Fallos para no dormir...

Lo prometido es deuda. Queda abierto el nuevo hilo que inauguro con uno de mis fantasmas del pasado que estuvo persistentemente apareciéndoseme durante una larga temporada.
Llevaba ya unos años trasladado a Madrid cuando un viernes por la tarde, después de comer, me llamó mi hermano mayor muy acelerado:

- Jose, mañana se da lo de Isla Verde. Ya sabes una de esas monterías en las que me he quedado este año con un puesto.
- Ah, pues muy bien. espero que disfrutes y que se te de bien.
- Que no, que no, que no es eso. Que te llamo porque me ha surgido un compromiso y no puedo ir y el puesto se va a quedar vacío.
- Pero tu eres un cachondo. Quedan 16 horas aproximadamente para el sorteo y yo me encuentro a unos 700 kms.
- Dejate de leshes y de tonterías. te vienes y recoges a Antonio en Las Cabezas que tendrá mi 30-06 y andando que es gerundio.

Y colgó.

Me metí en la cama a las ocho de la tarde y después de maldormir unas horas salí de montería a la una de la madrugada desde Madrid hacia la sierra de Cádiz. Lo que hace la juventud y la afición....

Al pasar por Las Cabezas recogí al tal Antonio, al que dejé a los mandos del vehículo mientras aprovechaba yo para echar una cabezadita.

Llegamos a Isla Verde cuando empezaba el sorteo.

Era la primera vez que tiraba con rifle con visor y la cosa iba muy bien, pues por la izquierda del puesto me había hecho con tres reses a la carrera, pareciéndome que aquello de tirar con visor era una cosa muy sencilla.

En esas estaba cuando por el montarral que tenía frente al puesto venía bajando rompiendo monte un venado que era un espectáculo. Antonio que l miraba con los gemelos me indicó que le contaba 18 puntas. Y venía de frente hacia mi.

Empecé a apuntarlo y tan pronto como lo metía en el visor el bicho se me quedaba oculto en el monte. Volvía a iniciar su bajada, yo volvía a meterlo en el visor y nuevamente se me volvía a ocultar. Y así sucesivamente mientras la distancia entre el venao y mi puesto se iba acortando. Era cierto que yo tenía ya tres venados en la huchaca, pero no era menos cierto que el pavo era imponente y yo lo quería asegurar. El caso es que andando andando, sin que el bicho se quedara parado en ningún momento en un claro, llegó hasta debajo de mi puesto donde había ¡¡hay Dios mío!! un regato profundo por el que se ocultó y desapareció para siempre de mi vista. Y nunca mais.

Durante muchas, muchas noches el puñetero venado, que había fallado sin disparar ni un tiro, se me aparecía una y otra vez, y juraría que se reía...

Vaya te quedaste con la miel en los labios, otro día sera.

Pues ríe tú también que disfrutaste de un lance para contar, inacabado sí, pero bonito.

A mí me pasó cuando puse el harris al rifle, andaba detrás de un corzaco que no le conseguía pillar, siempre se situaba en un raso y no me dejaba ponerme a menos de 300m, pues un día le hice una espera con horas de sobra para tenerlo cerca cuando saliera, y así fue, yo tumbadito, el corso a 50m, boom,mm, y el bicho ni se enteró, se metió al monte y desapareció, el tiro de me fue alto por culpa de la altura del harris patas largas, no apoye bien los codos y baculaba al disparar. Corte las patas como 4 dedos por recomendación de foreros y mano de santo, después de muchos recuerdos de ese día , volví a topar con el y ahora su cráneo está en la pared de la casa de la finca

Fallos que me dan dolor de cabeza unos cuantos, los hay que cada vez que paso por el lugar las rememoró.
En una de ellas hice todo lo que había que hacer menos apuntar bien, dejar cumplir la caza, no disparar frente a compañeros, casas y carretera, para más inri, ese día en el bar con el cabreo perdí el chaleco, y ya como colofon llegue tarde a una cita con una chica que rondaba por aquel entonces.
En definitiva un día de m...

Yo recuerdo uno tremendo. Es de hace treinta años, cuando tenía yo veinte, pero lo recuerdo como si hubiese pasado ayer.

Fue en el Delta del Ebro, donde fuimos a cazar el pato como se caza allí, en las noches de luna y dentro de una tina (barril). La mañana antes de la tirada salimos a las agachadizas con varias personas del lugar que llevaban unos perros muy buenos. Yo llevaba sólo perdigón del 5, que es el que usaba para el pato, y anduve tirando a las agachadizas con tanto acierto que dejé a la gente anonadada.

No sé si alguno de vosotros las ha cazado alguna vez, pero no recuerdo un tiro tan difícil como el de estas aves, que se arrancan rapidísimas y en zig-zag.

De ese día guardo un buen recuerdo de una agachadiza chica, que se arrancó como un rayo, falló todo el mundo y la abatí yo cuando estaba en el quinto pino.

Así estaban las cosas cuando nos dirigimos hacia los coches, yo con el arma en ristre y mi ego por las nubes. De repente, a no más de quince metros y sin previo aviso, se me levanta una ánsar. El pedazo de ganso más gordo, cebado y lento que he visto en mi vida. Todavía recuerdo hasta el brillo de sus ojos y las plumas de su cola.

Pues se llevó los tres tiros y no soltó ni una pluma.

Recuerdo cómo se elevaba sobre la laguna mientras yo tenía la boca muy abierta y no podía cerrarla. Y sigo sin cerrarla. Esa es la grandeza de la caza.

Un saludo.

Era el más gordo, cebado , gordo, lento y con mas fortuna, no en valde estaba gordo.
Me han entrado varias veces cazando de noche y la verdad que es un animal que impone.

Josma escribió:

Era el más gordo, cebado , gordo, lento y con mas fortuna, no en valde estaba gordo.

Pues sería eso