Vamos de caza...

Me han mandado un e-mail, y en el venía una vieja foto de Alfonso XIII, y mira por donde, esto me ha recordado algo muy lejano en el pasado, que posiblemente, va a dar lugar a un rato de lectura por algunos de ustedes.

A finales de los 70, un domingo y por estas mismas fechas de Navidad, teníamos una cacería en Carmona, así que hacía allí nos encaminamos. Por aquel entonces, solo se sabía del tiempo por lo que decía la TV y la radio, y no echábamos cuenta de lo que dijeran, pues no nos iban a decir si estaba lloviendo en Carmona... hoy te lo dice San Google, aunque yo no lo necesito... mi parienta lo sabe tooo.

En Sevilla muchas nubes ¿vamos... no vamos?... anda tira palante Paco. Y Paco palante, y el Land Rover encantado de ir hasta el maldito infierno con la cuadrilla de la guasa, pues de eso teníamos tela, y así nos autollamábamos por aquel entonces. Paramos en una venta que estaba siempre abierta bien temprano en temporada de caza, y allí nos pusimos moraos de todo, y entonces decir de todo en gente sana, se remataba con un par de pelotazos de anís o coñac... para entrar en calor vamos.     Y en estas estábamos cuando :

- ¿A donde van ustedes?.

Nos giramos, y detrás una pareja de la G.C. que habían entrado en el local, de los que no vimos ni las motos, eso es entrar con sigilo, si trapicheamos con grifa nos funden allí mismo.

- Pues a darle una manita a las perdices y conejos en Carmona, a ver como se da el día.
- Pues muy mojado se les va a dar, venimos de allí ahora mismo y cae el diluvio, y no tiene plan de escampar.
- Muchas gracias agente, ahora veremos que hacemos.

Empezó el tira y afloja, que si seguimos que si nos volvemos, y así un rato, como no nos poníamos de acuerdo,  y entre darle a la sin hueso se nos iba el tiempo y caían mas copas, y con ellas, caía aún mas el sentido común. Y lógicamente, ellas fueron las que tomaron la palabra.

- Oiga, ¿usted es cazador?... eso al camarero.
- Si, cuando puedo voy.
- ¿Usted iría a Carmona a cazar hoy?.
- Si pudiera... AHORA MISMO COGÍA LA ESCOPETA Y ME IBA.
- Pues cuanto se debe que se nos van las perdices y los malditos roedores.

Los G.C. ya  se habían ido hacía rato, sin duda para no fastidiarnos el día por meternos en el coche. armados y muy pasaditos de “líquidos”. Pero en esa época se miraba poco eso de un par de copas... que llevábamos mas de dos cada uno. ¡¡ Pa Carmona c.ño !!.

Llegamos a “Mar-mona”, pues allí caía agua a mares. Y enfilamos pa la finca, y el coche con la tracción era capaz de comerse el monte, pero no ese fango pastoso que te hace no saber como poner el volante, que parecía aquello el Amazonas en tiempo de lluvía. A pesar de todo el coche resbalón va resbalón viene, nos llevó a la cuadrilla de medio borrachos a la casa del guarda, que nos esperaba con una cafetera grande llenita de café negro negrísimo, como el alma de Belcebú.

- ¿ Habéis visto el plan ?.
- Como pa no verlo Hortensio. Desde mitad de camino sabíamos lo que pasaba, nos lo ha dicho una pareja de la G.C. que llegaron a la venta.
- Joe, ¿ y habéis venío ?... que webos tenéis. A ver que vais a hacer ahora, pues aquí de cazar nada.
- Pues echamos el día aquí contigo, antes que aguantar a las parientas... lo que sea.- Eso dijo uno, y a mi me sentó mal pues yo tenía novia. Pobre joven ignorante e inexperto, había hablado la voz de la suma sabiduría masculina... el Fali, ¡¡¡ casi nadie al aparato !!!, cincuenta años, treinta de casado, cuatro hijos, y con la misma mujer, que ya es difícil. También me jodía su repe de cinco pedos, pero era lo único malo que tenía.

- Oye Hortensio, ¿ y tu parienta?.
- Pues ahora viene, que ha ido a echarle de comer a las bestias con su padre.
- Anda que no tienes cara, mandas a la mujer y al pobre viejo a apañar las bestias, claro, pa que se entrene, pues como tiene que aguantar todo el día a un bestia como tú...- risas de la cudrilla y respuesta del Hortensio-.
- Ya estamos con la guasa, pena de lluvía hombre, pa tener que aguantaros hoy.
- Venga ya, no te cabrees hombre, que si no cazamos hoy, te regalo 4 cajas de cartuchos que llevo en el coche.- le dije al Hortensio pa animarlo, pues bien sabía yo que el hombre tenía disgusto porque no íbamos a cazar después de haber hecho el viaje.

Al poco aparecieron padre e hija debajo de un capacho grande, se quitaron las botas de agua y se cambiaron de calzado. El abuelo se sentó cerca de la estufa de hierro y echó mas leña al fuego.
Que listo el viejo aquel.
- Acercaros al fuego, que hace frío y os vais a resfriar. Hortensio... ¿ sale el café o no ?.

A aquel anciano se le veía muy entero para la edad que podría tener, sobre los ochenta le calculé yo,  se entreveían tras sus finos labios tres o cuatro dientes que le harían el apaño, no muy arrugado pues tenía algo de carnes, pero duras, no muy alto, faz agradable, que no afable, una mirada inteligente que era cómplice de lo que guardaba bajo la gorra. Manos y cara con el moreno de campo, cosa esta que se delataba cuando se quitaba momentaneamente la gorra, pues se le veía la marca lechosa a media frente que delataba la blancura que el resto de su cuerpo debía tener.

El bastón no lo soltaba, y se apoyaba en él para a veces poner la barbilla... pero pocas, pues creo que se daba cuenta de que cuando lo hacía se le anchaban las mandíbulas y parecía un desdentado, que en verdad es casi lo que era. Así que el hombre también era algo coqueto, su traje así lo presentaba pues para ser de campo iba limpio y sin manchas. Un hombre de campo cabal.

Y llegó el café del demonio, los mantecados de Estepa propio de las fechas... y una botella de Terry y otra de Machaco seco. Ese, el Machaco, ese fue de verdad el díablo, 55º pal cuerpo. El viejo aquel “le llamó comía” al Machaco y... empezó echándole a todos en el café, menos a mi que le eché Terry. Y empezamos a hablar de las cosas del campo, y el abuelo tenía cancha pa dar y tomar pues con esa edad, y siempre en el campo, ¿¿ que no sabría el ??.... uuufff.

- Está el día mu malo pa salir de caza, anda padre cuéntele usted a estos las cosas de tu tiempo, a ver si de mientras escampa.- le dijo la hija-.
- Eso eso, cuente usted algo, pero que no sea de caza que nos recuerda lo de ahí fuera.-le dijo el Fali-.

- De caza poco puedo contar, pues nunca fui cazador, de otras cosas si.
- Pues del campo no ehhh, que si habla usted de cosechas nos aburrimos.- le dijo el hijo mayor del Fali, Antonio se llamaba y debía tener unos años mas que yo por aquel entonces-.

- Pos mira, como está tan malo el tiempo, me he acordao de algo de algo que pasó por aquí antes de la guerra. Andaba por aquí invitao a cazar el rey de España, el Alfonso XIII allá por los años 30, y el hombre, como el día no estaba muy claro decidió darse una vuelta por la finca. Se levantó temprano y se escaqueó de los civiles que lo guardaban y al campo que se fue el hombre. Y anda que te anda cerro arriba y abajo se perdió, y venga buscar a alguien a quien preguntarle y nadie se veía por parte alguna.

Pasó mucho rato, y vio a uno labrando el campo, y allá que se fue el rey a preguntarle.

- Oiga buen hombre, ¿ sabe usted donde estamos ?.
- Pues en Carmona.
- Eso ya lo sé hombre, lo que quiero decir es que me he perdido, y no se llegar a la casa de la finca donde me alojo.
- ¿Y de quien es la casa?.
- Del marqués de tal.- (el viejo dijo quien era, pero no recuerdo el nombre).
- Hombre si, yo le llevo.
- ¿ Llegaremos a la hora de comer ?. Le preguntó el monarca-.

El labriego miró el cielo, y le dijo al rey.
- Es la una y media pasada, a las dos y cuarto estamos en el cortijo.

El rey se sorprendió de los horarios que dio el hombre, y le preguntó.

- ¿Y como sabe usted la hora si no tiene reloj?.
- Por el sol, pocos minutos arriba o abajo lo sé.

Y echaron a andar y a charlar ambos por aquellos campos, y el rey se dio cuenta de que el hombre aquel era muy campechano, y se pararon en un sitio que conocía el lugareño a beber, en una fuente de agua muy fresca y limpia. Y entre charla y charla fueron llegando a la casa y desde bastante distancia vio venir a los civiles y al resto de personal corriendo y muy preocupados, a lo cual el rey levantaba sus brazos y les decía que se calmaran que había tenido un buen día y que no lo estropearan con monsergas.

El labriego le dijo al monarca que ya estaba en la casa, y que el se iba, y le tendió la mano para despedirse.

Los pelotas del rey casi se le echan encima, pero el rey los paró y le dijo al hombre.

- ¿ Sabe usted quien soy yo ?.
- Alguien muy principal tiene que ser  usted señorito, pues tanta gente pendiente.. hasta el marqués se le vé mala cara porque usted no aparecía.

Alguno le fue a llamar la atención al hombre, pero el rey dijo que ni media palabra... y tos achantaos como burros.

- Venga usted conmigo buen hombre. Oye fulano, ¿que hora es ?.
- Pues son las dos y media... majestad.
- Pues se ha equivocado usted en un cuarto de hora.- le dijo al labriego-.
- Yo no me he equivocado señorito, es que al verle, me di cuenta que llevaba tiempo sin beber, y me desvié del camino para que bebiera, por eso hemos tardao un cuarto de hora mas.

El rey al oir aquello, le dijo al hombre.

- Mire, ya es tarde, le pido que coma con nosotros, espere aquí que ahora mismo bajo. Que quiero hacerle un regalo.- y el rey se fue a sus aposentos-.

En ese intervalo, el marqués le gritó al hombre.

- ¡¡¡ Quítese usted la gorra hombre, que está usted ante Su Majestad el Rey de España !!!.

Y el hombre se la quitó, pero de mala gana. - y ahí el viejo se quitó su gorra imitando al personaje de su historia, y le pude ver el corte de color que en su frente habían combatido su gorra y el sol-.

Al poco bajó el rey, y le dijo al labriego:

- Tenga usted buen hombre, mi reloj, para que usted se acuerde de mi y del día de hoy. Y sepa usted siempre la hora exacta. El hombre se quedó pensando un momento, y le soltó al rey:

- Muchas gracias majestad, pero saber la hora ya la sé, y con la que sé me apaño. Pero si quiere usted hacerme un regalo, quisiera que me dejara usted ponerme la gorra, pues me ha dicho el marqués que me la quite y no me hallo sin ella.

Al rey aquello le hizo gracia, y pidió papel y pluma.

Escribió allí un documento de su puño y letra, en el cual ponía y firmaba con el nombre del labriego, que por servicios prestados al rey de España, aquel hombre era nombrado :

                                          HOMBRE CUBIERTO ANTE EL REY

- Tenga usted, a partir de ahora no tiene usted que quitarse el sombrero ante mi. Lleve usted esto siempre que crea que me va a ver, y si alguien le dice algo, le enseña el documento.

Comió el hombre allí junto al monarca muy contento y con su gorra puesta, mientras los demás estaban sin sombrero.

Después de aquello, cuando el hombre se enteraba de que el rey iba a ir a Sevilla o cerca de Carmona, allá que iba, y cuando este pasaba, él no se quitaba la gorra y si veía que se dirigía a él algún policía u otro del mismo talante a llamarle la atención, sacaba su real documento con la firma del rey, y le bajaba los humos a los quisquillosos henchido de orgullo.

Ni que decir tiene, que a las botellas ya se les veía el culo, pero aún apareció otra botella de Cazalla dulce de la mujer de Hortensio, mas otra de Terry que estaba a la mitad. La lluvia no terciaba su brazo, apuñalaba los cristales como si quisiera arañarlos, el agua impedía ver el campo a través de los cristales, el gris del cielo no tenía fin en el horizonte, solo los relámpagos rasgaban la cenicienta bóveda cual hachazos de los dioses.


El viejo contó otras historias de diversa índole, las cuales no recuerdo, y de vez en cuando su yerno y su hija metían baza. A estas alturas de la mañana el café le ganaba la partida al alcohol, y nos tenía los sentidos abiertos, gracias a Dios ...y a las historias del anciano. Y contó otra el viejo que....

- ¿ Saben ustedes que cuando se casó el Duque de Alba, hizo su luna de miel en coche ?.

Dijo aquello como si fuera muy raro eso de ir en coche, pero pronto nos quito la cara de poker.

- Por aquel entonces no había coches por Carmona, ni en España tampoco. Vamos, que habría, pero que era de cuando empezaron a tenerlos los señoritos, no como ahora que todos tenéis uno.- todos callados para no interrumpir a nuestro Scherezade masculino, que nos tenía embelesados como la princesa de Las mil y una noches a su príncipe -.

Pues eso, que se casó, y que se fueron de viaje de novios por España, y cuando pasaron por Carmona, la novia vio un lugar muy bonito para parar a comer, y allí mismo sacaron la comida que llevaban en el coche y se pusieron a comer los dos. Y la novia al ver aquel paisaje, le dijo al duque:

- Oye Fulano, nos hemos casado y no me has hecho ningún regalo que no sea el anillo de compromiso.

- ¿ Y que quieres que te regale ?.
- Pues mira que finca mas bonita ¿ porqué no la compras ?, haremos una casa grande y cuando queramos vendremos por aquí, que esto es muy bello.

- De acuerdo, espera que voy a hablar con aquel pastor.

Y allá que fue el duque a hablar con uno que estaba pastando ganao en la finca.

- Oiga buen hombre, ¿ podría decirme de quien es esta finca ?, es que le ha gustado mucho a mi esposa y quiero regalársela.

- Pues mire usted señorito, esta finca no creo que se la vendan.
- Bueno hombre, usted dígame quien es el dueño, y ya me las entenderé con él.
- Que no, que no le van a vender la finca, que este hombre tiene muchos cuartos, y no vende na. Al revés, como se le pongaaaaa...  ¡¡¡ le compra a usted el coche ese tan bonito !!!.
- Permítame decirle que ya sabré yo lidiar con el dueño, que de fondos no ando mal.
- Mire usted, esta finca no está en venta, y yo no he visto nunca a los dueños por aquí, si quiere vaya usted al cortijo y hable usted con el capatá.
- ¿¿ Pero se puede saber de quien es esta finca hombre ??.
- Esta finca y muchas mas son del Duque de Alba, grande de España... que dice el capatá. Y esa gente no vende na a nadie, que se lo digo yo, así que no pierda mas el tiempo, que aquí no hay na que arrascá. Vaya usted con Dios.

Se dio media vuelta el duque y se fue a donde la mujer:

- Ya está.
- ¿ Que pasa ?.
- Que no puedo comprarla.
- ¿ Pero eso como puede ser ?.
-  Porque no puedo comprar lo que ya es mio.

Y es que esa gente tiene tantas cosas que no saben ni lo que tienen, yo no tengo na... y lo poco que tengo no me se orvía.- apostilló el viejo-.

El duque, se fue al cortijo a presentar a su mujer a los de allí. El capatá le dijo que conocía a su padre, pero que a él nunca lo había visto allí, a lo que el duque le dijo que ni sabía que tenía allí esas tierras, pero que a partir de ahora lo verían por allí mas veces. Pidió al capataz le subiera el sueldo al que pastaba las bestias junto al camino, y el capataz mandó llamar a todos los que hacían eso en la finca, pues no sabía a quien se refería el duque. Cuando los tuvo delante y lo vio el de marras le increpó al duque sin saber quien era:

- ¿ Ve usted ?, tanto preguntá, y ya se ha molestao el capatá, y ahora me va costar usted el pan de mis hijos...mi ruina hombre. Y yo no tengo culpa de na, a ver si le da por venir algún día al duque y me dejan hablar con el.

- Pues ya estas hablando con él. Muchas gracias por tenerme en tanta consideración.

Y le dio fatiga al duque, y le dijo al capatá que le subiera el sueldo a todo el personal, pa celebrar que se había casado. Estuvieron unos días en la finca enterándose de lo que allí había y después siguieron el viaje.

La lluvia no cesó, almorzamos un cocido cojonudo con su pingá, que había cocinado la mujer de Hortensio, y sacamos del coche lo que nosotros llevábamos para compartir. Una garrafa de buen mosto de Umbrete, jamón de bellota de Cortegana, chicharrones, queso de cabra, frutos secos, bombones para la mujer de Hortensio, pan de pueblo que compramos en la venta... y tres botellas mas que había comprado el hijo de Rafi porque se lo había dicho el padre... ¡¡¡ que harán falta niño, que hoy ni sacamos armas y vamos a dejar al Hortensio sin bebidas !!!. Y es que ese Rafi sabía latín... pero el viejo mas.


Espero que os hayan gustado.


Saludos... Enjarao.

Dos cosas amigo Paco:

He pasado leyendolo, un rato cojonudo....

Y para el que no se haya enterao, estas cosas del campo y de la caza, también es cazar o es parte muy importante de caza, aunque no se pueda coger la escopeta ni se page un tiro.

Muchas gracias por el relato.

Paco,claro que me interesa ¡y mucho!

Es un gusto leer a gente que siente el campo como tú.

¿Por qué no lo plasmamos en papel? Algo sencillo,como tus escritos,nada pretencioso,algo familiar como Caza y Armas,una tirada corta,reducida,¿por qué no?

Como veo el Foro de Libros bastante parado voy a comentar las últimas novedades literarias que han caído en mis manos.

Un abrazo.

gracias paco, como siempre muy bueno

Hay que tener arte para todo, y yo estoy seguro que no podría contarlo como tú lo has hecho, aún habiéndome pasado.
Claro que con alguna botella de "Machaco" a lo mejor me animaba...   

Me da trabajo recordar las cosas como sucedieron, pero desde la perspectiva que dan el tiempo y la edad, puedo ver cosas que entonces no ví. Y me da mas gusto escribirlas así.

Me alegro que lo paseis bien leyéndolo. Gracias a todos.

Capreolus, no sé como saldria esa idea tuya.

Saludos... Enjarao.

Paco, una maravilla, qué encanto, qué sabor.
La idea es muy buena, un libreto corto con relatos de cazayarmas.
Enhorabuena.
Vete planteando emular a Julian Coca y sus Cuentos de la Dehesa.

Pequeño galo : ¿has adivinado mi pensamiento ligando la exquisita pluma de D. Paco con el fino estilete de nuestro añorado Munchausen?

Yo sí sé còmo saldría : un libro que a barro,a sudor y a humor,exactamente lo que representa para mí a cazar.
No se haga usted de rogar anda...
¿Acepta? Yo quiero el ejemplar 2 de la tirada no venal dedicado por el contador de historias.

Un abrazo.

Buenísimas las dos historias, Enjarao. He disfrutado leyéndolas que hasta me ha parecido oír las canales en el techo de la casa de Hortensio.

Paco , sin duda alguna , he pasado un rato fenomenal leyendo tus historias.

Gracias por compartirlas con todos.

Saludos

Antonio..

Alberto, casi le pones el nombre, barro, sudor, humor y ....machaco. A ver, que opine el autor.

Santa Madre de Dios ¿¿ yo escritor ??, creo que imposible, pues ellos tienen imaginación para inventar cosas. Yo escribo con ventaja, pues escribo mis vivencias, que no son tan abundantes como para escribir un libro. Voy a tener que ver eso de la imaginación, a ver como se consigue...      

Podenco, pues eso se me pasó en la historia, la casita no tenía canaletas por delante, pero si un tejadillo como de un metro, el cual servía para ir al WC que estaba junto a la casa sin mojarte, y yo tuve que ir un par de veces ese día. Me estremeció las ganas con que la lluvía atormentaba el tejadilo metálico, el estruendo que ocasionaba, no me dejaba oir ninguno de los ruidos que hacemos los humanos cuando entramos en esos cuartos, tan denostados como necesarios.

En el camino de vuelta, otro de los de la cuadrilla que no nombre (íbamos cuatro), Manolito, dijo : "que buen día hemos hechado... y sin pegar un tiro". A lo que el Fali respondió ¡¡ Buen día el que han tenido las perdices y conejos !!. Y al rato de pensar en ello, les dije : Pues por el agua que aún cae, creo que los bichos nos hubieran preferido a nosotros que al agua. Y ahí todos estuvieron de acuerdo, pues el agua seguro causo ese día mas víctimas entre ellos, que las que nosotros hubieramos causado.

Y al Hortensio no se le olvido pedirme las cajas de cartuchos que le prometí, que a mi con la media papa se me olvidaba dárselos al montarnos en el coche. Y buen uso les dió, el que yo no pude.

Gracias a todos... Paco.

Me han encantado las dos historias y es que la caza eso es lo que tiene, el antes el durante y el despues

un saludo... Sevilla

Paco : seguro que tienes guardado en algún rinconcito de tu ordenador unas cuantas historias como éstas.
No hay que ir más allá de este rincón cibernético para comprobar que escritos hay.

Nada pretencioso,algo familiar. Nadie pide que inventes,sólo que cuentes, que enseñes, que muestres...

¿Le vamos dando forma?.

Capreolus escribió:

¿Acepta?  Yo quiero el ejemplar 2 de la tirada no venal dedicado por el contador de historias.

Y yo el 3.....       

Ya tenemos media docena de ejemplares vendidos

Que bueno, este relato si que es una máquina del tiempo. Gracias por compartirlo.

Un saludo

Fenomenal , exquisito Don Paco .
Muchas gracias por compartirlo
Un abrazo

Coño Paco ... me lo he pasado fenomenal leyendo tus historias; hacía días que quería pegarles una vistazo y no ha sido hasta hoy que, robando un tiempo que no tengo al trabajo, me he puesto con ellas y he gozado el tiempo robado... de lo "si la hora ya la sé" es fantástico y muy real en cierto tipo de gente que algunos llegamos a conocer.

Yo, bien lo sabes, apoyo lo del libro e incluso me atrevería a pedirle a la administración que montara un concurso de relatos y que con los ganadores se editara ese libro de tirada interna; hoy hay páginas de internet en las que te hacen el libro y su tirada absolutamente según tus deseos... hay queda el guante para que los señores administradores lo recojan.

Te diré que no estoy del todo de acuerdo en que los buenos escritores sepan inventarse historias, lo que saben hacer es contarlas: hace muchos años un catedrático de historia del arte de la universidad de Barcelona (no seré capaz de recordar su nombre) me dijo que hay libros que los leemos por lo que nos cuentan y, entonces son lectura, pero que hay otros que los leemos por cómo nos lo cuentas y, entonces, son literatura.

A mi me has hecho disfrutar. Un abrazo

    

Paco, eres un auténtico fenómeno contando historias.

Muchas gracias por hacernos pasar ratos tan agradables.

  

Muy entretenido, si señor.

Una maravilla de relato, muchas gracias por compartrlo.

Enhorabuena...
Con el permiso de Paco si así me permite llamarlo, les cuento una historia similar a la primera.
Aproximadamente me la contaron así.
Un Señor comentaba cuando le preguntaban que escopeta más bonita tenía, él contestaba que se la regaló el Rey a su abuelo. La escopeta, como muchos hacían en aquel entonces, la portaban dentro de un saco, atado éste a la bicicleta o ciclomotor y a cazar. Uno de esos días de que le elogiaban la escopeta, le preguntan si se la enseña a lo cual accede gustosamente, se la mira y queda boquiabierto, resultó ser una Purdey...éste sabiendo que tenía entre manos se lo explicó al Sr. y a partir de ese día la cuidó adecuadamente.
Saludos.

Hay gente que tiene un don/habilidad para contar una historia que si otros la contaramos no tendría interés alguno.

Gracias por compartirlas.

Paco:
Gracias por compartir tus historias con nosotros. Nos haces disfrutar primero de tus vivencias y luego de ese estilo ágil, ameno, sencillo, cercano, salpicado de humor y también de ternura...
Me imagino una tertulia, después de cenar, alrededor del fuego, contigo y con otros miembros de esta familia, encadenando historias, sin darnos cuenta, hasta el amanecer...
Es una gozada conocer de tu pluma personajes como Hortensio o como el "Tío Andurriales", por eso estoy de acuerdo con Caprelus, Asterix, Javi...en lo del libro y me parece una idea estupenda la de Antonio a ver si entre la administración y tu mismo Paco, "recojeis el guante".
Mientras tanto un abrazo a todos:
Vicente (Dersu Uzala)