Unos 300 bosques serán ampliados para evitar conflictos entre los vecinos y los osos
Un nuevo proyecto Life invertirá 2,6 millones en cinco años para facilitar alimentación a un animal que hibernará menos por el cambio climático
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Una osa parda acompaña y vigila las evoluciones de uno de sus oseznos. / FUNDACIÓN OSO PARDO
RAMÓN MUÑIZ
GIJÓN.
Viernes, 12 marzo 2021, 03:54
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Cambio de ciclo en política de osos. Durante lustros los esfuerzos se han dirigido a recuperar a la especie de pardos cantábricos, objetivo ya superado. En 1998 saltaron las alarmas al avistar solo seis hembras con crías, todas en la subpoblación occidental; dos décadas de trabajo continuado después permitían constatar la presencia de unas 31 osas con crías al occidente y siete en el oriente. La presencia de ejemplares que se mueven entre uno y otro grupo es cada vez más frecuente y los cálculos de la Fundación Oso Pardo (FOP) estiman una población total de alrededor de 330 ejemplares.
«Hemos avanzado en los problemas de conservación, y ahora nos enfrentamos a otro reto, que es garantizar la convivencia con el ser humano», explica Fernando Ballesteros, miembro de la FOP y coordinador de un nuevo proyecto Life 'Osos con futuro 2020-2025'. Con ayuda de la UE, del Principado y de la Junta de Castilla y León, la idea pasa ahora por emplear 2,6 millones hasta marzo de 2025. El dinero se utilizará en «mejorar la adaptabilidad del oso pardo al cambio climático, promoviendo soluciones que favorezcan la expansión de los recursos tróficos y la prevención de conflictos entre osos y humanos», según anunciaron las administraciones.
De lo que se trata es de intervenir ante una dinámica que entraña riesgos. De un lado los osos andan en expansión, recolonizando la sierra de los Ancares en el occidente, consolidando núcleos familiares en Quirós y Lena y con ejemplares que pasan por Caso. Del otro el cambio climático provoca que su hibernación sea cada vez más corta, y que parte de los frutos de los que se nutrían estén en retirada.
«La producción de arándanos, por ejemplo, está siendo muy irregular, sobre todo en las cabeceras de montaña», explica Ballesteros. «Antes los osos pasaban el final del verano comiendo esos frutos y ahora brotan antes, son más vulnerables a las heladas tardías de la primavera y son un alimento menos frecuente para esa parte del año, por lo que tienen que compensarlos buscando otros recursos, como las moras», expone el especialista.
Para revertir la tendencia y facilitar el sustento de la especie, el proyecto financiará la plantación de 150.000 árboles y arbustos autóctonos productores de frutos, en 225 pequeños bosques, todo ello en 155 hectáreas. También se mejorará la flora con 25.000 castaños injertados con variedades autóctonas en otros 75 bosquetes, con 55 hectáreas. «Todo se hará con empleo local, para ir vinculando la presencia del oso con las oportunidades para el desarrollo rural; aunque el animal presenta problemas, se trata de que conlleve también una parte positiva que los compense», desgrana Ballesteros.
Por otra parte Alimerka anunció ayer que iniciaría la plantación de 3.600 árboles autóctonos en un bosque de 4,5 hectáreas en Teverga y Quirós. La iniciativa la hace de la mano de Eulen y el Fapas, «para favorecer la recuperación del oso pardo y el urogallo»
Unos 300 bosques serán ampliados para evitar conflictos entre los vecinos y los osos
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