Leo.
Me gusta tu intervención porque da en el blanco a la hora de señalar a los culpables de esta situación: NOSOTROS.
El ecologismo es bueno, como bueno es preocuparse por el bienestar de la mosca del vinagre, por ejemplo. El problema surge cuando una sociedad rechaza la ética y las principales normas morales y pretende sustituirlas por el pseudo-ecologismo y el "buenismo".
Esa sociedad está horrorizada por los problemas que degradan al planeta y por las barbaridades que hacen los humanos. Lo mete todo en un cuenco, lo bate con el aderezo de intereses bien dirigidos y ya tienes una sociedad capaz de considerar a los animales como sujetos de los mismos derechos que las personas. Como mínimo.
Señal clara de esa degradación moral, de abandono de los más elementales principios, es que los mismos grupos que serían capaces de pedir un castigo brutal si te haces una tortilla con huevos de águila imperial, estén siempre a favor del aborto, considerando de forma incongruente que una cosa será con certeza un águila y un feto no será un humano (o sí, o da igual).
Los cazadores por nuestra parte hace tiempo que vemos venir lo que se nos viene encima. A cámara lenta, además. Como en esas pesadillas en las que un asesino sanguinario te persigue con un cuchillo por el pasillo de tu casa y tus piernas se te doblan, porque estás aterrorizado.
Somos un colectivo en el que un millón de personas armadas salen al campo cada fin de semana y jamás protagonizamos acciones violentas. Pero aguantamos que nos llamen violentos.
¿Alguno de vosotros se ha planteado alguna vez qué pasaría si dejasen entrar a los aficionados al fútbol a los estadios con rifles y miras telescópicas? ¡¡Pero si hasta las botellas de agua les tienen que prohibir para que no se maten!!
Y nosotros somos los violentos...
Somos un colectivo que escuchamos argumentos contra la caza de los mismos que nos critican mientras dan buena cuenta de un plato de sashimi de atún rojo (que es mucho más pijo y progre que un conejo de monte), y a los que importa un carajo que el pobre atún esté en peligro de extinción o que tarde muchísimo tiempo en morir mientras se desangra en la cubierta de un barco.
Tenemos toda la razón, el número necesario de personas, movemos una fortuna y... aun así nos dejamos pisar.
Bajo mi punto de vista la cosa está muy clara: estamos a tiempo de ganar la guerra, pero hemos de empezar a presentar batalla, y eso depende de cada uno de nosotros.
Un saludo.