Ese es el título del libro, que pertenece a la colección de Caza y Libros & La Trebere, limitada a 200 ejemplares numerados y con el nombre de cada “socio” del club, más 28 ejemplares con las letras de la A a la Z para editores y colaboradores.
Y dos más, marcados como Nº 0 para el rey, y otro marcado como Nº 00 para el rey emérito. Sin comentarios.
Con una brillante y detallada introducción de Antonio Fernández Tomás, el cual, con sus amplios conocimientos, siempre nos aporta detalles y datos de su propia cosecha de sumo interés, como en cualquier obra donde pone su pluma. Además de inestimables aportes a pié de página de todo lo que merece la pena. Todo un lujo que él colabore en un libro.
Y con esta somera explicación, y a fuer de ser algo injusto con el Sr. Fernández Tomás, está todo dicho, pues la extensión de su introducción en esta obra, va de la pag 17 a la 38, con mapa desplegable incluido, facilitando muchísimo la comprensión de lo que vendrá después.
El padre, Dimitri Ghika-Comanesti y su hijo Nikolas Ghika-Comanesti, nobles húngaros, emprenden en 1.895 un safari de cinco meses por la antigua Somaliland, actual Somalia, que si hoy aquella parte del mundo anda como anda, en aquellos tiempos no diferenciaba mucho de estos por la peligrosidad de tal viaje tal y como se narra en libro, pues se escaparon por los pelos de palmarla allí en varias ocasiones.
El narrador es el hijo, que es príncipe, y que con solo veinte años, demuestra una educación y un dominio de la pluma infrecuente para esas edades, además de un muy buen sentido del humor, sin estar este exento de la discreción que la época y su título le obligaba.
Empieza narrando el viaje en barco, el cual comienza embarcando en Trieste el 3 de Octubre de 1.895 y desembarcan en Aden el día 13 del mismo mes. Para describir ese viaje, utiliza una prosa un poco relamida, pienso que se contagia de los insignes personajes que le rodean en el barco, pues una vez en el campo, su prosa cambia para disfrute del lector.
Y aunque me gustaría explayarme, pues el libro tiene muchas cosas que contar y algunas muy curiosas, no puedo contaros nada más, pues las leyes estarían en contra y no está el horno para bollos.