Antonio López Espada | 30/10/2023
Cogen el perro de un cazador y lo llevan a una comisaría a 170 kilómetros
Sucedió ayer durante una batida de caza al jabalí en el norte de Girona. Un perrero echó en falta a su sabuesa y horas después, mientras no dejaba de buscarla en el monte, le llamaron desde una comisaría en Barcelona.
Había registrado el monte, había desbrozado zarzas con ayuda de maquinaria en los lugares donde los perros se enfrentaron a los jabalíes. Más de 4 horas echando en falta a la perra dan para mucho. Así lo relata Felipe Lladó a la redacción de Club de Caza. Ya más tranquilo, con su perra a su lado. No quiere separarse de ella tras el tremendo susto que alguien le dio ayer montando a la perra de caza en su coche y recorriendo más de 170 kilómetros para dejarla en una comisaría. Es la distancia que existe entre Vilanant, en el norte de Girona, hasta La Llagosta, municipio de la comarca del Vallés Oriental, en Barcelona. 172 kilómetros.
Así nos lo narra el cazador:
-“Estábamos haciendo una batida de jabalí. Soltamos los perros a las 10 de la mañana. Solo una hora después, a las 11, dieron con el jabalí. Poco después, dimos por concluida la cacería, pero la perra no salía de la mancha, cuando siempre lo hace. Hablamos de un trayecto de no más de 300 metros. Nadie la había visto, así que comenzamos a buscar entre todos. Como no la encontrábamos, avisé a un compañero para desbrozar una de las matas donde los perros se enfrentaron a un jabalí, pero tampoco estaba allí. Nos temíamos lo peor.
Limpiamos zarzales con máquinas para buscarla
No paramos hasta las 15 horas, cuando llamaron a los municipales. Me preguntaron si lo había perdido. Me dijeron que un hombre lo había recogido cuando vio que un coche paraba delante de él y lo lanzaba al asfalto. La primera mentira era esta. Entonces, el policía me preguntó cómo había perdido a la perra, un cruce de podenco y porcelana. Le expliqué que estábamos en acción de caza, y quiso saber cómo soltábamos a los perros. Entonces me resultó muy rara la pregunta, pero después, pensándolo, entendí que el Policía creía que había lanzado al perro desde el coche. Se lo expliqué lo mejor que pude, y le dije que iba inmediatamente a por el perro, ante el pavor a que lo llevaran a una protectora de animales.
Entonces, de camino, llamé a la delegación territorial de Girona de la Federación Catalana de Caza. Me atendieron perfectamente, a pesar de que era domingo, e intercedieron para que los policías mantuvieran allí a la perra hasta que yo llegase. Me llamaron de la federación para tranquilizarme y para que no corriera. Esto no tiene precio. No puedo más que agradecer a los responsables de la federación por lo que han hecho por mí”.
Las mentiras animalistas para perjudicar a los cazadores y acusarlos de abandono
Llegados a este punto, resulta necesario resaltar que la persona o personas que recogieron a la perra actuaron de mala fe. En primer lugar, porque mintieron diciendo que había parado un coche delante de él y habían lanzado el perro a la carretera. Una mentira fácil de desmentir explicando a la policía cómo se sueltan los perros o detallando el material que lleva encima el can, un collar GPS carísimo precisamente para evitar esto, que el perro se pierda o lo roben. El problema es que apagaron el GPS. Y este fue el principal indicativo que demuestra la mala intencionalidad de todo lo que hicieron. No querían que su propietario siguiera la pista del animal.
También aludieron a que la perra tenía pulgas, garrapatas, estaba en un estado lamentable… Esto es algo que el Policía que llamó a Felipe le comunicó, preocupando sobremanera al cazador. Afortunadamente, cuando llegó a la comisaría, el compañero de aquel reconoció que el perro no estaba en mal estado, al contrario.
Collar apagado y perra en perfecto estado
Hasta el Policía, cuando se le explicó todo esto, reconoció que la versión de Felipe era totalmente creíble y la de la persona que llevó el perro no se sostenía. El cazador nos lo cuenta: “Encontré el collar GPS apagado y lo encendí en cuanto llegué. Lo habían apagado. Además, le mostré el número de teléfono está grabado bien grande en el collar del perro. ¿Quién va a querer abandonar a un perro perfectamente identificado, con el número de teléfono del propietario y con un collar GPS?”.
Ante todo esto, la perra fue entregada a su preocupado propietario y esta noche no se ha separado de ella, como nos cuenta. Felipe quiere agradecer el trato recibido a los Policías Municipales de La Llagosta. Sin olvidar, de nuevo, a los responsables de la Federación Catalana de Caza por ayudarle y atenderle de manera tan efectiva.
Sospechas de unos excursionistas que entraron en la mancha a batir
Felipe nos explica que a solo un kilómetro del lugar donde cogieron al perro está la comisaría de los Mossos. Pero lo llevaron a 172 kilómetros de distancia. Esto deja claro que no les movía el bienestar de ese perro, sino acusar a los cazadores de abandonarlo. Por ello lo llevaron tan lejos.
Los cazadores catalanes sospechan de una pareja que quería entrar en la mancha de la batida. Un cazador les dijo que no podían pasar, que estaba todo señalizado y los caminos, cortados. Entonces, estas personas respondieron que si la montaña era de los cazadores. Les dijeron que si decidían entrar, era su responsabilidad, que se habían levantado varios jabalíes allí y había posturas. Entonces se metieron maldiciendo, saltando la cadena y con una mujer y un perro pequeño. Les vieron en dos posturas, pero habíamos avisado por emisora y tuvimos mucho cuidado.
Al preguntarle si no llamaron a las autoridades ante aquello, el cazador confiesa resignado que han llamado tantas veces, por ciclistas, excursionistas… “Y no ha pasado nada. Simplemente avisamos por la emisora y tenemos mucho cuidado”.
Cogen el perro de un cazador y lo llevan a una comisaría a 170 kilómetros
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