Acabo llegando de madrugada a mi siguiente destino donde me tomo un par de copas con varios amigos del colegio que ya me llevan mucha ventaja. De camino, me paró la Guardia Civil en los alrededores de Cáceres, en un control de los gordos, y menos mal que había cogido el pasaporte (me había olvidado la cartera en el otro coche), no había bebido nada y llevaba todo en regla... Tenían hasta para hacer control de drogas.
Y es que el sábado desperté en otra sierra, en la que también soplaba un aire gélido de narices. Algunos puestos privilegiados a venados grandes y cochinos, y otros pocos a venados pequeños. Hoy las ciervas se libran. Apuro las migas mientras vamos apuntando los puestos del sorteo. En esta ocasión voy al 1 de una armada de 3 puestos, lindera con la del año pasado. Me marco con el 2, y estoy volviendo y ya veo un venado malo, malo, de 4 puntas con una cierva. Llego al puesto y saco los prismáticos. Me aseguro mucho antes de tirarlo, por eso de que quizás sea un gran vareto, pero me parece verle rosetas y tampoco es tan pequeño de cuerpo como para ser vareto. Al final le suelto dos tiros cuando está muy escorado hacia el escape y con el mar de encinas ni idea de si lo he enganchado. Bueno, luego lo vemos.
Y poco a poco me van entrando las pelotas de reses. Muchos dudosos, a los que prefiero no tirar. Una de esas pelotas a la que le veo algún venado de los que puedo tirar, la dejo pasar, que le entra mejor al vecino. Este tira 3 tiros, y por lo menos dos de ellos me sonaron a carne. De pronto me entra un venado pequeño de 6 puntitas con otro grande de por lo menos 14. Espero a que se separe un poco del grande, y justo cuando se va a tapar, ¡PUM!, no lo veo, creo que lo he fallado. Y otra pelota, ¿con el mismo venado que tiré al principio? ¡Aiba! ¡Vaya trasto el primero! No puedo evitarlo, me quedo como tonto contándole las puntas 20 o 22, cerrando atrás con forma de cuenco, ¡puffffffff! Que se van, que se van, al de 4 puntas. ¡PIM!, ya no los veo.
Con esto de que estoy en la subida de un arroyito tirando a la otra subidita, se me tapan mucho con las encinas. Me entretengo mirando un grupito de 3 ciervas y un venado de 11 puntas con mucha proyección, porque se le ve muy joven, a pesar de su cornamenta, que se tumban apenas a 50 metros de mí, en la caja del arroyo a la sombra. No me ven, porque yo también estoy convenientemente tapado.
Una vez más, echo de menos la ausencia de mi Morralita, que a buen seguro disfrutaría muchísimo de un puesto de estos con tantas reses. Y hubiera grabado unos vídeos estupendos. Cambio el chip y vuelvo a pensar en los lances y en la mirada altiva del pavazo, cuando una pelota le sale al 2, que veo que no tira. Me viene directa. Me pongo delante para intentar meterlos hacia dentro de la mancha en vista de que veo algún venado muy bueno. Otra vez un par de dudosos, pero a los que veo suficiente grosor como para equivocarme.
El viento frío hace que me acabe poniendo guantes y bufanda y me coloque al sol, en vez de a la sombra donde me había colocado para que no se me viera. Se oyen bastantes tiros y las llamadas al móvil van haciendo también más llevadera la espera por el frío. Una pelota de varias decenas de reses andan dando vueltas por el viso, y acaban por volcar lentamente hacia las pizarras, pero no tiene pinta de que se fueran a ir muy lejos. Llamo, para avisar. Me avisan también de que hacia mi postura va un venado que piensan que tiene un tiro en el jamón, pero ahí no aparece nada.
Ahora sí, otro venado de muy buen porte pasa por delante del puesto con una cierva y una gabata. Veo como se pierden por mi derecha arroyo arriba, donde acaban tumbándose. Me entra un grupo muy grande de reses andando, otra vez más, por el lado contrario del arroyo. Entre encinas y encinas voy haciéndome una composición de lo que hay en él. Varios venados bonitos, alguno espectacular sin llegar a ser el monstruo de antes, alguna cierva, un varetón tremendo,... Creo que uno de los que va por arriba cumple con los requisitos. No me levanto de la silla, cuando se destapa, junto a varios grandes, ya lo veo claro. Cruz a la tabla del cuello, ¡PUM!, se desploma hecho un trapo. Ya podrían entrar siempre así y pegar esos pelotazos siempre... Se dan la vuelta, no, ahora bajan para abajo. El primero no, el segundo tampoco, cierva, vareto, cierva, cierva, gabata, ese ni en broma, otro que tampoco, dudoso, pavo, espera, el anterior anda raro. Trae un tiro en el jamón, 8 puntas, no, 10, ¿o son 8?, no sé, pero viene pinchado. Lo tiro, y lo fallo, con tanta capa no estoy cómodo, me levanto y echo la bufanda a un lado, lo vuelvo a tirar antes de que se ponga en línea con el vecino, ahora si lo paro, empieza a dar tumbos, otro tiro más, y al suelo. Vuelvo con el grupo de reses, pero de lo demás me parece que nada puedo tirar.
Recargo, y me quito capas, sobretodo la bufanda, que en los dos primeros tiros he tirado forzado y me he dado un talegazo en la nariz. Hasta ahora no me había pasado nunca, pues ahora, dos veces. ¡Vaya tela!
No tardan en aparecer por ahí, las rehalas y el coche de la finca que viene guiándolas en ese tramo. Me mueven otra pelota. Me parece que es la misma de antes, porque veo el varetón. Con los pitidos desde el coche, pienso que me están urgiendo a tirar el único del grupo que es así más "tirable". Lo dejo cumplir sobradamente, lo disparo una vez y sigue adelante con el resto de las reses, pero me pareció que se iba tocado. Luego resulta que se baja Diego del coche y me ofrece un par de onzas de chocolate, ¡qué vicio tienes con el chocolate! Le comento mi error sobre su persona, pensando que era "la propiedad", y se parte de risa. "Hoy nos estamos divirtiendo todos menos tú Diego", "No te creas Colores, que yo también estoy disfrutando, pero el día que me dé por ponerme, vas a ver la que formo". ¿Colores? ¡JAJAJAJAJAJA! Ya luego me enteré porque Colores, ¡jajajajaja!, pero eso es otra historia. Parece que en la otra mitad de la mancha también está habiendo muchísimo movimiento y tiros, me alegro. Total que, Diego manda las rehalas que van llevando la mano hacia nuestro cierre por el faldón del arroyo y sigue su camino de vuelta.
Oigo un agarre cercano, en dirección al último puesto de la armada anterior. Cuando llego, ya está el venado muerto. Igual es el que tiré antes. Lo saco de la sombra (¡lo que pesan aquí las reses!) y lo marco. El vecino de armada vuelve a tirar, veo un venado caerse en la dehesa y otro más que tira ya viniendo hacia mí. No asoma, así que debe haberlo volcado. Estoy volviendo al puesto cuando veo un cochino con muy buena pinta corriendo por mitad de la dehesa. ¡Ay Dios mío! Hoy, como la vez pasada, te vas a librar...
Un par más de venados dudosos hacen aparición. Vienen andando despacio, sin prestar mucha atención, buscando el escape. Uno tiene 12, nada, el otro parece que 8, pero es recio y tiene la frente delgada, de venado joven. Nada, los dejo pasar.
Me llaman al móvil, que vaya avisando de que recogemos. Aviso a los vecinos del 2, que han cobrado 4 venados, para que avise al 3, Angelito, al que también he oído tirar. Mientras voy marcando y pisteando hacia el puesto con el que lindaba por la derecha, que también ha disparado varias veces. Me dice que sólo tiene cobrado un venaete. Ok.
Recogemos todo y dejamos las cosas en la casa. No da tiempo ni a coger un botellín, hay que sacar al tuerto de la charca. ¿No me digas? Un venado que estuvieron toda la berrea dudando si tirarlo o no, porque era un buen venado, pero estaba tuerto, y va y se muere en la charca. ¡Qué cosas más raras...! Dejamos al tuerto y otro más de los grandes ya en la junta de reses (un par de fotos rápidas) y nos distribuimos entre pick-up y tractor con remolque, y a empezar a sacar reses.
Cuando llegamos al primer sitio, le comento a Juanito, "verás como este ha tirado el guarraco tremendo que levantamos la vez pasada". Y efectivamente, ha cobrado ese cochino, junto con otro machete y un venado. Antes, en uno de los puestos de un amigo, 3 venados, en el siguiente un cochino, dos venados aquí, otro cochino aquí, en fin, que la armada del arroyo se ha divertido y nosotros tenemos mucha tarea sacándolos. Por lo menos en esta ocasión llevamos una pala. Llevamos ya el remolque del tractor hasta arriba, y todavía quedan 2 de armadas por recoger. Decidimos seguir recogiendo, que sino se nos hace de noche. Cuando llegamos a la casa empezamos a descargar. Con el follón de bichos, no hay quien saque nada. Me subo arriba para ir desatascando, y vamos bajando las reses, teniendo mucho cuidado con los navajeros, aunque a alguno lo habían disparado en la boca, ¡qué pena! También me llama atención que muchos de los venados pequeños, al caer, se han partido la cuerna desde la base, como si estuvieran a punto de desmogar. Yo pensaba que los primeros en desmogar son siempre los más grandes, y esos en cambio la tenían, aún, dura.
Cuando bajo del remolque, bendigo las nuevas botas de plástico, si llegan a ser las de cuero en casa me matan. Un mangerazo y posterior lavado de manos. Entre las conversaciones, las fotos y el pesado de reses, cuando nos queremos sentar a comer son las 7 y pico de la tarde. Lo primero, una botella de agua grande, ¡qué sed! Algunos apuran para bajarse a ver el Madrid. Yo me quedo tranquilamente con varios de los amigos comentando los lances alrededor de la fantástica chimenea y haciéndome a la idea de que toca otra vez coche esa noche para volver a casa. ¡Qué pereza! Con lo a gusto que se está aquí. Me acabo despidiendo de todos muy agradecido y vuelta para casa.
Tengo que parar a por otra Coca-Cola light, que el viaje se me está haciendo muy largo y el cansancio empieza a aparecer.
Duermo como un lirón, y el domingo, amanezco todavía muy cansado. Con el café me espabilo y otra vez a la carretera que damos un ganchete a media mañana con varios amigos. Disfruto de varios lances sobre ciervas, tirando sólo a lo segurolas a un par de ellas que caen en el sitio, y vuelta para casa que hay que sacar un ratito de estudio. Cuando noto que las letras empiezan a torcerse en los libros recojo. Son las 9:30 y troncho sin cenar, pero con ganas de más.
Y por aquí algunas fotos del sábado:
¿Posible horquillón? Como se aprecia, estaba a punto de soltar la cuerna, de ahí la duda.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Uno de los navajeretes
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