ALGO SE MUERE EN EL ALMA (2/2)

perdón por el retraso.

A Ramiro y a José Manuel no les dio tiempo a responder, ya que se volvió a escuchar un portazo en la puerta de la calle y pasos de varias personas en el pasillo, así como el ruido metálico de algo golpeando el suelo, a modo de bastón.
El primero en entrar fue D. Francisco, el alcalde, quien dio la mano a Pablo diciéndole: “siento lo de tu padre Pablo, ha sido una faena, era un hombre muy querido en el pueblo”. Pablo se quedó callado, acongojado por las palabras que acababa de escuchar, realmente sin saber que decir. Sabía que lo que le decía era cierto.
Tras el saludo, D. Francisco pasa a la habitación a dar el pésame a la viuda.
En segundo lugar entró D. Nicanor, cura párroco del pueblo de toda la vida. D. Nicanor tiene casi 80 años, y viendo su sotana negra, o mejor dicho casi negra porque parece tener los mismos años que su dueño.
Tras ellos entra un monaguillo vestido con una especie de hábito blanco con roces en los puños y en el cuello. Lleva en la mano derecha un inciensario apagado,  y en la izquierda un cruz de metal que asemeja a la plata sujeta a un mástil también metálico abollado de la parte baja de los roces con el suelo.
Pablo se queda mirando al niño, que tendrá unos 10 años, los ojos grandes y curiosos, es de pelo rubio tiene el flequillo mal cortado, con trasquilones, se le ve debajo de la casaca, la camisa blanca que lleva abrochada desde el primer botón. Por debajo de “las faldas” se aprecian dos pies cubiertos por unas botas negras desgastadas de la puntera y unos calcetines con dos espiguillas clavadas y caídos por falta de goma.  
D. Nicanor se acerca a Pablo, le da el pésame y al percatarse que Pablo no conoce al monaguillo, le pregunta: ¿qué miras?
No, nada –responde Pablo pensativo- es sólo que me recuerda a mi cuando era pequeño. ¿de quién es?
No lo conoces seguro-contesta en voz baja el cura- ¿Sabes que D. Francisco se quedó sin pastor para las ovejas al jubilarse el Angelete?
Algo me comentó mi padre –contesta Pablo- trajo un rumano ¿no?
Eso es. Hijo del rumano y de su mujer. Viven en la Dehesa y como no hay chicos en el pueblo para ayudar a misa y para que no pierda mucho la escuela me lo traigo. Pero a este le gusta más el campo que las misas y las clases- concluyó D. Nicanor
De nuevo se hizo el silencio en la sala, entro un hombre con traje gris, camisa blanca y corbata negra que dijo: Buenas tardes y pasó a la habitación donde se encontraba el féretro. Al verlo Pablo entró detrás, el hombre recogió de manera metódica el Cristillo que había puesto a la altura de la cabeza, los cirios y los portavelas, así como la corona con la banda en al que se leía: “tu mujer e hijos no te olvidan”.
Sacó algunas cosas al coche fúnebre y  la vuelta le preguntó se dirigió a Pablo: “ hay que cerrar la caja, ¿se quieren despedir?
Pablo dirigió la mirada hacia su madre, quien comenzó a llorar agarrándose a su marido inerte. Mientras su madre lloraba desconsoladamente, Pablo llamo a su hermano que estaba en la puerta de la casa: “Fabián, ven,  hay que sacarlo ya”. Fabián entro a la casa y tras él todos los vecinos que se habían quedado en la calle y hablando y fumando.
Pablo era el hermano mayor y muriendo su padre era el cabeza de familia. Esto es así porque siempre ha sido y no es una herencia, es un sentimiento. Por eso Pablo se sentía con la responsabilidad de que todo se hiciera como atenía que ser.
En contraposición con su madre, debía mostrar entereza, echó una última mirada a la caja y al ver el cuerpo inerte de su padre recordó muchas cosas, muchas anécdotas, muchos abrazos, muchos detalles que hasta ahora no había tenido en cuenta.
Señalando con el dedo fue colocando a los que debían llevar la caja, él “se agarró” en la parte de delante a los pies de su padre. A Fabián le dijo: “no dejes sola a mama”.
Se hizo un intenso silencio en la casa, los cuatro hombres salieron primero por el estrecho pasillo y después por la puerta de madera llevando la caja cogida con las manos.
Al llegar a la calle, como si de un gesto militar se tratara se echaron la caja al hombro recorriendo los 100 metros que había desde la casa hasta el coche fúnebre que esperaba con el motor arrancado, situado en la esquina con la Calle Ancha. Todos los vecinos y amigos siguen la comitiva, la madre de Pablo llora desconsoladamente, es un momento de mucho dolor. No se escucha otra cosa que no sean sollozos.
Los hombres introducen la caja en el coche siguiendo las indicaciones del chófer, quien mientras meten la caja coloca la corona en uno de los laterales, dando un portazo para cerrar el capot trasero.
D. Nicanor, “echa un responso” para interrumpir lo menos posible la marcha del coche hacia el cementerio, mientras la gente a modo de procesión se va colocando detrás de la familia quien a su vez se ha dispuesto detrás del coche.
Aprovechando el final de la oración del cura, Ramiro le hace un gesto a Pablo para que se aparte del coche y se acerque.
Pablo, nosotros nos tenemos que marchar - trabajamos esta tarde y vamos pegados de hora.
Muchas gracias por venir –contesta Pablo.
No hay de qué –responden al unísono los dos visitantes.
Sabes que nos tienes para lo que necesites –sigue diciendo Ramiro- viniendo a tu pueblo y por desgracia a un entierro, nos hemos dado cuenta de el porque tu quieres tanto a tu pueblo. Y tras lo que hemos hablado con tu primo entendemos la relación que tenías con tu padre. Y es una pena perder un padre pero en estos casos más.
Es que Ramiro- le corta Pablo con lágrimas en los ojos- no he perdido un padre,…, he perdido un amigo,…,

          FIN

Está Vd. perdonado,como yo también espero serlo, por mi falta de delicadeza al no dar el pésame a Pablo y a su familia el otro día,por el fallecimiento de su padre, y sin embargo amigo ; mira que tiene que ser difícil,y por eso entiendo, Pablo, que tu dolor por la pérdida de un ser tan querido ha de ser doble.
Esperando ser perdonado,me gustaría saber, y supongo que a otros muchos quizás también, que es eso de " hacer chorizos y salón " ; soy un ignorante.
Quiero suponer,que concentrado en tan sensible relato, se te ha pasado ; no importa,seguimos esperando , Perichoque ; que relato tan sentido y emotivo.

Muchas gracias por tus palabras.
Hacer salón con carnes de caza o con carne de oveja también o he visto, es una especie de adobo con sal y pimentón,... Que se hacía con la carne dejándola secar. Antes era una forma de mantener la carne comestible a lo largo del tiempo.

Hola Perichoke : las gracias hemos de dárselas a vd. ,por su relato y por desasnar borricos como yo ; no lo había oído nunca,pero ahora ya no podré volver a decirlo ; el diablo,según dicen,sabe más por viejo que por diablo ; a viejo seguro que le gano, a sabio, también es seguro, que no... ; se dice que, " nunca te acostarás,sin saber una cosa más " , y eso,también es verdad.
Gracias.

Gracias compañero por tan bonito relato

Gracias compañero por hacernos llegar tus sentimientos de manera tan sensible y detallada.

Al último velatorio que asistí en una casa hace mas de 10 años y en un pueblo (ahora se hacen en frios e impersonales tanatorios), a las 4 de la mañana tuvimos que salirnos porque a un familiar le dio por recordar cosas de la occisa, y la gente tuvo que salirse a la calle a reirse a carcajadas. Los vecinos de casas próximas nos mandaron a callar con sus... "chhiiissssttt que es un velatorio, un poquito de respeto hombre". Al día siguiete cuando se enteraron de lo que se contaba no podían parar de reirse ellos también, porque sabían el caso.

Saludos... Enjarao.