La Rioja
Jabalíes que acababan con el 80 por ciento de la cosecha
Un cazador acude a la llamada de los agricultores a los que los jabalíes les habían destrozado un 80 por ciento de la cosecha. Esa noche la fortuna le responde abatiendo tres jabalíes, dos ellos medallables.
La caza cada vez es más necesaria en nuestro país para controlar la proliferación de jabalíes, y hechos como este lo demuestran.
Más de un millón de jabalíes en España
Aunque no existen estadísticas ni conteos poblacionales realizados por parte de las administraciones, diversos informes del sector agrario avalan lo publicado por diferentes medios de comunicación en los últimos días. Se estima que en nuestro país habitan actualmente más de un millón de jabalíes en estado salvaje y que la cifra podría doblarse en 2025 si no se toman medidas. Este aumento descontrolado del número de suidos ha provocado cuantiosos destrozos en las cosechas, el aumento de accidentes de tráfico y la propagación de enfermedades animales, como la tuberculosis.
La caza acude en auxilio de la agricultura
En esta ocasión, un desesperado agricultor riojano solicitó ayuda a un cazador de la zona, José Gabriel Gutiérrez, ante los cuantiosos daños que había sufrido en una siembra de trigo. José acudió la noche del lunes 5 de julio para intentar acabar con parte de su problema. Realizó una espera junto a lo que habían dejado los jabalíes en pie de la cosecha, únicamente un 20 por ciento, y logró abatir en menos de cuatro horas tres cochinos en el mismo puesto.
Primer gran jabalí
El primero, un animal de notable trofeo, según el esperista, probablemente medalla de bronce, que abatió a las 22:15 horas. El astuto animal estuvo más de 15 minutos recelando para entrar en la siembra, hasta que finalmente lo hizo. El cazador lo derribó de un único disparo de su rifle Sako del calibre 7 mm Remington Magnum. Le acertó en el cuello cuando se encontraba a 70 metros. El macareno, pese a su gran boca, pesó únicamente 75 kilos.
Quedaba mucha espera por delante
Como era muy temprano, decidió permanecer un tiempo más en el puesto pese al acoso de los mosquitos. Durante tres horas únicamente una piara, compuesta por una jabalina junto a varios rayones con escasos días de vida, entró en la siembra. A las 00:45 horas, José Gabriel oyó un ruido en una pinar cercano que delataba la presencia de un animal de grandes dimensiones. Anteriormente había observado sus huellas en unos cerezos cercanos.
Después de más de una hora de tensa espera, el astuto y viejo jabalí se confío y se dispuso a alimentarse en el sembrado. Cuando estaba a 50 metros y únicamente a 90 metros del otro cochino abatido, acabó con sus andanzas de un disparo en el codillo. El solitario dio en la báscula 90 kilos de peso y portaba en su boca unas más que notables navajas.
El esperista, consciente de que el cultivo era visitado por un mayor número de jabalíes a diario, decidió aguardar una hora más en el puesto. Su paciencia le permitió abatir un cochino más de los que estaban destrozando la cosecha. Un animal de 50 kilos que fue cobrado con perros de rastro el día posterior.
Jabalíes que acababan con el 80 por ciento de la cosecha
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