Luego de cazar la cierva, en la mañana del martes, fuimos a apostarnos para aguardar algún chancho. Durante el día, estuvimos cortando rastros en los distintos apostaderos (hay dieciocho) y
nos decidimos por uno que prometía un segundo tiro dado el movimiento que delataban las pisadas.
Acomodamos todo lo necesario y nos dispusimos a esperar, el fusil quedó montado a las 17:30, teníamos una hora y media larga de luz; nada mas lindo que divisar el monte y sus especies,
zorros, pavitas del monte (andan inexorablemente en parejas), ñandúes, pájaros, búfalos, etc; muy difícil divisar un puma, solo una vez me tocó, si se ven acosados por perros, se trepan al
primer árbol que encuentran, lo difícil es hallarlos, darles caza, es como disparar a un paloma de gran tamaño, se quedan quietos arriba y no bajan.
Pasaron los minutos y las expectativas de disparo con luz solar, se fueron diluyendo, ni siquiera se oían ronquidos en el monte, alrededor del apostadero, habían unas vacas echadas que se
dispusieron a complicar las cosas en caso de tener que efectuar un disparo. Con el correr de las horas, terminaron siendo un alivio para los ojos y evitar caer en sueños.
De repente, se paran todas y miran hacia un punto del monte, las expectativas de efectuar un disparo temprano, que permitiera un segundo, resurgieron...nada, 21:00 y nada.
Mi guía decidió preparar unos mates, mientras se lamentaba incrédulo, diciendo que no podía ser que no baje ningún chancho!. Terminamos la ronda de mates a los veinte minutos y renovados
seguimos la espera.
Llegando a las 22:20, entra una chancha sola y se oían mas que venían detrás, esperamos unos diez minutos mientras comía y le dije: aseguro esta, si los otros no bajan, nos quedamos sin
nada. Mi guía asintió, nos pusimos los protectores y PUMMM.
El 9.3 x 62 es un calibre que sorprende por su contundencia (al menos mi modesta experiencia), llevo nueve chanchos cazados y todos quedaron en el charco donde se hallaban comiendo.
Fué un tiro detrás de la paleta, le hizo un agujero similar, de entrada como de salida.
Recogimos las cosas, cargamos el animal en la chata y decidimos ir a otro, por otra hora y media. Nada, a las 12:30 bajamos del apostadero, cuando caminamos unos metros, se escucharon
chanchos comiendo, fué imposible ponernos a tiro.
El día terminó muy bien, puede cazar a la mañana y a la noche, traje mucha carne para disfrutar con amigo...no es poco.
El mes que viene regreso.
Saludos.
Manuel.
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