Doñana, de cazadero real a parque nacional
Entre las provincias de Huelva y Sevilla y con una superficie de 54.252 hectáreas, la tradición cazadora sigue vigente en el entorno
Félix Sánchez Montes
Doñana, símbolo internacional de la conservación, nace, como otros muchos espacios hoy emblemáticos, como coto de caza, y este ha sido el principal uso secular de estas tierras.
Situada entre las provincias de Huelva y Sevilla, tiene una superficie total de 54.252 hectáreas, y otras 74.278,95 de zona periférica de protección del parque nacional, como el territorio del parque natural colindante.
Las condiciones del terreno (marismas, dunas, matorral bajo) de Doñana imponían ciertas reglas peculiares a la hora de cazar, como la batida de la mancha a caballo o el tiro a res pasada, dado lo llano del terreno, los puestos en pico de sierra, sin traviesas, y la señalización del campo de tiro con cañas en la arena. Se advierte la presencia en las rehalas, en su mayoría, de podencos de talla grande, perros adaptados a cazar en la arena, un terreno no por llano menos exigente.
Esta tradición cazadora sigue vigente en el entorno de Doñana, y las batidas y monterías son frecuentes en la actualidad, así como la caza de ánsares en las marismas del Guadalquivir. En los cotos de los parques naturales se puede cazar sin ningún problema; no así en el parque nacional, donde ya solo hay dos fincas particulares y otra del Ayuntamiento de Almonte (Huelva).
Cazar acuáticas, principalmente ánsares, en marismas y arrozales del Guadalquivir, es un clásico por su tradición, sus clásicos reclamos y sus engaños depurados durante siglos para su aproximación o esperas de amanecida o dormida.
Su situación geográfica, al suroeste del continente europeo, y la compleja historia geológica de la región, unido al conjunto de ecosistemas distintos y excepcionales, determinan la presencia de una flora y fauna muy diversas y singulares. El parque nacional acoge más de 400 especies de aves (unas 130 reproductoras habituales), unas 50 de mamíferos terrestres y marinos, 25 de reptiles, 11 de anfibios y más de 70 de peces, incluyendo el estuario. Son cifras excepcionales en Europa que, además, incluyen especies de gran valor por encontrarse amenazadas a nivel planetario, como el lince ibérico, la tortuga mora, el salinete o el águila imperial. Asimismo, los catálogos más recientes recogen más de 1.300 especies de plantas vasculares y helechos en la Comarca de Doñana; y allí conviven plantas atlánticas como el brezo de cillosos y la camarina; iberoafricanas como la hierba tumera; exclusivas del suroeste de la península ibérica como el escobón; eurosiberianas como el mordisco de rana; o representantes relictos de bosques terciarios como el helecho real.
Un parque nacional que se conservó gracias a los cazadores conservacionistas y que es hoy en día uno de los mejores y más importantes espacios naturales del mundo.
Doñana, de cazadero real a parque nacional
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