Estábamos ya casi llegando a la casa de vuelta para la comida cuando nos encontramos con una de las sueltas; estaban recogiendo. Conocíamos a algunos de los perreros, así es que paramos a ver que tal.
Ya llevábamos charlando con El Choni más de 20 minutos, le faltaban 3 perros, cuando empezamos a oír una ladra bastante lejos. Sin dejar de oirla, venía directa a nosotros, se convirtió en una latir a parado de un sólo perro.
El Choni dijo que era el Lunares y me dijo que sacara el rifle.
"No jodas, ¿Como voy a sacar el rifle aquí y ahora?????
"Pues vamos entices" me contestó.
Emprendimos una carrera por un jaral que casi nos tapaba en dirección al latido del perro. Yo seguía al Choni, y detrás de mí venía uno de los guías de la montería. Llegamos a un clarito a los pies de una enorme encina donde estaba el cochino, un navajerete de 70 kilos escasos con sangre en una mano, tenía un tiro que le atravesaba el brazuelo pero que no le entraba en el pecho, y casi frente a él el Lunares latíendole. El guía se puso como a unos 10 metros a la derecha del cochino, El Choni a la misma distancia pero entente justo del cochino y yo más o menos en medio de los dos.
El Choni me llamó, me dijo que pusiera detrás de él y empezó a hablar en alto con el cochino a la vez que le decía al guía que por la emisora dijera a los perreros que soltaran unos cuántos perros. Con el vocerío que se traía El Choni sólo podía pasar lo que pasó y es que el cochino se arrancó directo a por nosotros. Primero se quitó de en medio El Choni y tras aguantar hasta que casi le tenía encima para evitar sorpresas, me quité yo. Al ver al cochino perderse en el jaral con el perro detrás, el guía dijo que ya nos podíamos volver, que ese cochino se iría al fin del mundo. A lo que El Choni le contestó: "Ese cochino tiene firmada la sentencia de muerte, ese perro no le deja así se salga de la Provincia".
Efectivamente al poco se volvieron a parar, y ahí lo que ocurrió fué rapidísimo. El cochino mirándome a mi, yo estaría a 5 metros, el perro al lado del cochino, y El Choni detrás del perro. El cochino le tira un viaje al perro, el perro se aparta, el cochino se da la vuelta como para volver a huir dándole el culo al Choni, y en ese momento El Choni se abalanza sobre él, le clava el cuchillo con la mano izquierda por el costado izquierdo del cochino, agarra al cochino con la mano derecha de la oreja derecha y lo tira al suelo cayendo ambos pero en una posición en la que el cochino, al no tener las patas en el suelo, apenas puede hacer mucho, y en la que el Choni tiene abrazado al cochino con las piernas. Todo eso en un segundo más o menos. Increíble. Yo me acerco pero allí ya no hay mucho que hacer, también en ese momento aparecen unos cuántos perros más.
De vuelta al camión, me dice El Choni que había reconocido al perro, que era poco más que un cachorro, que aún no había cumplido 2 años y que era hijo de su mejor perro.
Durante la comida repasándolo todo con un amigo caí en la cuenta del porqué de algunas cosas. Cosas que el momento no me dió tiempo siquiera a pensarlas e interpretarlas correctamente. Luego en la junta de carnes El Choni me lo confirmaría todo. El había reconocido qué perro era, sabía que era el cachorro y temió por él, por eso me dijo que sacara en rifle. Yo en ese momento no me dí cuenta claro. Por eso cuando llegamos atrajo al cochino hacia nosotros provocándole para evitar que el cachorro, al ver a su perrero, se envalentonara, se tirara al cochino y se llevara una colmillada. Y por ese mismo motivo, por evitar que el cochino pudiera darle una tarascada al cachorro y lo desgraciara, fué por lo que protagonizó un remate en esas condiciones, sin tener un sólo perro prendido del cochino y con una herida que apenas le restaba movilidad y fuerza.
Cuántas cosas por aprender.