El ascenso del 6.5 Creedmoor

El ascenso del 6.5 Creedmoor
Elwood Shelton


Ningún otro cartucho ha capturado la imaginación de los tiradores del siglo XXI como el 6.5 Creedmoor. Y la maravilla de largo alcance parece seguir dando en el blanco en el futuro.

El chico nuevo en la ciudad
Si eres un tirador estadounidense, lo más probable es que tengas una historia de amor con el calibre .30. Es algo natural, casi un derecho de nacimiento. Desde la llegada de la pólvora sin humo hace más de un siglo, el calibre de calibre medio ha capturado la imaginación de la nación. Incluso si el .30-06, .308 o .300 Mag. no fuera su cartucho preferido, lo más probable es que haya medido su elección con ellos.

Sin embargo, algo gracioso sucedió en la última década: la conversación pasó del calibre .30 a un calibre completamente diferente: 6,5 mm. En algunos aspectos, la charla métrica de las armas de fuego de los Yankees fue tan impactante como los chicos de la barbería local hablando de los huelguistas de fútbol en lugar de los jugadores de cuadro utilitarios. El cambio disgustó a los tradicionalistas, y había un cartucho a quien agradecer por romper el tabú: el 6.5 Creedmoor.

Nacido de una conversación, probada en el campo de la competencia, adoptada por una amplia franja del público de tiro, es posiblemente el primer cartucho métrico que obtuvo una amplia aceptación en Estados Unidos. (El Rem. Mag. de 7 mm debe estar verde de envidia). Y hay una buena razón para ello: funciona.

Supersónico más allá de la marca de las 1,200 yardas, uno de los coeficientes balísticos más atractivos del sector y trayectorias tan planas como el paisaje del centro de Nebraska, el cartucho ha ayudado a los tiradores promedio a llegar más lejos y agruparse más que nunca. Y en el futuro previsible, los tiradores seguirán aprovechando al máximo el 6.5 Creedmoor.

Desarrollo del 6.5 Creedmoor
La concepción del 6.5 Creedmoor es un poco extraña: una sesión de toros en los Partidos Nacionales en Camp Perry, Ohio. Según cuenta la historia, Dave Emary, científico senior de balística en Hornady , y Dennis DeMille, dos veces campeón de rifle de alta potencia de la NRA, estaban repasando las deficiencias de la entonces popular bala de largo alcance

El XC de 6 mm era excelente, pero salvaje, por lo que requería cargarse manualmente y, como había pocos datos de recarga disponibles, el rendimiento del cartucho variaba de un rifle a otro. No había garantía de que un tirador siempre pudiera capturar un rayo con el cartucho.

Seguro que sería fantástico si hubiera un cartucho cargado comercialmente para aportar cierta coherencia a los tiradores de largo alcance, coincidieron ambos. Así que el grupo de expertos en balística se puso a diseñar la munición ideal para la competencia de largo alcance. Las características que propusieron fueron:

Buen coeficiente balístico para contrarrestar el viento y la gravedad.
Ofrece mayor velocidad que otras rondas de 6 mm y 6,5
Baja presión en la recámara para extender la vida útil de la caja y el cañón.
Bajo retroceso
Fácil de recargar
Cabe en un AR-10 y acción de cerrojo corto.
Era una gran lista de deseos, por decir lo menos. Pero fue uno que Emary, con la ayuda del subdirector de ingeniería de Hornady, Joe Thielen, entregó en su totalidad en 2008 cuando su compañía presentó el 6.5 Creedmoor que conocemos hoy. Y qué elegante pieza de alquimia balística resultó el dúo, no solo en rendimiento sino también en diseño.

El héroe anónimo de la historia del 6.5 Creedmoor podría ser el caso del .30 TC (Thompson Center). Lanzado en 2007, el .30 TC nunca obtuvo una aceptación generalizada, aunque tenía cualidades admirables por derecho propio. Basado en el .308 Winchester , el estuche tiene algunos aspectos clave que lo hicieron ideal para reducir el tamaño y convertirse en el 6.5 Creedmoor.

Es un poco más corto que su caso principal, a su vez, tenía margen de maniobra para encajar en un AR-10 o una acción de perno corto. Más importante aún, la mínima conicidad del cuerpo y un ángulo de hombro de 30 grados dieron una capacidad vital a la caja de 1.920 pulgadas que requería el Creedmoor. Incluso con balas largas de 6,5 mm colocadas en el COL (longitud total del cartucho) máximo de 2,80 pulgadas, la pólvora no se desplazó; a su vez, la velocidad no fue devorada

Tras las pruebas iniciales, algunas realizadas por el propio DeMille, el cartucho resultó ganador. Todo estaba escrito en piedra, excepto el nombre, claro está. Hornady sugirió inicialmente el "6.5 DeMille". Por muy deportivo que parezca, el tirador objetó y ofreció algo un poco más cercano a su corazón: Creedmoor. Era el nombre de la empresa para la que trabajaba, Creedmoor Sports, pero lo más importante era un homenaje al lugar donde se celebró el primer combate nacional de rifle de Estados Unidos en Long Island, Nueva York.

El lento comienzo del 6.5 Creedmoor
Con el pedigrí de un pura sangre y los fabricantes de armas de fuego tomando nota, el 6.5 Creedmoor debería haber salido de la puerta y correr directo al corazón del tirador estadounidense. Pero al principio fracasó un poco.

Los competidores reconocieron inmediatamente los beneficios del cartucho balísticamente dotado y ganaron partidos desde el principio. El público general de tiro, que en ese momento no estaba tan en sintonía con el nicho especializado del tiro de largo alcance, nunca había oído hablar del 6.5 Creedmoor o se mostraba escéptico sobre su potencial práctico. En realidad, ¿no era simplemente una bala de cola blanca súper cargada que podría duplicarse contra el coyote más adelante en la temporada, al estilo de la poco querida Remington de 6 mm?

Entonces sucedió algo curioso: los disparos a larga distancia se volvieron tan populares como el AR-15 unos años antes. Y los nuevos tiradores de largo alcance que abarrotaban las competencias de tiro con rifle de precisión se dieron cuenta de lo que estaba derribando oro: 6.5 Creedmoor.

Para avivar aún más las llamas hubo una serie de rifles de largo alcance nuevos y económicos que comenzaron a inundar el mercado en los primeros años de la década. Su potencial de precisión, verdaderos impulsores de virada, era casi inaudito fuera de los equipos construidos a medida. De repente, rifles como el Rifle de precisión de Ruger abrieron un rendimiento sub-MOA mucho más allá de las 100 yardas para el tirador promedio, todo sin tener que tomar una segunda hipoteca sobre la casa.

A partir de ahí, las compañías de armas cayeron como fichas de dominó, cada una produciendo su propio rifle de largo alcance relativamente económico: Savage el Modelo 10 BA Stealth, Howa el HCR Chassis Rifle, Bergara el B-14 BMP y, más recientemente, Mossberg el MVP Precision. Además de eso, hubo bandadas de rifles de largo alcance más tácticos y prácticos que inundaron el mercado, demasiado numerosos para enumerarlos aquí. Mientras que muchos venían con viejos favoritos, como .308 Win. o .300 ganar. Mag., estaba seguro como el amanecer de mañana que todas y cada una de las compañías de armas ofrecieron su rifle de precisión en una recámara Creedmoor 6.5 .

La fiebre aún no ha cesado con los rifles o el cartucho. El 6.5 Creedmoor es el segundo cartucho más vendido fabricado por Hornady, sólo eclipsado por el .223 Rem. Y el calibre se encuentra entre los más buscados en las armas nuevas, y algunos fabricantes informan que el 6.5 es su vendedor número uno, si no representa la mayoría de sus ventas totales.

La ventaja de Creedmoor
La magia del 6,5 mm no se descubrió recién con la llegada del Creedmoor. Cazadores y soldados han adoptado el calibre de tiro plano desde principios del siglo XX. Quizás el primero en adoptarlo más destacado fue el ejército sueco, que seleccionó el venerable calibre 6,5x55 mm como su rifle de servicio allá por 1894. Desde entonces, ha habido más de un corzo al otro lado del charco gracias a una bala de 6,5 bien colocada. .

Lo que hace que este calibre sea tan talentoso son las propias balas. Con altos coeficientes balísticos (hasta 900 en el modelo G1), tienen la capacidad de deslizarse en el aire de manera más eficiente, minimizando así los efectos de la gravedad y el viento. Esta característica por sí sola es lo que ha llamado la atención de la mayoría de los tiradores, dado que deja en el polvo a los favoritos estadounidenses, como el .308 . Pero el 6.5 tiene otra faceta, a veces pasada por alto, pero muy práctica: una densidad seccional excepcional. En resumen, tiene la relación peso-diámetro para penetrar cosas, cosas con pieles mucho más duras que las de los ciervos. Por ejemplo, Creedmoor se ha convertido en el favorito de muchos cazadores africanos por la robusta caza de las llanuras del continente: impalas, ñus y similares.

Eso es todo y está bien, pero ¿qué ofrece exactamente el 6.5 Creedmoor, el .260 Remington o el 6.5-284 Norma no? Después de todo, todos están lanzando el mismo liderazgo recubierto de cobre. Buen punto. Alinee el 6.5 Creedmoor contra el .260 o 6.5-284 con un cero de 200 yardas, cada uno dispara balas de 120 granos y todos se mueven a aproximadamente 2500 fps a 200 yardas y permanecen a 50 fps entre sí a 500 yardas. Además, cada una de las balas de 120 granos mantiene aproximadamente 1,700 pies-libras de energía a 200 yardas. Según estos números, parece que este Creedmoor alardeado es simplemente una reinvención de la rueda. Pero aleje su asiento de la mesa balística y el cartucho comenzará a brillar entre sus pares.



Eficiente hasta el fondo, el 6.5 Creedmoor requiere menos pólvora para realizar el mismo trabajo: la magia de su caja corta y rechoncha. Con menos pólvora, hay menos retroceso, lo que a su vez es un disparo de cartucho más suave y potencialmente más preciso entre disparos, ya que un tirador puede recuperarse más rápidamente después de apretar el gatillo. Además, es más económico, no sólo en la pólvora que quema sino también en el departamento de desgaste del cañón. Dado su juicioso apetito por el propulsor, el Creedmoor simplemente no va a erosionar la garganta de un aburrido al ritmo de ebriedad de sus abrasadores hermanos 6.5.

Además de todo eso, el tirador de armas Creedmoor 6.5 tiene la capacidad de aprovechar todo lo que las balas VLD (de muy baja resistencia) de vanguardia tienen para ofrecer. La ligera forma cónica del cuerpo del 6.5 Creedmoor y los hombros relativamente empinados permiten que el estuche acepte estos proyectiles extremadamente largos sin comprometer la capacidad. Y si eso no fuera suficiente, y como se mencionó anteriormente, tiene un tamaño que cabe en un AR-10 o un rifle de perno corto, lo que significa que los tiradores tienen una amplia variedad de armas de fuego para elegir. En resumen, está armado para llegar hasta el final y algo más.

Consideraciones sobre munición y recarga
Inicialmente, en 2008, Hornady ofreció el 6.5 Creedmoor en dos cargas, con una bala A-Max de 120 o 140 granos e información de recarga en la caja. Con un cañón de 24 pulgadas, la carga ligera se movía a 2910 fps, la más pesada a 2710. Eran una especie de trampas de velocidad de línea media destinadas a abrir el apetito del mercado. Desde entonces, las opciones del cartucho cargadas de fábrica se han disparado .

Solo Hornady ofrece 19 cargas diseñadas para todo, desde disparar en partidos hasta cosechar cerdos sobre la manita. Y, en general, el mercado de municiones ha acogido a Creedmoor y todos, desde Federal Premium hasta Nosler, cada uno de los cuales cuenta con su propia mascota de largo alcance casera, se han sumado al juego. Al momento de escribir este artículo, Midway USA enumeró 51 cargas Creedmoor 6.5 diferentes a la venta con opciones que van desde 95 a 160 granos y cubiertas con todo, desde balas clásicas de punta redonda hasta la próxima generación de VLD.

Los cargadores manuales, siempre a la vanguardia de lo exacto y preciso, también han acudido en masa al 6.5 Creedmoor. Con propulsores de combustión media a media lenta, como RL-15, Hodgdon Varget, IMR 4895 o IMR 8208 XBR, han logrado una dicha constante sub-MOA que antes solo se creía posible gracias a la suerte. El H4350 ha ganado tanta popularidad debido a su rendimiento en el cartucho que muchos proveedores de recarga apenas pueden mantenerlo en los estantes debido a la demanda.

Una nota sobre la vida útil del barril Creedmoor 6.5
Lo verá a menudo cuando hable de la familia de 6,5 mm, probablemente en un foro sobre armas. "Sí, pero ¿qué pasa con la vida útil del barril?" Punto convincente. Hay más de un seis y medio que arde tan caliente como el Sol de Sonora. Un calibre más estrecho combinado con la búsqueda estadounidense de más velocidad, potencia y distancia tienen una tendencia a quemar el metal precioso. Pero, ¿deberían los tiradores esperar la misma vida corta pero gloriosa del tubo de fuego de su Creedmoor 6.5?

Hay un poco de incertidumbre en la respuesta. Ciertamente, las personas muy sensibles a la precisión del mosquito y que tienden a cargas más calientes podrían notar un deterioro más rápido. Digamos, tiradores de precisión competitivos. Generalmente hablan de disparar entre 2.000 y 3.000 balas antes de cambiar un cañón. Pero no hay deslizamiento en su contra, no son tiradores promedio con expectativas de precisión promedio. Lo más probable es que tengan un boroscopio, lo utilicen con regularidad y suden frío ante la primera señal de fuego. Eso no es normal.

En cuanto al tirador cotidiano, uno con un Creedmoor para la temporada de ciervos y una carrera ocasional a 1.000 pasos, puede esperar mucho más.
Dada la sobria capacidad general de la caja del cartucho, el daño al orificio por cada presión del gatillo es mínimo. No es un respirafuegos como el 26 Nosler o el 6.5-300 Weatherby Magnum y otros. A su vez, no tiende a ampollarse en la garganta y a producir plomo en un tiempo excesivamente corto. El maestro armero y autor Fred Zeglin calcula que tendrás que disparar entre 3.000 y 5.000 disparos antes de que notes algún cambio en la precisión.

“Esencialmente es lo mismo que las versiones 260 Rem, 6.5×55 y Ackley de esos dos. Balísticamente, hay muy poca diferencia entre ellos. Sé que eso provocará que a los competidores de hoy les dé un infarto…”, dijo. “Naturalmente, si tienes un recargador que es hot rod, es probable que la vida útil del cañón sea menor. Sin embargo, es difícil llevar el Creedmoor a ese punto antes de que sufra presiones excesivas”.

Además, debe considerar cuánto se ve afectada su precisión una vez que el material del cañón se hace evidente. ¿Un rifle sub-MOA que comienza a disparar MOA o 1,5 MOA es realmente apto para el montón de cenizas o vale la pena volver a armarlo? Si planeas apretar el gatillo en la “Copa de Tiro de Precisión del Gran Maestro del Universo”, entonces tal vez. De lo contrario, todavía tienes en tu poder un rifle bastante viable para muchas aplicaciones, incluido golpear los signos vitales de un ciervo a 500 yardas de distancia sin preocupaciones. Además, llegar a ese punto para el tirador habitual podría llevar años, si no toda la vida.

Tiro de despedida
Hay algunos tiradores que no están convencidos con las posibles perspectivas de largo alcance del 6.5 Creedmoor. Su creencia es que, una vez que el interés en los tiros de larga distancia disminuya o aparezca el próximo billete caliente del mundo de las armas, la ronda volverá a caer en la oscuridad. Si bien es comprensible, este punto de vista es un error.

El Creedmoor continúa demostrando su capacidad competitiva dentro y fuera. Sigue poniendo carne en la mesa una temporada tras otra. Y la balística casi engañosa sobresale sin importar si un tirador apunta a una milla rural o a campos de caza típicos. Lo mejor de todo es que los rifles con recámara son francamente gatitos para disparar.

Eso es todo lo que necesita un cartucho para dar en el blanco entre el público tirador estadounidense. Y por esas razones, 6.5 Creedmoor seguirá siendo el objetivo en el futuro previsible.