Por si todavía queda alguien que no lo sabe, lo digo: En África, fuera de las zonas especialmente protegidas y fuera de las zonas donde no existe caza deportiva, la fauna de caza mayor es sólo cuestión de tiempo que desaparezca.
Allí donde no hay patrullas de vigilancia, o allí donde no hay una compañía de caza que gasta parte de sus recursos y esfuerzos en la lucha contra los furtivos, la caza está condenada.
Las patrullas, que forman parte de la nómina de las respectivas Agencias de Medioambiente o Fauna Salvaje de los gobiernos, mal que bien se mantienen; pero ni son suficientes ni mucho menos eficaces. No hay más que poner un ejemplo: Doscientos y pico rinocerontes cascaron el año pasado en África del Sur, país avanzado, con recursos y con sobrada experiencia en el manejo y control de la fauna salvaje. No son duikers o facocheros, no son impalas o ñúes, son rinocerontes. No hay, por tanto, más que imaginar cómo debe ser la cosa en Zambia o en Camerún, por no mentar países como Nigeria donde la caza es ya un vago recuerdo.
El gran peso de la lucha contra los furtivos, sobre todo contra los de carne y pieles cae sobre las espaldas de las compañías de caza establecidas. Pero claro, esto tiene un límite, que no es otro que el que las compañías sigan funcionando. Si no funcionan, la lucha contra los furtivos se relaja y desaparece junto con los concesionarios de las zonas. Se va el orden, y como si de buitres se tratara, el peligro se abate sobre el terreno causando verdaderos estragos.
He leído en sitio solvente que la industria cinegética de Namibia se tambalea por falta de demanda debida a la crisis económica que azota, sobre todo, al “primer mundo”. Y eso es serio por la cantidad de gente que involucra la caza deportiva en ese país. Namibia es un destino asequible y cómodo, así que mejor no pensar en cómo debe andar la demanda en destinos caros e incómodos.
Si cuando la temporada termina y los campamentos se cierran o desmantelan, los furtivos se abaten sobre el terreno burlando a los contrafurtivos de mantenimiento, qué será si los campamentos se cierran o desmantelan de manera más o menos definitiva.
Lo que fue una Concesión de caza, en poco tiempo pasa a engrosar las hectáreas donde no queda un rabo. A lo que voy:
Sin demanda de caza, no hay compañías de caza y sin compañías de caza no hay bichos. Así de simple y así de claro.