Mis vecinos los osos
Jomezana, uno de los pueblos en zona osera, cambia sus rutinas para adaptarse a la vida con los plantígrados
Jomezana (lena), c. m. basteiro 30.04.2017 | 03:26
A Pili González le gusta llevar a su nieta a una zona boscosa de Jomezana de Abajo (Lena) para recoger arándanos. Hace un par de veranos, empezó a llevar con ellas una flauta. Así, con la música, avisan a los osos de que andan por el monte y evitan un encuentro inesperado. Es uno de los pequeños cambios en la tranquila rutina de este pueblo de Lena, que vive muy de cerca la recuperación de la especie. Los hay que han recibido a los osos con los brazos abiertos, y otros ponen algún reparo: como los que temen que surjan conflictos entre plantígrados y humanos. Para que no se extienda la preocupación, las entidades conservacionistas y la Administración regional han ofrecido una serie de pautas para evitar "encontronazos". Una pista: hacerse notar, como hace Pili González con la flauta, es una buena idea. Así es la vida con el oso, el vecino de Jomezana que ha vuelto para quedarse.
Jomezana, durante décadas, fue zona osera. Igual que el monte de Valgrande, que Alfonso XII describió como uno de los mejores lugares del reino para abatir osos. Pero tanta cacería de nobles casi termina con la especie. Tras décadas desaparecido, el oso volvió a Lena a principios de siglo. El primer daño en Jomezana ocurrió en una ganadería próxima al pueblo de Arriba, hace ya una década. La mujer de Luis Aller denunció la pérdida de un ternero y el Principado de Asturias confirmó que el responsable era un oso: "Yo ya ni me acuerdo de lo que nos pagaron entonces. Lo que está claro es que, ahora, no se tasan bien las pérdidas por fauna salvaje", señaló el lenense.
Los daños en ganaderías es una de las polémicas que ha avivado la vuelta del oso a los montes de Jomezana. Así lo hicieron saber vecinos y ganaderos al director general de Recursos Naturales, Manuel Calvo, y al director del parque natural de las Ubiñas, Jaime Gordo, durante la charla "Conviviendo con el oso". El acto tuvo lugar en Jomezana de Abajo. También intervinieron Fernando Ballesteros, de la Fundación Oso Pardo; Pepín Turón, de la Fundación Oso Asturias; Miguel Fernández, de la Guardería del Principado de Asturias y el biólogo Víctor Vázquez.
No quedó ni una silla libre en el centro cultural "El Turuchu". El oso preocupa y emociona, casi en proporciones idénticas, en los valles de Lena. "A mí me haría ilusión encontrarme con uno, pero también me asusta un poco. Mi cuñado se encontró uno hace unas semanas", afirmó un asistente a la charla. Los responsables de la guardería le preguntaron si el oso había escapado: "Creo que sí. Pero no sé si corrió más el oso o mi cuñado". También inquieta en Jomezana la llegada de turistas que, llevados por la curiosidad de ver de cerca a los plantígrados, puedan ocasionar un encuentro desafortunado.
La misma preocupación tienen los expertos. Es por eso que ya difunden una serie de pautas a seguir para evitar situaciones peligrosas. El encargado de explicarlas en Jomezana fue Pepín Tuñón: "Lo más probable es que un oso escape de la presencia humana", afirmó el experto. En caso de encuentro, el animal se apoyará sobre las dos patas traseras. Lo hace para examinar mejor el entorno, ya que "tienen una vista regular, pero un excelente olfato".
Hay que ser precavidos, eso sí. Entre las pautas a seguir está, como hace Pili Rodríguez, hacerse notar en el monte. Que el oso sepa de la presencia del humano y no se sienta atacado o sorprendido en su hábitat. Es recomendable ir en compañía siempre que sea posible. Si el encuentro se produce, es necesario que el oso sepa que está ante una persona: "Hay que hablar en voz alta". Además, es de rigor evitar al máximo las zonas restringidas y caminar siempre por los senderos reglamentarios.
Nada de "selfies". Es muy importante, señalan los expertos, "no seguir el rastro del oso". Y es que, aunque está recomendación parezca de perogrullo, asegura Tuñón que "las ansias por conseguir el mejor vídeo para las redes sociales hacen que algunos se pongan en situaciones muy peligrosas". Como un joven que, hace años, se hizo una foto con un osezno que encontró en una orilla de la carreterra: "Si el osezno está ahí, es muy probable que su madre ande cerca. Y, en este caso, sí puede atacar porque se sentirá amenazada". Y cuidado con dejar comida o basura en el monte, mucho menos de forma intencionada. El vídeo grabado hace unos días en Quirós, en el que se aprecia a un oso corriendo por la carretera, es "el ejemplo de lo que no se debe hacer". Si un oso sale a la calzada hay que detenerse, con las luces de seguridad, y dejarle escapar. Adiós a triunfar en "Facebook".
Mis vecinos los osos
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