Agosto, otro mes de estío que azota nuestras cabezotas expuestas al sol ingente en playas lejanas de nuestras correrías montunas, lo cual hace volar la imaginación a otras épocas y otros lugares, recordando anécdotas y lances como el que ahora os voy a relatar:
Como todas las cosas, empiezan por el principio, ya el fin de semana antes durante la comida en las Almedias, me comenta Papá Temerón que estos dos días iban a trasponer andurriales cercanos a mi morada, pero tristemente ya tenía cogida una montería para la jornada del sábado en El Real de la Jara, por lo cual me iba a resultar imposible acompañarles. El jueves tarde, recibo una llamada de Paterna para que lo acompañase al puesto el sábado o domingo, o bien que el viernes me apuntase a la cena en la que iban a estar la mayoría de temerones, pues bien, le comento que el sábado no puedo, por lo de la otra montería y que el domingo si que me apunto, aunque a la cena del viernes no llegaba tampoco. Así quedó la cosa.
El viernes noche, ya con todo preparado, me comenta mi “Santísima” que el sábado tenía examen y que terminaba tarde, así que no tenía autobús para volver a casa y que si podía ir a recogerla, ya sabéis que cuando ponen carita de pena y te lo piden así no hay quien se niegue, así que con el correspondiente previo-mosqueo y los aperos preparados llamo a Ángel y le comunico que tendría que irse solo a la provincia de Sevilla.
De primer momento pienso en irme a los zorzales hasta las diez o doce, comer y después de la siesta ir a Badajoz tranquilamente sobre las cinco y media para estar allí a la hora que terminaba el examen, aproximadamente las 18:30, pero mas tarde se me ocurrió llamar a Paterna y preguntarle la hora a la que finalizaría mas o menos la montería, ya que ajustando un poco y sin demorarme, si terminaba sobre las 4, a las 5:30 estaría en casa, y tardo muy poco en cambiarme de ropa y salir hacia Badajoz, tras llamarlo, me confirma y así hicimos, quedamos por la mañana en el Hotel de Barrancos.
Suena el despertador, salgo pitando, y tras 35min aproximadamente estoy en el Hotel, nada mas entrar me encuentro ya con monteros, y poco a poco van bajando algunos de los nuestros mientras me tomo un café, ¡uy! que caritas, pero eso ya que lo expliquen ellos, allí nos juntamos y partimos hacia la finca.
Tras degustar las buenas migas con todas sus viandas, y saludar a muchos muchos de los allí asistentes, me encontraba comentando alguna cosilla con Quique como le llama Cesar, cuando se acerca Mariano y me pregunta si dispongo de arma, a lo que respondo con gesto negativo, ¡Hazte de una!, me ordena, y manos a la obra, me pongo a buscar entre los conocidos algún rifle o espingarda de sobra, a mi me da lo mismo, tiro hasta con un tirapapeles.
Quique me presenta a Barquero, que había estudiado con mi padre y le había escuchado hablar mucho de el, me indica que tiene dos rifles y que escoja el que quiera, al final me llevo un express, después de unas indicaciones salimos hacia las posturas, llevo el dos del Madroño, me acoplo en el coche con Papá Temerón que lleva el 5 de otra armada que se queda antes y vamos comentando cosas mientras llegamos a su postura, al llegar me indica que me lleve su coche y que luego lo recoja, y así hice, y menos mal.
Tras dejarlo en el puesto, el siguiente era el 1 de mi armada, y tras este llegamos al puesto, el postor me da las indicaciones, me desea suerte y le pregunto que donde dejo el coche, se encoge de hombros y me dice que detrás del puesto, no me gusta, es una cañada pequeñita y el coche molesta, mucho, mucho, le doy la vuelta al coche y vuelvo hacia el uno, me paro y le pregunto si le importa que aparque el coche al lado del suyo, a lo que me indica que haga lo que quiera. Lo dejo bien tapadito y me voy al puesto deseándole suerte.
Llego y no me gusta demasiado la posición de la plica, veo donde anda el tres y está lejísimos, no hay peligro, ni nos vemos, al igual que pasa con el uno, así que me muevo 20m hacia el fondo de la cañada, para estar aún mas tapado y dominar un pequeño regajo que tenía delante. Acomodo los aperos en la encina y saco el rifle, ¡sorpresa! , tiene un candado de combinación y no tengo ni idea de qué número puede ser, esto no ha hecho mas que comenzar.
Recurro a la lógica, a ver normalmente estos candados traen de serie 111, y no todo el mundo sabe como se cambia la combinación, así que rápido coloco el 111 y nada, aquello no abre, saco el móvil, vodafone, sin cobertura, busco el otro, movistar, sin cobertura, ¡bien estamos de huevos! . Comienzo a probar 222, 333, cuando un disparo del 3, otro, levanto la cabeza y veo 3 venados derechitos, me quito la gorra y los vuelvo para que no se salgan, cogen mancha arriba derechitos a Malindra, esto no tiene solución, espero 10 minutos y si no tira voy y le quito a Papá Temerón algún rifle, que sabía que tenía dos, pero uno era de rececho, calibre 708, muy flojito para parar un venado, pero menos da una piedra. Y así hago.
Cuando paso por el puesto 1, pido perdón y le comento lo que me ha pasado, le digo que voy al siguiente puesto y el hombre asiente con la cabeza permaneciendo en silencio mientras señala unas peñas que tenemos enfrente, se refería a los venados que había vuelto, uno de los cuales era espectacular, con la cuerna muy blanca. Cojo el coche y cuando Papá Temerón me ve se pone blanco, pensaba que había sucedido algo, tras tranquilizarlo le robo un rifle, al principio me lleve el 708, pero cuando me volvía al coche me lo quitó y me concedió el honor de llevarme su mágico 375H&H Mag, me carga de balas, me dice que pega y me indica que está preparado para disparar, que se queda con el otro porque tiene muchísimo tiradero y que si queda un bicho herido me mata, así que lo meto en el coche y vuelvo al puesto sin pararme mas.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Antes de la suelta resuena algún que otro disparo mientras bajan los remolques de los perros hacia la suelta esto pinta bien, encaro un par de veces el precioso caja larga y no salgo de mi asombro, me da miedo fallar un lance con este rifle, rápidamente me hago a la distancia con el visor y decido no quitarlo, aumentos en el 3 tal y como estaba y todo correcto. Se produce la suelta y comienzan las ladras y disparos, una ladra se aproxima, siento el tropel, es una res, viene derechita, me preparo, estatua de sal y entra en la plaza una cierva a la que le sigue de cerca una liebre, la coge, la coge, la adelanta impresionante carrera, de cierva, liebre y perros, ¡qué bonito!, estoy disfrutando, no cesan las ladras, por delante, por detrás y eso que estamos en un cierre, hay momentos que no se a qué atender, la ladra de detrás se acerca, me vuelvo, veo los pajarillos levantarse en la cumbre, ahí va lo que sea, no descumbra hacia mi y sigue por detrás, ladra por delante vuelta a empezar, pasa, disparan en ráfagas por donde anda Papá Temerón, ya han debido de salir los venados de esta mañana, pienso, los perros no dejan de pasar por mi puesto correteando de ladra en ladra, estoy disfrutando de lo lindo, cuando dos, tal vez tres, comienzan una ladra justo detrás del morrito de mi derecha, suben, suben, pego dos pasos hacia atrás para mejorarme, y veo la cuerna del venado, viene derechito, lo dejo, me va a cumplir, se acerca, lo encaro, ya lo veo a través del visor, me aprieto bien la culata al hombro, aprieto los dientes, me agarro fuertemente, lo dejo, y cuando está a unos 15 metros aprieto el gatillo resonando un sonoro y clásico ¡Clack!, “picado en falso”, ¡NO!, no puede ser, no puede ser, me acuerdo de la madre, el padre, los santos de Malindra y alguna que otra virgen mientras me desencaro, acerrojo de nuevo y veo que sale una bala, me parece raro pero no hay tiempo para pensar, vuelvo a encarar y ya a bicho pasado y medio tapado en las jaras le suelto un taponazo, ahora si, resuena la sierra el lanzallamas ha hablado, veo que el venado hace un extraño y comienza a “arar” literalmente el suelo, se incorpora y se pierde por el viso ya con el rifle encarado de nuevo, ahí no se puede tirar. Un disparo del 1 y a los pocos segundos otro, los perros que van y vuelven lo que me hace presagiar que lo ha rematado, no me muevo, me entra calor, me sobra la chaqueta, me la quito, la tiro sobre la mochila, busco el casquillo, lo encuentro, y busco la bala, cuando doy con ella ¡Sorpresa!, el rifle ha picado bien, ha fallado algo dentro de esa bala, esa maldita bala, pido mentalmente perdón, primero a la virgen, ya sabéis por eso de si se me aparece, y después a todos y cada uno de los familiares y allegados del que me prestó el rifle. Me pica la curiosidad de ir a ver si ha rematado el venado, ir al tiro a ver el rastro, si hay sangre, pero la cosa está muy entretenida y me aguanto las ganas, hasta que no termine, nada.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Me siento en la silla tras perder de vista los perreros, la montería entra en una dinámica de relativa calma, con distanciadas ladras, no dejo de darle vueltas al lance, tengo en la mente el ciervo derechito, la cruz en el pecho, el sonido cruel y frío del percutor en falso y no me percato de que un cochino se pasea por el fondo de la primera fotografía, justo por el arroyo, de derecha a izquierda sin subir, salgo de mis elucubraciones y me encaro rápidamente cuando veo que son dos, prácticamente iguales de tamaño, me voy con el primero y le lanzo un “llamaretazo”, al disparo cae fulminado, el segundo corre como alma que lleva el demonio cargo y muy tapado contra los zarzales le lanzo un recado, me desencaro y observo como el primero se ha incorporado y vuelve sobre sus pasos, cargo rápidamente pero no me da tiempo a doblarle el tiro, (cara de poker como diría Morral) mientras el 1 dispara en dos ocasiones, el silencio vuelve hasta que dos o tres perrillos llegan por el rastro y se encuentran con el que he quedado herido, una pequeña ladra hacia el 3 pero ni suena disparo y se pierde. Tras unos segundos veo otro cochino bajar por la mancha de mi frente derechito al del 1, se lo respeto, lo va a hacer “un trapo”, pienso, lo dejo de ver y se mete en la caja del arroyo, tras unos instantes, le vuelvo a ver subir por donde había bajado, no lo ha visto, pienso, lo meto en el visor y tras apuntarlo bien al trote cochinero le lanzo una salve con intención de volverlo, pero en vez de eso, subió derechito a la cumbre. Al disparo y salidos de la nada, comienzan a juntarse perros en mi postura, rápidamente cogen el rastro del que subió hacia el uno, y arrancan en una ladra con el, cada vez mas ladridos, cada vez mas incesantes, escuchaba protestar el cochino, un minuto, tres, cinco, diez, ya tanto tiempo me parecía extraño y me acerco a ver que pasa, tal vez el del 1 no tenga cuchillo, cuando llego estaba ya el perrero hundiendo el cuchillo para acabar con la agonía del animal, allí llega también Malindra al agarre, tras preguntarle, habia, como no, pinchado un venado, me pregunta y le indico que he pinchado un cochino, que debe estar en el arroyo y un venado, diciendo esto levanto la mirada hacia el hombre del puesto 1, y rápidamente me dice, ¡eh!, el venado es tuyo, está ahí que venía con una pata rota, felicitaciones de uno y otro, y le indico al perrero que si puede ir por la caja del arroyo que debe de haber otro cochino, así hizo y efectivamente, unos metros mas abajo de mi puesto se encontraba abatida otra cochina enorme igualita que la del 1.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Vuelvo al puesto y ahora si, me siento relajado en el puesto, por momentos pensé que me iba a tocar discutir el venado con el 1, pero el hombre demostró ser un CABALLERO MONTERO en toda regla y con mayúsculas, las caracolas resonaban en la lejanía mientras algún que otro disparo o ráfaga de disparos con Malindra cuerpo a tierra ponían fin a esta jornada montera, me volvía al coche y me indicaba que había visto los cochinos venir, que se me había colado uno, que la verdad yo ni vi, ni escuché y que el que yo tiré a barrera no lo había visto, solamente lo escuchó bajar, unas fotillos mientras esperaba al postor para indicarle donde estaban las reses y hablando de caza y en mi mente, la hora a la que iba a llegar yo a recoger a la niña.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Tras recoger, fui con Papá Temerón a buscar el venado que había pinchado, que al principio pensamos que lo habían abatido los “tiraráfagas” de su puesto de al lado, pero que luego nos indicaron que lo habían fallado, al igual que otros dos cochinos, otros venados, en fin…, cogemos el rastro y lo seguimos ladera arriba, llegamos a la mesa, y lo perdemos, ahí buscamos ya a ciegas, y es que daba muy, pero que muy poca sangre. Al final lo dimos por perdido y volvimos a la junta, allí comimos y nos sacamos algunas fotillos juntos y salí pitando hacia Badajoz, esperando alguna que no me llevé, Gracias a Dios.
CONTINUARA...