Comunidades cantábricas y el Miteco suman fuerzas para dar vida a un plan de cría de la gallinácea en una granja leonesa // Los ejemplares salidos de este centro repoblarían las zonas en la que esta especie se ha declarado extinguida // En el mapa gallego se consideró desaparecido en 2005 TEXTO Ángel Arnáiz
El retorno del urogallo a Galicia
El retorno del urogallo a Galicia
El retorno del urogallo a Galicia
El urogallo común es una especie de ave galliforme de la familia Phasianidae que en Galicia se extinguió hace años, pero que, a medio plazo, podría retornar a estos pagos.
Eso será posible si llegan a buen puerto los planes del grupo de trabajo sobre la situación crítica del urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus), en el que participan las comunidades autónomas de Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, junto con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), que actúa en representación de la Administración General del Estado.
Este colectivo se acaba de reunir para tratar las diferentes líneas de trabajo existentes para la conservación ‘in situ’ de la especie, como seguimientos, censos genéticos, captura y radiomarcaje, junto a mejora de la supervivencia, entre otras.
Los representantes de la Junta de Castilla y León y del Miteco informaron en ese encuentro del estado de las obras del centro de cría del urogallo, en la finca de Valsemana (La Ercina, León). La construcción del centro de cría comenzó en julio de 2020, tras varios meses de redacción de proyecto. Actualmente, se encuentra muy avanzada y está previsto que acabe entre finales de este año y las primeras semanas del próximo 2021.
Para el diseño de este centro se tomaron como modelos experiencias de cría en cautividad del urogallo, tanto de programas de conservación de las administraciones públicas como de criadores aficionados de toda Europa (Inglaterra, Escocia, Polonia y España).
Del mismo modo, se han definido instalaciones para abordar la cría en cautividad de la gallinácea silvestre bajo esquemas de reproducción natural y también de reproducción artificial mediante técnicas de inseminación e incubación artificial. Estas técnicas son las más modernas usadas actualmente en programas de cría de especies amenazadas, aunque para la cría del urogallo aún requieren de desarrollo.
Este grupo de trabajo pretende conseguir, con esa esas acciones, salvar de la extinción a esta especie, de la que, según el último censo realizado en 2018, apenas quedan 292 ejemplares en toda España. En Galicia, según datos de organizaciones ecologistas, se estima que desapareció hace unos tres lustros, en 2005.
EL EJEMPLAR DE FRAGA. El desaparecido presidente de la Xunta, Manuel Fraga, era un gran amante del deporte de la caza. El político vilalbés se pateó media Galicia en la práctica de esa afición.
Entre sus numerosos trofeos cinegéticos cobrados en esas cacerías se encontraba un ejemplar macho de urogallo o pita de monte, como se le denomina en Galicia. La pieza la abatió en la montaña de Os Ancares lucenses hace ya casi medio siglo. El urogallo cazado por Manuel Fraga, hecho que no estuvo exento de críticas por el declive de la especie ya por aquel entonces en el mapa gallego, acabó disecado por un taxidermista y expuesto, dentro de una urna de cristal, en el albergue del Club Ancares, en el concello de Cervantes, donde conservaba también una hembra disecada.
El cierre de dicho albergue, que carecía de vigilancia, propició que los cacos, en marzo de este año, lo desvalijaran por completo. Sin embargo, el polémico urogallo al que disparó el expresidente de la Xunta, se salvó de la rapiña de los amigos de lo ajeno y pudo ser rescatado, al día siguiente del asalto, por el presidente del club ancarés, el veterano Alfredo Sánchez Carro, que ocupó diferentes cargos en la Xunta durante el mandato de Fraga.
Los ladrones sí se llevaron la hembra disecada de urogallo, pero el ejemplar macho de Fraga, tras sacarlo de la urna de cristal, lo dejaron tirado, con daños en las plumas de la cola, según reconoció el propio Carro, cuando lo recuperó al día siguiente del robo en las instalaciones del albergue, donde acudió para valorar los daños. Toda una odisea la de esa gallinácea de Os Ancares
elcorreogallego.es