro,…, por fin dispara, cae al disparo en el pecho y le dobla el compañero, el resto del grupo compuesto de machos jóvenes y hembras comienza una corta carrera esperando a la matriarca, Barry da la orden de continuar disparando, y cinco búfalos no se vuelven a levantar, miro la canana del 375 que llevo al cinto, le he pasado ocho balas al compañero, está claro que hay que llevar balas encimas. Lógicamente perdemos el resto del día aviando la carne de los búfalos abatidos. Desde ese momento nos dijeron que ya no tiraríamos sobre ninguna hembra, sólo a machos, dado que el carácter territorial de los búfalos hacia que a rey muerto rey puesto, de forma que en poco tiempo otro búfalo vendría a ocupar el territorio del caído.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Los días van pasando y vamos teniendo ocasión de disfrutar de lances de todo tipo, la verdad es que como nos íbamos alternando para doblar los búfalos pues el número de lances que teníamos era increíble (al menos a nosotros nos lo parecía). En una de esas, llevábamos una mañana de esas desastrosas, vamos no habíamos visto un rabo y nos habíamos comido casi toda la mañana, ya habíamos cambiado dos veces de zona y decidimos visitar una zona en las que según el mapa (fíate tú de un mapa con 30 años) había varias charcas, así que sin demasiadas esperanzas encaminamos la ruta, ya habíamos chequeado varias de las charcas sin resultado positivo, paramos nuevamente en una de ellas a consultar los mapas y como de la nada, debía estar semi sumergido, porque allí no había una triste mata, mientras charlábamos arranca un guarro que tiran al alimón dos de mis compañeros y resultando ser un bonito navajero, bueno, por lo menos no damos por perdido el día.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Avanzamos a la siguiente charca y la imagen era espectacular, saliendo del agua un enorme búfalo barreado y detrás el resto de la manada. Miramos por los prismáticos, aunque ya a simple vista se veía que era un trofeo magnífico, solicita autorización por la emisora para poder ir a por él, segundos de reflexión y nos dan la autorización, ganamos metros hasta que el grupo comienza a avanzar, no hay un segundo que perder, dispara con el 375 alcanzándole en el codillo, yo le segundo, porras, sigue como si nada, vaciamos los cargadores y vamos reponiendo mientras el búfalo corre, por fin una de las balas parece que lo frena y nos permite rematarlo. Cuando nos acercamos comprobamos que tenía 11 impactos del 375, seis de ellos mortales de necesidad, vaya con el morlaco¡¡¡
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]No todas las veces resultaban así de complicado, en otra ocasión, uno de mis compañeros, que no había matado ningún búfalo significativo me pide que si vemos un buen búfalo se lo deje tirar para poderse llevar un bonito recuerdo de vuelta a España, le digo por supuesto que si es mi turno no hay problema, ahora, si es en el de los demás, tendríamos que ver si eran tan complacientes. La suerte se le vino de cara y en la siguiente oportunidad que tuve nos plantamos delante de un muy buen búfalo, ahí lo tienes, le dije, y en menos de un tris estábamos a un centenar de metros del macho, el búfalo no quiso aguantar más y empezó la galopada, dispara y vemos que le alcanza perfectamente en el codillo, le doblo al segundo con el 458 y el búfalo se desploma alcanzado en la paleta, bonito lance.
No nos pensemos que todas las jugadas salían a pedir de boca, algunas más bien lo contrario. Me fastidió especialmente la de un búfalo en el que yo doblaba a mi señora, tira un búfalo largo y veo como le pega ligeramente trasero, pero bien de altura, me presto a doblarle rápidamente (la verdad, no se sí lo toco, quiero creer que sí) y cuando voy a cerrojear nuevamente se me encasquilla el 458, joer, y esto me pasa encima delante de la parienta. Cuatro horas tras el búfalo y no logramos dar con él, me fastidió, porque era un búfalo muy bonito y me hacía ilusión que lo cobrase. No obstante, enmendó la plana con el siguiente, al cual planchó de un único disparo perfecto de codillo, de un tiro largo, enmontado y en mala posición, que nos dejó a todos alucinados.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]En otra ocasión me cubrí de gloria, grupo que sale de la ribera, identificamos un macho, me acerco hasta unos 70 metros, el grupo sale de escape pero el macho permanece quieto intentándome coger los aires. No me lo pienso, me voy a lucir delante del respetable, busco un eucalipto para apoyarme, le apunto entre ojo y ojo y disparo, pero el búfalo no cae, sino que corre, vaya bajón, ni le repito, le digo al profesional que lo he fallado pues le apuntaba a la cabeza y está claro que muy muerto no está, me dice, no le has fallado, no has visto el polvo de la frente?, no vuelvas a tirar a la cabeza a un búfalo cuando esté cogiendo el aire, no ofrece buen ángulo y lo peinas. De todo se aprende.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Penúltima tarde, no habíamos visto prácticamente caza en esa zona y ya regresábamos al campamento, de repente un grupo de scrub bull se mueve a lo lejos, vaya, voy a tener una oportunidad, creí que me iba sin tocar pelo a estos torazos. Nos paramos, y empezamos la aproximación, el aire nos compromete, dicho y hecho, salen en estampida, jolín que velocidad para lo grandes que son, nosotros que salimos también a todo trapo intentando cortarles la diagonal, mientras corro trato de distinguir en el grupo al toro más grande, parece que son todos machos y van unos seis o siete, a unos 120m metros meto en el visor al penúltimo que aparenta ser el de más cuerpo al disparar escucho claramente el ploff en su cuerpo, se tapan por la espesura sin posibilidad de secundar, seguimos corriendo y no habríamos recorrido ni cien metros cuando nos encontramos a mi scrub tumbado expirando su último aliento, lo curioso es que se había quedado otro a unos 15 metros esperándole a que retomara la carrera, al llegar nosotros se gira para encararse, no le doy opción, dos balazos en la paleta lo tumban en el sitio. Queda una bonita foto para el recuerdo, tienen una piel fina y suave, que pena tener que dejarla allí.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El último día de la cacería resultó de lo más curioso, se había nublado y había un fuerte aire preludio de un temporal, a los búfalos parecía que se los había tragado la tierra, comentábamos que si esto nos llega a pasar el primer día se nos caen los pales del sombrajo, únicamente localizamos un par de machetes juntos que mis compañeros abaten sin problemas. Por la tarde en el campamento preparamos todo el tema de las maletas, dado que había que madrugar mucho, así que tan sólo nos quedaría un ratillo a última hora para recechar, nos trasladamos a otra zona, muy bonita, con una ribera aparentemente muy querenciosa con abundante agua y vegetación, pero nada, más de lo mismo, tan sólo un grupo de burros a los que declino nuevamente el disparar. De regreso y en el último hilo de luz, localizo en el bosque a nuestra derecha un búfalo en mitad de la espesura mirando, para, para¡¡, me bajo, mejoro la posición de tiro y pregunto si disparo, Joey decía a qué? no veo nada, finalmente se encoje de hombros dándome una aprobación del tipo “si tu lo dices”, le coloco un balazo en el pecho que hace que se gire y salga corriendo en dirección opuesta, no sé ni cómo, le consigo meter otro tiro un pelo trasero que le hace cambiar de rumbo, salgo corriendo para cortarle y que no profundice en el bosque, el búfalo ante mi carrera sale al llano donde Joey lo remata de un espectacular tiro en el cuello. Vaya lance de última hora, con razón se dice que hasta el rabo todo es toro y en este caso por partida doble.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]En resumen una bonita aventura cinegética en las antípodas, no es una caza exigente pero sí te permite disfrutar de caça grossa a un “módico” precio disfrutando de una gran variedad de lances. La percha final fue de 25 búfalos, 7 scrub bull, 2 guarros y 3 burros para un grupo de cuatro cazadores, no nos fue mal la media veda…
Como colofón comentaros que echamos otra semana más de turismo en Melbourne y Sydney, fantásticas ciudades, especialmente la primera, con multitud de playas y excursiones que realizar y es que ya que haces el salto para pegar unos tirillos, es una buena oportunidad para disfrutar de este país. Por cierto, la gente encantadora y amable, incluidos los “terribles” agentes de aduanas, tan sólo cuidado con los cocodrilos cuando vayas a lavarte las manos…
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Espero que os entretenga un rato. Disculpad el ladrillo…
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EL COTO
Tema: Australia verano 2015 
Vie 09 Oct 2015, 14:00
imagino que los crocs están protegidos cuando no habéis tirado ninguno, es curioso. 
