Rastreo de reses en montería

Abro este hilo porque el tema me inquieta y me disgusta. Veréis; en una de las monterías del mes pasado tiré a un venado que se fue claramente herido, y tiré luego sobre un gamo muy largo respecto al que habían ciertas dudas. Al día siguiente pinché un cochino en un cortadero.

En todos los casos que he vivido hasta ahora, las monterías siguen una dinámica propia: reina la calma antes y durante el sorteo de los puestos, y uno se muere por salir de una vez al monte. Pero cuando alguien da la orden de partir todo se precipita y hay que correr.

Luego viene la calma del puesto, donde se disfruta del día de caza hasta que suenan las caracolas. Pero es que a partir de ese momento en el que el postor nos da licencia para abandonar el puesto uno debe andarse con ojo si quiere hacerse una foto con su venado o su cochino, porque los arrieros van a destajo y no quieren que se les eche la noche encima sacando reses del campo.
Los perreros por su parte, agotados como sus perros, bastante tienen con intentar reunir sus rehalas cuidando de que esa misma noche que se acerca con rapidez no les deje alguno de sus animales perdidos por la mancha. Y, por supuesto, ni se plantean que sus perros se pongan a seguir rastro alguno.

Y eso es así y es muy comprensible, pero el cazador se queda con la desazón de ver que todo el mundo arrea y nadie se preocupa de sus legítimos requerimientos de perseguir a las reses que ha herido. Mientras, un animal puede estar abatido muy cerca del puesto o estar teniendo una dolorosa agonía.

Vale que una montería supone el esfuerzo de mucha gente durante todo un año, vale que uno está destemplado y quiere llegar al cortijo cuanto antes para comer caliente, pero...¿no creéis que habría que mejorar este aspecto?

Un saludo.

Siempre puedes llevar un teckel en la mochila

Juan Lobón escribió:

En todos los casos que he vivido hasta ahora, las monterías siguen una dinámica propia: reina la calma antes y durante el sorteo de los puestos, y uno se muere por salir de una vez al monte. Pero cuando alguien da la orden de partir todo se precipita y hay que correr.

Hoy en día , en las monterías comerciales y en el mundo de las prisas , se han perdido muchas cosas de la misma montería.
A las monterías , mucha gente va a matar animales y punto y, además les da igual como se de, siempre y cuando hayan matado ellos.
El organizador ha cobrado su pasta y, la finca , en el mejor de los casos , no se pisará hasta el año que viene , si se ha dado mal por múltiples razones algunos ni dan la cara . Como hayas tenido la mala suerte de haber pinchado un animal , es posible que hasta cuando llegues, si el pisteo es largo y sea domingo, no quede ahí ni el catering.

Juan Lobón escribió:

Luego viene la calma del puesto, donde se disfruta del día de caza hasta que suenan las caracolas. Pero es que a partir de ese momento en el que el postor nos da licencia para abandonar el puesto  uno debe andarse con ojo si quiere hacerse una foto con su venado o su cochino, porque los arrieros van a destajo y no quieren que se les eche la noche encima sacando reses del campo.
Los perreros por su parte, agotados como sus perros, bastante tienen con intentar reunir sus rehalas cuidando de que esa misma noche que se acerca con rapidez no les deje alguno de sus animales perdidos por la mancha. Y, por supuesto, ni se plantean que sus perros se pongan a seguir rastro alguno.

Y eso es así y es muy comprensible, pero el cazador se queda con la desazón de ver que todo el mundo arrea y nadie se preocupa de sus legítimos requerimientos de perseguir a las reses que ha herido. Mientras, un animal puede estar abatido muy cerca del puesto o estar teniendo una dolorosa agonía.

Vale que una  montería supone el esfuerzo de mucha gente durante todo un año, vale que uno está destemplado y quiere llegar al cortijo cuanto antes para comer caliente, pero...¿no creéis que habría que mejorar este aspecto?

Un saludo.

Depende mucho Carlos de donde vayas y con quien , sobre todo , con quien .

Pongámonos en el caso que cuentas , suenan caracolas y todo el mundo a su casa. Ahí es donde nosotros debemos anticiparnos y coger al postor por banda y pedirle ayuda , toda la que nos puedan proporcionar ya que tienes el derecho y el deber de pistear un animal pinchado ; de todas formas y tratando de seguir un orden, ahí van algunos consejos.

1- Nada más tirar al animal , seguir con atención la carrera del mismo y estar muy pendientes de si esa carrera acaba rompiendo en puestos contiguos o armadas cercanas para , posteriormente ir a ver si el animal es el mismo que tu has pinchado.
2- Estar atentos a la mano de las rehalas que en muchas ocasiones pasan por nuestra postura y ahí , preguntarle al perrero si ha visto sangre o si va a pasar por donde has tirado, pedirle por favor que mire y si no , que pregunte por la emisora a los compañeros de mano .
3- Cuando el postor desmonte la armada en la que te encuentras , pedirle ayuda para el pisteo  si hay claros indicios de haber pinchado a un animal .
4 - Hoy en día es muy frecuente que en las monterías haya gente con sus Teckel o Bavieras ; para el dueño de un perro de rastro , no hay cosa mejor que la práctica y pedirles ayuda , no debe dar vergüenza. Otra cosa sea que el perro sea mero elemento decorativo.
Si no , toda rehala siempre tiene alguno especialmente mejor que los demás canes en el rastro de sangre , ahi solicitaríamos la ayuda del perrero y le gratificaríamos posteriormente.
5- Si se ha pinchado un animal que has podido identificar por sus características , ahí hablo de bichos con cuernos , claro está y no ha llegado a la junta de carnes , preocúpate en hacérselo saber a la guardería de la finca y déjales tu teléfono .

Seguro que algo se me escapa pero , si no ponemos de nuestra parte está mucho perdido .
Decir también que hay sitios y personas con las que da gusto cazar y se mojan en el pisteo, sacada de reses y demás de manera desinteresada , como debe ser.

Saludos

Gracias por tus consejos, Enrique. Quiero creer que el día después de una montería habrá gente rondando por las manchas en busca de reses heridas o muertas, porque es evidente que deben quedar muchas. Y eso da un poco de tranquilidad porque alguien aprovechará ese animal, o al menos me consuela creerlo. No sé.

Imagino que si las monterías se celebrasen en junio, con luz hasta las diez de la noche, no habría tanto problema, pero en los meses de invierno todo se convierte en una carrera contra el reloj en la que el plantel debe estar colocado con luz suficiente para poder ser fotografiado. Y eso es un problemón, porque hace que la mayoría de las cosas que indicas sean irrealizables, aún estando las zonas más monteras más al oeste, donde oscurece más tarde.

Creo que una solución sería indicar muy bien el final de la montería, porque se pierde un tiempo precioso desde que suenan las caracolas hasta que te recoge el postor. En ese lapso de tiempo uno no se mueve del puesto por miedo a que le peguen un tiro, pero sería el momento de poder hacer muchas cosas.

Un saludo.