Cazando el Ibex Bezoar en las montañas de Datça, Turquía.

Pues yo no se so voy a dormir, pero hombre pero hombre ponlo entero que me desespero!!!

Que cabron!!!!!

Venga que ya has bastante . Cuenta que pongo atacao y lo estoy viviendo en primera persona ¡¡¡¡

jajajajaja...muy bien el tiempo del relato. nos estás haciendo vivir la cacería.

Un consejo: hay unos condones para la boca del rifle (vale igual un poco de cinta aislante y es mucho más barato) que te pueden salvar de un susto cuando cazas en ese tipo de terreno (una ramita, hoja, etc. metiéndose por la boca del cañón).

Un abrazo,
Carlos

JAJAJAJA Deperrillo empiezas a ser más cansino que el propio rececho jajajajajaj
O terminas con el relato o atente a la tarjeta roja que te voy a sacar como Admin jajajajaj

Vamos quillo no nos hagas esto ¡¡¡¡

Kicho te voy a retirar el saludo, que lo sepas... ..Venga hombre!!!!!!

Raimundo escribió:

Kicho te voy a retirar el saludo, que lo sepas... ..Venga hombre!!!!!!

Ya somos dos...

Qué jodío

Me alegra un montón saber que salió todo bien, mi más sincera enhorabuena para tu padre y para ti Kichote. A ver si nos vemos pronto en el monte

Jueves 10/11/2011

Ya es Jueves, cuarto día de caza, esto está siendo más complicado de lo que esperabamos. Estamos viendo caza pero resulta dificilísimo ponerse a tiro de los bichos. Hoy vamos a cambiar de zona, es preferible no molestar más la de los días anteriores. Algo más de una hora en coche nos lleva hasta unas montañas que nacen de las orillas del Mar Egeo. Empezamos a andar desde una playa que acaba metiéndonos en el monte. La playa, a ratos, se convierte en acantilado.

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deperrillo

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El ritmo que marca el guía es bastante rápido, la humedad nos está empapando a cada paso, pero el amor propio de mi padre le impide pedir un descanso. Después de más de una hora atravesando una gran porción de monte, ayundándonos de unas veredas casi invisibles, llegamos a una playa virgen al pie de una montaña. Allí es donde debíamos subir.

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Una cueva en la montaña

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Me hubiera gustado hacer alguna foto o grabar dentro del bosque que tuvimos que atravesar en la subida, pero me fue imposible, necesitaba las manos para agarrarme a lo que pillase y no caerme. Además no debía quedarme rezagado, hubiera estado mal visto.

Por fin paramos en un alto a descansar. Nuestras camisas parecían recien sacadas de una piscina, tuvimos que quitárnoslas y ponerlas un rato al sol. Aprovechamos también para echar el taco y coger fuerzas antes de seguir con la subida.

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Seguimos subiendo y ni rastro de cabras. El camino, entre tanta vegetación y con ese calor, era agobiante. Mi padre empezaba a acordarse del macho que no quisimos que tirara el primer día -anda que, si llego a saber yo esto...- le escuché decir un par de veces. El guía por fin nos señaló la roca desde donde ibamos observar los bichos, a unos 50 metros encima de donde estábamos y allí que subimos a vigilar.

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El círculo rojo señala el lugar donde subimos para observar. Así no parece gran cosa.

Sólo pudimos localizar un pequeño grupo de hembras. Buscamos con detenimiento pero no encontramos macho. Nuestro gozo en un pozo, mañana ya era viernes y el domingo por la mañana regresábamos a España, la idea de recechar algún cochino definitivamente se había evaporado. Ya sólo podíamos pensar en conseguir el ibex, la idea de no llegar a lograrlo comenzaba a brotar en nuestros pensamientos. Yo intentaba animar a mi padre bromeando con cosas de las que ya ni me acuerdo.

La bajada resultó igual de dura que la subida, quizá algo menos cansada, pero exactamente igual de dura. Otra vez escuché lo del ibex del primer día -la caza como la da el campo, Ricardo, hijo-. Yo intentaba contraatacar con un -donde menos te lo esperas salta la liebre- o -hasta el rabo todo es toro, padre, te lo digo-...

deperrillo escribió:

Yo intentaba contraatacar con un -donde menos te lo esperas salta la liebre- o -hasta el rabo todo es toro, padre, te lo digo-...

Pa liebres y pa toros estaba Don Ricardo en ese momento

muy mal, al final has cedido a las presiones ahora que ibamos a contratar publicidad entre capitulo y capitulo como te has adelantado el capitulo de mañana, ya hasta el viernes no toca.

un poquito mamón, si que eres ...

QUE ALGUIEN CIERRE ESTE POST HOMBRE!!!!!!

Di que si Ricardo que asi se disfruta mas
Un saludo

Pd: Pero no se te ocurra hacerle caso al Percutor y nos dejes sin capitulo mañana

Ricardo eres un fenómeno; la crónica es preciosa, pero nos tienes con el alma en vilo.....
Gracias por hacernos disfrutar, parece que estamos en aquellas lejanas tierras contigo.

BUFALO escribió:

Di que si Ricardo que asi se disfruta mas
Un saludo

Mira quien fue a hablar, el de las siestas

DAVID H. escribió:

BUFALO escribió:

Di que si Ricardo que asi se disfruta mas
Un saludo

Mira quien fue a hablar, el de las siestas

Jajajajaja, esa si que fue buena, empezó con la crónica, se fue a dormir la siesta y continuo con la crónica dos o tres días después.

pero cuanto resquemor veo yo por aquí. Di que sí, Ricardo. ¿ Ves que atentos nos tienes a tod@s?

yo no escribo mas hasta que no te "lo pingues"!!!

DAVID H. escribió:

BUFALO escribió:

Di que si Ricardo que asi se disfruta mas
Un saludo

Mira quien fue a hablar, el de las siestas

mira que eres, estaba "destrozaito" hombre, no teneis consideracion
Un saludo

deperrillo escribió:

Con un poco de suerte esta noche matamos el ibex...

Venga Ricardo, soy yo de los pocos que faltan por darte la bulla.

Nos tienes en ascuas........ A ver si puede ser esta noche........

Enhorabuena por el viaje y por el Ibex.

Miguel escribió:

deperrillo escribió:

Con un poco de suerte esta noche matamos el ibex...

Venga Ricardo, soy yo de los pocos que faltan por darte la bulla.

Y yo . Aunque se la vamos a tener que dar

Ricardooooooooooooo, cuentaaaaaaaaaaaaaaaa de una vezzzzzzzzzzzzz

Viernes 11/11/11

Nos despertamos a la misma hora de todos los días y a pesar de haber dormido toda la noche de un tirón, aun seguimos cansados. Un buen desayuno nos asienta el cuerpo y partimos hacia nuestro observatorio, esa mítica plataforma de roca que tan buenas vistas nos había dado en días anteriores. La mañana es más fresca que otros días, el cielo está nublado y parece que pueden caer unas gotas, esperamos que el celo de los animales esté algo más presente que en días precedentes. Al poco de llegar localizamos unas cabras.

En un principio sólo vemos hembras, pero el macho no debe andar muy lejos. Diez ojos observando pueden dar mucho de sí y el macho no tarda demasiado en aparecer. El animal es muy bonito.

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Hemos cogido a los animales recién levantados, aun estan bajos y van subiendo tranquilamente hacia la cumbre. Empezamos a diseñar la estrategia, tenemos mucha confianza en que el plan de ataque de hoy funcione. Debajo nuestra, en un pedriza localizamos otro grupo de hembras, esas aun no tienen macho pero puede que alguno no tarde en rondarlas. Ninguno de los dos grupos de animales se percata de nuestra presencia. Del cielo comienzan a caer unas gotas que enseguida se paran. Hace bastante aire y en la plataforma de roca el frio es cortante. De repente por nuestra izquierda, desde el mar a la montaña, comienza a invadirnos una bruma muy densa que un momento tapa toda la montaña. Es muy espesa y no nos deja ver nada. ¡Qué mala suerte! esperemos que la niebla pase pronto y lo bichos sigan allí donde los dejamos. Ivo se pone nervioso y le dice a mi padre que se prepare, hay que moverse rápido de allí e intentar entrarles por el bosque. Si lo hacían en algo más de una hora tendrían opciones a ponerse a tiro, un poco largo pero opciones habría. Y así lo hicieron; el guía, Ivo y mi padre se pusieron en marcha, mientras, desde el observatorio, Volkan y yo les manteníamos al tanto del movimiento de las cabras.



La niebla se fue y los bichos seguían donde los habíamos dejado, fue un alivio. Se lo comunicamos a Ivo y a mi padre y siguieron avanzando. El camino era complicado pero un poco menos que el de otros días. Intuía por donde andaban pero no conseguía verles, volví a centrarme en los animales y empecé a notarlos nerviosos. Las hembras desde un alto se asomaban y miraban hacia abajo, pero no hacia mi padre y los dos turcos, sino que miraban los movimientos del otro grupo de hembras que había más abajo. Deben estarse percatando de los cazadores, cada vez se las ve más nerviosas, van a empezar la huida en cualquier momento. Y así fue, los animales corrieron en estampida y ambos grupos terminaron uniéndose para desaparecer juntos en dirección a la cara opuesta de la montaña. Avisamos y los cazadores regresaron.

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En rojo señalo por donde fueron andando para intentar ponerse a tiro del ibex.

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Ya de vuelta; habrá que seguir intentándolo.



Quedamos con ellos en los coches, ellos debían subir y nosotros bajar. Llegamos todos casi al mismo tiempo. Una pequeña charla y nos metimos todos en los coches. Ibamos a otra zona desde la que observar la cara opuesta de esa montaña. En menos de media hora estábamos de nuevo perfectamente situados y no tardamos demasiado en localizar de nuevo al grupo. Pudimos ver también otro grupo de hembras distinto, estaba relativamente cerca de este y tenía también otro precioso macho.

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Se montaron de nuevo en el coche y subieron para intentar un acercamiento. Yo me quedé con el guarda forestal para vigilar los bichos desde abajo. Él no sabía ni español ni inglés y yo de turco ni papa, aun así estuvimos toda la tarde charlando. Aproveché ese rato para escribir unas líneas en el papel que envuelve los cigarros del paquete de tabaco, se lo puse al guarda en el pecho y le pedí por favor imortalizarlo en una foto y continuar así con la tradición que iniciaron hace unos años los Caldera cazando en Mongolia. Queda patente que el Saltillo estuvo presente en las montañas de Datça.

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Al cabo de aproximadamente una hora, los cazadores regresaron. Habían examinado el terreno y ante el temor de que se les hiciera de noche, decidieron volver y observar la situación de los animales con nosotros desde abajo. Si los bichos se quedaban a dormir allí, a la mañana siguiente tendríamos oportunidad de realizar la entrada productiva que tantos días llevábamos esperando.

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Así fue, cayó la noche y los animales se quedaron echados. Se tapaban de posibles peligros metidos entre chaparros. Recogimos los bártulos y volvimos al hotel. Esa noche jugaba Turquía contra Croacia a futbol e ibamos a ver el partido con nuestros amigos turcos. Por desgracia Turquía perdió 0-3 y no nos quedó otra que pensar que alguien del grupo estaba gafado. Nos fuimos pronto a la cama soñando con nuestro último día de caza, nuestra última esperanza, la incertidumbre de aquel bonito macho...

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