Vamos con los hechos:
- Sabado: llego al coto sobre las 18 horas, encontrándome con el guarda en el sitio habitual. Después de saludarnos y comentar sobre la temporada de codorniz, sobre la perdiz, que si hay muchas hembras, etc etc marcho a dar una vuelta a una zona donde llevo metidas muchas horas detrás de un gran corzo que de momento me lleva ganada la partida.
- La tarde esta soleada pero con cielo tormentoso, a la mañana ha caído algún chubasco pero el terreno esta prácticamente seco. En septiembre he observado que después de la temporada de codorniz los animales están mucho mas esquivos que antes, no me extraña con la de sustos y carreras que les habran pegado los codorniceros. Pero también al estar todo segado te permite acceder mas fácil a muchos sitios a través de las fincas.
- Me dirijo a la zona escogida y gratamente voy viendo varias hembras con sus crias que ya están fuera y no recelan tanto como yo esperaba. Como puedo bajar por un rastrojo voy a mirar una ladera que habitualmente controlo desde arriba para esta vez mirarla desde el lado opuesto. Al llegar abajo observo salir corriendo hacia el pinar a mi “amigo”, al que llamo “el del florero”. Es un corzo que cuando ves el florero que lleva en la cabeza no te queda ninguna duda de si es bueno.
- Al verlo paro el coche y bajo con intención de tirarle pero no tengo buenas condiciones por lo que de la misma me subo con el coche a buscar una posición donde domino mas la zona donde se me ha ocultado. Ya situado busco y busco con los prismaticos localizando un animal acostado que no me quita ojo, tiene buena altura pero no me da el costado para asegurarme. ¿Será el grande? Me extraña que se haya acostado por como iba y que casualidad que haya otro ahí mismo.
- De repente ya no le veo donde le tenía localizado y por el rabillo veo que a unos 50 mts de donde estaba encamado se escurría entre los pinos andando, le enfoco y disparo sin dudar, sale corriendo pero observo que le he enganchado.
- Estoy contento creo que es el grande o mas bien quiero creerlo, veremos. Cojo el coche me dirijo a la parte arriba de la ladera, voy al tiro y enseguida encuentro sangre pero se me hace de noche y decido dejarlo para mañana que volveré con la perra.
DOMINGO:
- A las 7,30 ya estoy en el coto esperando a Eduardo, el guarda. Me he pasado el viaje dando vueltas al coco si el corzo será el grande, de todas formas voy con la ilusón de que sí.
- Esta noche ha caído algún chubasco pero el viento sur ha secado casi del todo el terreno, voy a dar una vuelta con el coche para dar algo mas de tiempo antas de dirigirme a cobrar el de ayer.
- Circulando por el páramo veo un par de corzos pastando tranquilos, me dirijo hacia ellos directamente por el rastrojo observando con los prismaticos que uno de ellos es un macho tirable. Al irme acercando se separan metiéndose la hembra en un girasol cercano y el macho desaparece en un barranco que hay a la derecha. Sigo recto al final de la finca para asomarme al barranco.
- Según asomo el coche al barranco nos sorprendemos mutuamente, esta pastando a unos 30 mts, sale al trote hasta la ladera y poco a poco con paradas se va alejando. Entre tanto he sacado el rifle de la funda, cargado y ya lo tengo en el visor, sin dudar disparo viendo que le he acertado, aunque se levanta y intenta escapar pero va muy dañado, tiro trasero, y vuelve a caer al de unos mts definitivamente.
- Guardo el arma y con el perro me dirijo hacia él, aviso al guarda, mientras viene pongo al perro en el rastro que como supondréis localiza al momento, le dejo que se pique un poco y lo retiro del animal. Entre tanto ya ha llegado Eduardo y apañamos el corzo para su posterior degustación.
- Decido ir a cobrar el otro, voy pensando que con la suerte que he tenido seguro que hoy es mi día y el otro es el grande.
- Llego al sitio donde encontré la sangre, lo deje marcado con una bolsa de plástico por si me despistaba, el perro enseguida se pone como loco a tirar hacia abajo y da con el como a 50 mts. ¡!Desilusión total! No es el esperado, un trofeo de 6 puntas representativo, similar al de Avilo. Me quede tan desanimado que no le hice ni foto y de la misma me fui para casa.
¡ Me ha vuelto a ganar la partida ¡
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